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Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
martes 17 de enero de 2023, 16:35h

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Nos han asegurado una y mil veces que Colman Deegan no fue nombrado CEO de Vodafone España para aplicar su experiencia en ventas y fusiones a la operación que estuvo a punto de firmarse en 2021 y que se truncó al triunfar el acuerdo Orange-MásMóvil, hoy pendiente de aprobación en Bruselas. Es más, siempre nos han explicado que ese fallido acuerdo se manejó íntegramente desde ‘Grupo’, o lo que es lo mismo, desde la dirección global de la empresa en Londres y de nada nos sirve dudar o especular. El hecho cierto es que no se cerró, que Vodafone quedó empresarialmente ‘aturdida’ y que quien era ‘nuevo CEO’ nacional, hace unos días ha renunciado a su puesto.

Poco hemos sabido de Colman: que es encantador en el trato, que sólo se ha reunido con los periodistas dos veces en dos años largos -una para saludar y explicar que no habría fusión o venta y otro para felicitar la Navidad de 2022-; que todo el mundo lo considera experto en fusiones y adquisiciones, pero que ejerció como tal entre 2007 y 2011 y después fue responsable financiero de la compañía en India y en Italia para pasar a ser CEO en Turquía, desde donde voló a España. Tampoco ha permanecido largos periodos de tiempo en sus diferentes puestos: dos años y unos meses en Italia, India o España y cuatro años en Turquía y en su puesto como responsable de M&A al que antes hicimos referencia. Eso en el ritmo empresarial que vivimos parece ser bueno por la experiencia que te otorga, pero malo para entidades que requieren de planificación a largo plazo.

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Bueno y malo

A pesar de que Marbella parece ser uno de sus lugares favoritos del ‘mundo mundial’, no habla español y eso, que en cualquier parte del mundo es normal porque el inglés es el idioma universal de los negocios, en España no se acaba de encajar; el no dominar la lengua de Cervantes, tan llena de matices, plena de ironía y giros, orgullosa de su doble y enfática negación, su pasiva y sus conjugaciones, con casi 500 millones de hispanohablantes en el mundo, aquí no se lleva bien y distancia a cualquiera de su entorno social y laboral.

¿El por qué? Pues porque somos de chascarrillo, de ‘ñs’ y de jabugo… tenemos también lo de la Armada invencible no vencida, lo de dar patente de Corso a los piratas para que robaran los bienes nacionales, lo de la pobre Catalina (la de Aragón, no la bella Gales), lo de ayudar a los indígenas en los procesos de independencia, lo de Gibraltar, el eslogan de las Malvinas, Magaluf, los vertidos y el fútbol… y no, el común de los españolitos entiende que si yo voy a tu casa me esfuerzo, pero que, si tú estás en la mía, el que debe esforzarse eres tú. Y eso parecen haberlo comprendido todos los altos ejecutivos de las telecos que han trabajado en la península menos en Vodafone, ya que tres de cinco de sus máximos dirigentes (John de Wit, Shameel Joosub y Colman Deegan), requerían traducción.

Tal vez por eso, tal vez porque Deegan tomó posesión durante la pandemia, porque le tocó afrontar un ERE de 407 trabajadores, porque muchos -puede que la mayoría- de los ejecutivos que tenían experiencia, un conocimiento profundo de la empresa y del mercado nacional fueron saliendo paulatinamente de la empresa, porque empezó una guerra absurda que nos ha arrastrado a todos, porque la geopolítica internacional ha puesto en dificultades a algunos de sus proveedores esenciales, porque la situación regulatoria, gubernamental y económica en España no es fácil de gestionar para ningún gran empresario… el caso es que han debido de ser muchas las ocasiones en que, suponemos, que su franca sonrisa se ha debido de tornar en gesto tenso y eso desgasta.

"Manteniendo la rentabilidad, Deegan ha promovido una profunda transformación del negocio centrada en la búsqueda de la eficiencia, la simplificación de los procesos, la mejora de la experiencia del cliente"

Lógicamente, lleva mucho haber en su mochila; la empresa así lo expresó en el comunicado de su retirada: “Deegan ha realizado una contribución significativa, liderando la compañía durante el final de la pandemia en un momento crítico del mercado español de telecomunicaciones. Manteniendo la rentabilidad, ha promovido una profunda transformación del negocio centrada en la búsqueda de la eficiencia, la simplificación de los procesos, la mejora de la experiencia del cliente, así como el impulso de una nueva estrategia comercial y la entrada en nuevos negocios. Asimismo, ha fortalecido las relaciones con la administración con el propósito de crear las condiciones para la mejora de la competitividad, rentabilidad e inversión en el sector. Durante este período, Colman Deegan ha asentado las bases estructurales y operativas para la mejora de la competitividad, anticipando las decisiones estratégicas necesarias para capturar las oportunidades de crecimiento en un escenario de mercado en proceso de cambio”.

