El mercado laboral está experimentando una transformación profunda impulsada por la adopción masiva de tecnologías como la inteligencia artificial, la computación en la nube o la automatización. En este contexto, la Universidad Alfonso X el Sabio (UAX), junto a MIT Technology Review en español, ha publicado un nuevo informe que analiza el impacto de estas tecnologías en las profesiones del futuro y anticipa qué perfiles y competencias serán más demandados por las empresas.
El estudio, elaborado desde el Observatorio del Impacto de la Tecnología en las Profesiones, señala que la implantación de la inteligencia artificial está generando una nueva generación de profesionales, desde entrenadores y auditores de IA hasta especialistas en algoritmos y directores de implementación tecnológica. A estos se suman perfiles ya consolidados pero en crecimiento, como los científicos de datos o los expertos en ciberseguridad, claves para garantizar la fiabilidad y el funcionamiento seguro de los sistemas digitales en entornos empresariales complejos.
No obstante, la transformación no se limita a las profesiones puramente técnicas. El informe también destaca la aparición de nuevos roles en sectores tradicionales como el derecho, la salud o la energía. Así, surgen figuras como los juristas especializados en tecnología, los investigadores en energías renovables o los ingenieros en robótica sanitaria, que permitirán aplicar la innovación desde una mirada transversal. En este mismo sentido, se incorporan perfiles como lingüistas expertos en procesamiento del lenguaje natural y eticistas tecnológicos, encargados de garantizar que la adopción digital se produzca con una visión humanista y responsable.
Las nuevas generaciones deberán combinar conocimientos digitales con capacidades personales para desenvolverse en un entorno laboral cambiante
Según el análisis, la disrupción tecnológica no solo redefine los empleos, sino también las competencias necesarias para acceder a ellos. Desde habilidades técnicas como la programación a nivel usuario o el diseño de prompts, hasta soft skills como el pensamiento crítico, la curiosidad, la inteligencia emocional o la adaptabilidad, el informe remarca que las nuevas generaciones deberán combinar conocimientos digitales con capacidades personales para desenvolverse en un entorno laboral cambiante.
Las empresas, por su parte, están respondiendo a este reto con estrategias centradas en la formación continua. La apuesta por el upskilling y reskilling de sus plantillas convive con la búsqueda de talento nuevo, más familiarizado con estas tecnologías emergentes. En este sentido, metodologías como el learning by doing se están consolidando como una vía eficaz para alinear la capacitación del talento con los desafíos reales del negocio.
El informe también pone el foco en la necesaria colaboración entre universidades y empresas para ajustar los planes de estudio a las demandas actuales. Esta relación, según señala el texto, debe servir para reducir las brechas entre lo que se enseña y lo que el entorno laboral realmente necesita. Sin embargo, uno de los retos aún por resolver es la asimetría tecnológica entre docentes y estudiantes: mientras el 75% del alumnado universitario ya utiliza inteligencia artificial en su día a día, solo un 36% del profesorado ha incorporado esta herramienta a su actividad académica.
Lejos de tratarse de un fenómeno pasajero, el estudio subraya que el avance tecnológico es estructural y continuará redefiniendo tanto las funciones laborales como las formas de trabajar. La tecnología seguirá generando nuevas oportunidades, pero será clave que empresas e instituciones educativas trabajen de forma coordinada para que esa innovación sea inclusiva, sostenible y centrada en las personas.
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