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Los ciberdelincuentes recargan fuerzas y 2026 apunta a un salto en ataques más rápidos y autónomos
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Los ciberdelincuentes recargan fuerzas y 2026 apunta a un salto en ataques más rápidos y autónomos

Por Federica Estrella
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Infozonamovilidades/4/4/18
domingo 23 de noviembre de 2025, 12:00h

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El ecosistema de ciberseguridad se prepara para una transformación profunda en 2026. Las empresas españolas, inmersas en la transposición de NIS2 y la entrada en vigor de marcos como DORA, eIDAS2 y las políticas del ENS, se enfrentan a un escenario donde las amenazas evolucionan a un ritmo sin precedentes. A esto se suma la irrupción de la inteligencia artificial, la falta de talento especializado y la necesidad de alinear tecnología, cumplimiento y negocio bajo un mismo modelo de gobierno.

Según las previsiones del sector, el mercado español de ciberseguridad superará los 5.000 millones de euros en 2026, impulsado por la demanda creciente de servicios gestionados, la automatización basada en IA y la presión regulatoria. A escala global, el gasto alcanzará los 213.000 millones de dólares, un 14% más que en 2025, consolidando la ciberseguridad como una prioridad estratégica para cualquier organización.

En este contexto, Factum ha identificado varias tendencias que marcarán el rumbo de la ciberseguridad el próximo año. La primera señala un cambio de paradigma: las compañías deberán pasar de una seguridad puramente técnica a un gobierno integral del riesgo, donde los modelos de gobernanza, riesgo y cumplimiento conecten directamente con la dirección. Como ha explicado David López, director de operaciones, “el gran salto en 2026 será pasar de apagar incendios a anticipar riesgos”.

Por otra parte, la escasez de profesionales impulsará la adopción de modelos Cybersecurity as a Service, donde la defensa completa se externaliza bajo servicios que integran detección, respuesta, gobierno, formación y vigilancia continua. Este modelo crecerá especialmente en organizaciones que necesitan reforzar su seguridad sin aumentar estructura interna, aunque deberán garantizar la soberanía y visibilidad del dato.

La automatización será otro vector clave. La IA defensiva pasará de ser una herramienta de apoyo a convertirse en la protagonista de los centros de operaciones. La detección en tiempo real, la respuesta automatizada y la predicción de amenazas permitirán adelantarse a ataques impulsados por IA ofensiva, que ya están empezando a desplegarse en campañas más avanzadas.

En los sectores industriales, sanitarios y logísticos, la convergencia entre IT y OT seguirá aumentando la exposición. La digitalización de procesos ha difuminado las fronteras entre ambos mundos y ha multiplicado los riesgos en sistemas de control y dispositivos IoT. Ante ello, crecerá la integración del análisis de amenazas OT dentro de los SOC unificados y el uso de arquitecturas Zero Trust para segmentar operaciones críticas.

La resiliencia operativa será otro de los pilares. El ransomware continuará siendo la amenaza más frecuente, pero el foco estratégico se desplazará hacia la continuidad del negocio, con planes de respuesta más maduros y protocolos de comunicación de crisis diseñados para minimizar el impacto real de un ataque.

A este panorama se suma la consolidación del trabajo híbrido. La identidad digital se convierte en el nuevo perímetro empresarial. Tecnologías como la autenticación adaptativa, la gestión de accesos privilegiados y el control de dispositivos personales determinarán el equilibrio entre seguridad y productividad. Las empresas deberán garantizar una experiencia de usuario fluida sin comprometer la protección.

El factor humano seguirá siendo uno de los vectores de riesgo más relevantes. Las organizaciones darán prioridad a programas de formación continua, simulaciones periódicas y métricas reales de madurez. La concienciación dejará de ser un curso puntual para integrarse en la operativa diaria.

Finalmente, las nuevas normativas exigirán una mayor transparencia. CIO y CISO deberán reportar incidentes, métricas de riesgo y niveles de madurez directamente al consejo de administración, apoyándose en paneles de control en tiempo real que traduzcan información técnica en impacto de negocio.

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