martes 14 de julio de 2015, 09:54h
La sociedad actual se encuentra en una época en la que los dispositivos móviles se interponen como los principales personajes de un mundo tecnológico. Por su parte, ordenadores y equipos fijos han sido completamente desbancados por los usuarios a la hora de realizar cualquier compra o incluso, inversión de manera online. Así lo afirman los más de 19 millones de españoles que hacen uso de este tipo de servicio, alcanzando el 15% de internautas que prefieren las plataformas móviles. Del mismo modo, la supervisión de cuentas corrientas a través de estos dispositivos es cada vez mayor, lo cuál atrae a la temida industria cibercriminal.
El malware financiero que crece a pasos agigantados
Diseñados para robar dinero dentro del ámbito económico a través de suscripciones premium, chantajes vía ransomware o consecución de datos en transferencias bancarias, casi medio millón de nuevos programas maliciosos para Android fueron descubiertos en los primeros tres meses de 2015.
Los dispositivos móviles Android, en su mayoría, se están convirtiendo en el plato estrella de los malwares maliciosos en plataformas financieras o bancarias, según Christian Geschkat, responsable de las soluciones para dispositivos móviles de G DATA.
Incremento de las amenazas en Android
Los profesionales de G DATA han identificado un 21% más de malwares que el primer trimestre de 2014, ya que hoy en día, la mitad de amenazas de la red se corresponden con troyanos bancarios, financieros o SMS.
Según esta medida, la cantidad de amenazas seguirá incrementándose considerablemente a lo largo de este año, sobre todo en los dispositivos Android, ya que son los que más crecen a día de hoy, constituyéndose como el sistema operativo predominante del mercado.
No solo en móviles, si no en cualquier tipo de dispositivo inteligente (smart) se puede encontrar una brecha de seguridad. Muchos de ellos son manejados a través de móviles y tablets que pueden funcionar como vectores de infección, produciéndose un dilema de seguridad que llegue a afectar a todos los dispositivos conectados que conformen el “Internet de las Cosas” (IoT).
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