OpenAI ha dado un giro decisivo en su estructura organizativa al transformarse en una corporación de beneficio público (PBC, por sus siglas en inglés), un cambio que marca una nueva etapa en su evolución como una de las empresas más influyentes en el desarrollo de inteligencia artificial a nivel global.
La reorganización, aprobada por la fiscal general de Delaware, Kathy Jennings, pone fin a más de un año de negociaciones sobre el modelo de gobernanza y el equilibrio entre sus intereses de investigación sin ánimo de lucro y los de los inversores privados.
La nueva estructura permitirá a OpenAI obtener beneficios económicos de su tecnología sin abandonar su misión fundacional, centrada en el desarrollo responsable de la inteligencia artificial y en el acceso equitativo a sus avances. Este modelo híbrido, que combina una base sin ánimo de lucro con una entidad de beneficio público, busca ofrecer mayor transparencia y asegurar que las decisiones estratégicas prioricen el impacto social junto con el crecimiento financiero.
La aprobación oficial de Delaware elimina las incertidumbres legales que habían retrasado la reorganización y despeja el camino para que la compañía afiance su posición en el competitivo mercado de la IA generativa. Con esta decisión, OpenAI reafirma su intención de mantener una gobernanza independiente de sus socios comerciales, al tiempo que fortalece su capacidad para atraer nuevas inversiones y ampliar el desarrollo de sus modelos más avanzados.
Microsoft, nuevo accionista mayoritario con un 27%
En paralelo a la reestructuración, OpenAI ha firmado un nuevo acuerdo estratégico con Microsoft, su socio tecnológico más importante desde 2019. Según el pacto anunciado, el gigante del software pasará a tener una participación del 27% en OpenAI Group PBC, valorada en unos 135.000 millones de dólares, lo que le otorga un papel determinante en el futuro de la empresa.
El acuerdo amplía los derechos de propiedad intelectual de Microsoft sobre los modelos de OpenAI hasta 2032
El acuerdo, que redefine la relación entre ambas compañías, amplía los derechos de propiedad intelectual de Microsoft sobre los modelos de OpenAI hasta 2032, incluyendo los futuros desarrollos posteriores a la inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés).
No obstante, introduce una cláusula clave: la declaración oficial de haber alcanzado la AGI deberá ser verificada por un panel independiente de expertos, una medida destinada a garantizar la transparencia y la seguridad en el uso de estas tecnologías.
Entre las novedades, Microsoft mantiene la exclusividad en el uso de las API y modelos de frontera de OpenAI en su infraestructura en la nube Azure, aunque ya no tendrá derecho de primera negativa sobre los futuros contratos de cómputo. En compensación, OpenAI se ha comprometido a invertir 250.000 millones de dólares adicionales en servicios Azure, reforzando así la colaboración entre ambas compañías.
El acuerdo también concede a OpenAI una mayor autonomía para desarrollar productos y alianzas con terceros
El acuerdo también concede a OpenAI una mayor autonomía para desarrollar productos y alianzas con terceros, aunque las soluciones basadas en API seguirán siendo exclusivas de Azure. Los productos no relacionados con API podrán desplegarse en otros proveedores de nube, lo que amplía el margen de maniobra de la empresa frente a su hasta ahora socio exclusivo.
Asimismo, OpenAI podrá ofrecer acceso a su API a clientes del gobierno de Estados Unidos vinculados a la seguridad nacional, sin restricciones de proveedor, y tendrá la posibilidad de liberar modelos de código abierto con pesos accesibles, siempre que cumplan con los criterios de seguridad y capacidad establecidos.
Con esta flexibilidad, OpenAI busca diversificar sus líneas de negocio y reducir su dependencia operativa de Microsoft, a la vez que mantiene la estabilidad económica que aporta su socio tecnológico.