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Así son las cosas

Personalmente, y sin que pretenda ser un análisis profundo, creo que la entidad sacó muy poca ventaja de la que era su gran baza en estos últimos años: llegar el primero a 5G y tener frecuencias contiguas en 3,5 GHz que le permitían alzarse en el podio del futuro mientras sus adversarios se enrocaban en el debate del ‘stand alone or non stand alone’, hasta que se sumaron a DSS y se les olvidaron sus exigencias. Tampoco eso lo aprovechó.

Ni la operación Orange/MásMóvil ni en su día la de ONO -por los flecos de la negociación- salieron bien para Vodafone y eso debería merecer una reflexión al otro lado del Canal. Es cierto que la red fija adquirida a ONO le dio la opción de competir con la entonces plenipotenciaria Telefónica y la de ofrecer servicios de televisión con la mejor parrilla de todas las existentes (opinión que, lógicamente, no comparten los ‘fan Boys’ del balonpié), lo que no sólo le ha reportado una fuente de ingresos sino una gestión positiva de la cartera de clientes (durante el periodo ejecutivo de Colman se ha mantenido estable en 1,5 M de clientes y los convergentes han pasado de 2,3 a 2,2 M). Pero ahora esa red quema y está expuesta a una lógica enajenación. La cuenta fácil de “ONO costó 7.200 M de euros y ahora se va a saldar”, nos es justa. La operación era imperativa entonces y cabría realizar un estudio en términos de amortización. Igual nos sorprende.

Por lo que respecta a 5G, avanza aunque no tanto como parte de los involucrados en este proceso quisieran (baste ver la última subasta de ondas milimétricas, el fiasco de la inversión pública en torres o la no cobertura rural, ni metropolitana después de cuatro años de haberse encendido la red). Los operadores están abocados a trabajar de forma colaborativa y no competitiva como fuera hasta hace poco y a apostar definitivamente por Open RAN, aunque el tema está técnicamente complicado. Una cosa es ganar clientes y otra pagar despliegue sin retorno; ¡ninguno está por la labor de hacer bravuconadas en un ambiente total de incertidumbre!

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Tras los pasos de Nick Read

Nick Read ex CEO de vodafone


Nick Read fue director ejecutivo del Grupo Vodafone desde el 1 de octubre de 2018. Anteriormente fue el director financiero del grupo desde 2014. Read tiene una amplia experiencia en la industria de telecomunicaciones, ya que ha trabajado en Cable & Wireless, Orange y Vodafone a lo largo de los últimos 20 años.

La salida de Colman tiene lugar pocos días después de la despedida de Nick Read, consejero delegado de Vodafone y sin que un nuevo CEO global tome posesión del cargo. Además, España parece que, al menos hasta que la nueva cabeza ordenante de la compañía diga lo contrario, se integra en un núcleo organizativo al que denominan ‘el cluster’ en el que se encuentran Portugal, Albania, Irlanda, Rumanía, Grecia y República Checa. Es decir, se impone un jefe intermedio entra el local y el británico, el cual gestiona siete países y que en este momento se llama Serpil Timuray.

¿Eso es bueno o malo? Lo que a primera vista parece un descenso a segunda división, después de haber tenido tanta relevancia dentro del grupo, puede tener sus ventajas, no en vano dice uno de nuestros viejos refranes que más vale ser cabeza de ratón que cola de león, y el peso de España en ese cluster, parece evidente que va a ser determinante; sin embargo, a primera vista no gusta; y eso que depender directamente del jefe, en cualquier compañía supone una presión infinitamente mayor. De siempre ser el segundón permite una vida más relajada.

Y mientras que un nuevo ejecutivo ocupa el trono rojo de hercios y asigna a sus lugartenientes, Colman Deegan permanecerá como CEO hasta final del año fiscal (1 de abril) reportando y ayudando a Margherita Della Valle, directora ejecutiva interina del Grupo, quien ha heredado una empresa afectada directamente por el coste de la energía y la inflación y en proceso de un ajuste de más de 1.100 millones de dólares que arrastrará una cantidad considerable de empleos (la mayoría de ellos en el Reino Unido).

¡Sólo podemos desearles buena suerte y buen hacer!

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