Durante una ola de calor, los móviles pueden mostrar varias señales de advertencia. Si el dispositivo está muy caliente al tacto, es que está intentando regular su temperatura interna. Las aplicaciones pueden empezar a fallar o ir más lentas, ya que el teléfono reduce el rendimiento para evitar daños. En algunos modelos, la pantalla puede atenuarse de forma automática para reducir la emisión de calor. También es habitual que la carga se ralentice o se detenga, ya que muchos dispositivos están diseñados para pausar la carga cuando la temperatura es demasiado alta. La señal más clara es una alerta de temperatura en pantalla que recomienda dejar enfriar el móvil antes de seguir utilizándolo.
Para evitar llegar a este punto, los expertos aconsejan cargar el dispositivo en lugares frescos y a la sombra, evitando la luz solar directa y desconectándolo una vez que la batería esté completa, ya que la sobrecarga genera calor adicional. Otra medida es activar el modo de ahorro de batería o bajo consumo, que reduce el esfuerzo del procesador y mantiene baja la temperatura interna.
También es recomendable limitar el uso de aplicaciones de alta intensidad, como juegos online, streaming o navegación GPS, que exigen un trabajo extra de la CPU. Mantener el móvil alejado del sol es clave, así como no dejarlo nunca dentro de un coche aparcado, donde la temperatura interior puede superar los 55°C. En zonas con poca cobertura, activar el modo avión puede ayudar, ya que buscar señal exige un esfuerzo adicional del procesador.
Si el móvil ya se está sobrecalentando, lo más eficaz es retirar la funda para que el calor se disipe más rápido y colocarlo cerca de un ventilador, pero nunca en un frigorífico o congelador, ya que el enfriamiento repentino provoca condensación interna que puede dañar los componentes. En algunos casos, apagar el dispositivo y dejarlo reposar es suficiente para que recupere su temperatura normal en 5 o 10 minutos.