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Yoigo, tres años después

miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Su mundo es de nubes y gominolas; joven, desenfadado. Su equipo es auténtico, su jefe descorbatado. Los pasillos están adornados con muñecotes y todos, directivos y carteles aseguran que en Yoigo todo es verdad. Verdad, verdadera.

Con motivo de la celebración de su tercer aniversario, y entre otros actos, Yoigo abrió las puertas de sus oficinas centrales en el Arroyo de la Vega (Alcobendas, Madrid) donde no sólo su jefa de prensa, Masha Lloyd, sino sus jefes técnicos, las cabezas visibles de sus departamentos y su presidente, Johan Andsjö, acompañaron a los periodistas en un inusual ‘tour’ durante el cual mostraron hasta los últimos rincones de la compañía. ¿El mensaje? Pues, tal vez, que Yoigo es una empresa transparente, abierta, donde todo el mundo es bien venido y donde hay poco que ocultar.

Miranda atrás
Lejos, muy lejos, quedó el sorteo de las licencias de telefonía de tercera generación, la desesperación de Xfera (ganadora de la cuarta licencia junto a Telefónica, Airtel y Amena) por la falta de tecnología, la venta mayoritaria de la empresa -participada por  ACS,FCC y Telvent- al operador nórdico Telia Sonera (76,6 % del capital) y la puesta en marcha de una compañía que cambió de nombre: ‘Yoigo’; de espíritu: “en Yoigo creemos que todos somos iguales y nos merecemos la mejor relación calidad/precio”; de imagen: “verdad, verdadera” y de forma de facturar: “nos gusta que las cosas sean fáciles y que, por fin, se entiendan las facturas del móvil. En Yoigo creemos que menos es más”.  
Así, el 10 de octubre de 2006 se produjo la primera llamada a través de la red propia de una empresa ‘sufridora’ que amplió fronteras y tecnología con acuerdos que, hoy, le permiten dar cobertura nacional.
En los días, semanas y meses siguientes, se presentaron al mundo en una fiesta de nivel ministerial; implantaron su red, cambiaron la tarificación a segundos sin aumentar el precio, alcanzaron los 100.000 usuarios y abrieron su sala de música.
En su segundo año de vida, mostraron su preocupación por la infancia y firmaron el ‘Acuerdo para el Código de Conducta del teléfono para menores’, inauguraron la primera tienda en Madrid, se sumaron al mundo de Internet en movilidad y sacaron su popular tarifa ‘a 8’.
Con la madurez, alcanzaron el millón de ‘yoiggers’, lanzaron Internet prepago, continuaron su lucha de protección a los menores y pidieron de forma implícita y explícita el refarming de la frecuencia de 900 MHz de la que esperan se les conceda una parte (un conflicto cuyo final se desvelará en breve).

Al Cesar…
Y si hay algo injusto con respecto a Yoigo es el extraño hábito de propios y extraños de tratarlos como si fueran un operador móvil virtual y no una compañía propietaria de frecuencia e infraestructuras, con derechos y deberes, con cuentas y control, con competencia y regulador.  Tanto es así, que algún ponente no exactamente ‘bien visto’ en el sector, invitado a la mencionada cita con la prensa, tuvo a bien utilizar el foro para, literalmente, insultar a Telefónica y, de paso, a sus anfitriones, a quienes trató de compañía menor y los encuadró entre los operadores alternativos.
Pero Yoigo, cuyo destino se ha clarificado con el impulso que le ha proporcionado la crisis (por la búsqueda de precios más bajos), por sus iniciativas llenas de imaginación y por la confirmación el pasado mes de septiembre por parte de Telia Sonera de que seguirían operando en España, tiene un presente y un futuro. Un presente que se traduce en 1.300 clientes, más de 700 tiendas, un altísimo reconocimiento de marca y 3.000 antenas propias. Un futuro inmediato cuya hoja de ruta incluye indicadores como: simplicidad y transparencia para incentivar el consumo, precios más bajos, Internet de alta velocidad, ventas online, libertad y rapidez en la portabilidad, mejor atención al cliente, y nuevas experiencias en los teléfonos.

En busca del terminal adecuado
Pero, ¿qué significa nuevas experiencias en los teléfonos? Pues, en realidad, que María García-Murillo, directora de terminales de la joven compañía telefónica, trabaja sin descanso para buscar móviles para sus clientes con las mejores prestaciones y a los mejores precios.
Así, en estos meses Yoigo ha vinculado su nombre a fabricantes como el ZTE o Huawei; además de a marcas tradicionales entre las que no faltan modelos 2G, 3G y 3G+ de Nokia, Samsung, Sony Ericsson o LG. Entre sus ofertas especiales, ‘Internet para llevar’ con firmas como Toshiba.

Por los pasillos
Y si hay curiosidad por saber qué esconde Yoigo dentro de sus paredes, pues contar que sus famosos slogans están por todas partes: en la puerta de entrada, en las cristaleras de los despachos y las salas, en las paredes de los diferentes departamentos…
Su ‘sala de máquinas’ es enorme y tiene muchísimo espacio libre porque, a pesar de no dejar de crecer, los armarios informáticos son cada vez menores por la potencia que tienen actualmente los servidores. Descubrimos, también, que la gestión de la red corre a cargo de Ericsson.
Del mismo modo, supimos que el servicio de atención al cliente también está subcontratado y que se sitúa físicamente en el edificio de al lado. Del trabajo se encarga Emergia, cuyos 90 empleados atienden y procuran dar respuesta a llamadas, mensajes y correos (en el último año 3,5 millones de gestiones).
Lo más sorprendente… la sala de monitorización. Desde allí, parece que todo está bajo control y que una incidencia, en Yoigo, es imposible.
Después, sonrisas, ‘buen rollo’, mini hamburguesas, nubes y gominolas.

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