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Por Alfonso de Castañeda
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martes 19 de febrero de 2019, 09:00h

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Según Tricentis, firma austriaca especializada en prueba de software, los errores de los sistemas provocaron unas pérdidas a la economía de 1,7 billones de dólares en el año 2017.

Las importantes pérdidas que provocan los fallos de software afectan a todo tipo de compañías y servicios, aviones, coches, edificios, electrodomésticos, semáforos, relojes, ordenadores, etc. “Todos tienen partes controladas por procesadores y millones de líneas de código escritas por detrás”, destacan desde Paradigma. Por poner en situación, “en un coche puede haber hasta unos 70 procesadores controlando individualmente tareas como los frenos ABS, airbags, control de crucero o el suministro de combustible, y esto se dispararán a medida que avancen los coches autónomos y conectados.

"La calidad de nuestro software no la aseguramos haciendo una o mil pruebas al final del desarrollo, sino que la calidad se trabaja desde el minuto uno y durante todas las fases del proyecto"

En este sentido, la firma española especializada en transformación digital, Paradigma, apunta a que son muchos los proyectos y clientes en los que se recortan tiempos y calidad en sus distintos procesos por falta de tiempo, y esto puede provocar grandes fallos de software por no haber probado la calidad y usabilidad del desarrollo.

Casos como la maquina de radiación terapéutica Therac-25, que suministró dosis de rayos X indebidas; la inexistencia de un punto en una línea de código que hizo que el dominio “.se” de Suecia desapareciese; el fallo de una actualización de T-Mobile y Micorosft por el que un millón de usuarios del teléfono Sidekick perdieron sus agendas de contactos, notas, calendarios y fotos, son sólo algunos episodios de la historia digital que se podrían haber solucionado con una mayor inversión en tiempos y pruebas.

“Los efectos de no valorar la calidad de software pueden ser desastrosos”, advierte Rafael Márquez, QA Engineer en Paradigma Digital. “Por eso, la calidad de nuestro software no la aseguramos haciendo una o mil pruebas al final del desarrollo, sino que la calidad se trabaja desde el minuto uno y durante todas las fases del proyecto”, destaca Márquez.

Ante esta realidad, sorprenden cifras como las que aporta Tricentis, que apunta a que en 2017 los errores de software provocaron 1,7 billones de dólares en pérdidas a la economía.

Seis consejos para evitar fallos de software

En este sentido, la compañía española destaca seis puntos por las que los errores en la calidad del software acaban afectando tanto a la reputación de la marca como a las cuentas financieras de la empresa.

En primer lugar, definir los requisitos. Este primer punto es el más importante. Paradigma apunta a que “frecuentemente” se cae en tener definiciones generales que van tomando forma durante el desarrollo, lo que lleva a equívocos y terminan en fallos tanto a nivel de código, como a nivel funcional. Para evitar esto, hay técnicas como BDD que se basa en definir la aplicación mediante ejemplos y de cómo debería comportarse, haciendo que todo el mundo lo entienda.

Automatizar las pruebas es otra de los consejos. En las pruebas manuales es habitual centrarse en probar los nuevos cambios, ya que es muy complicado probar toda una aplicación con cada uno de ellos, lo que “suele provocar graves errores” ya que un simple cambio puede afectar a muchas partes del código. En este sentido es importante apostar por una buena cobertura de pruebas automatizadas que garanticen que el nuevo desarrollo y los anteriores funcionen a la perfección.

Es recomendable tener automatizado el mayor número de flujos posibles, para ganar tiempo y evitar pasos manuales que pueden provocar errores

En esta línea, es recomendable tener automatizado el mayor número de flujos posibles, para ganar tiempo y evitar pasos manuales que pueden provocar errores.

El cuarto consejo de la compañía española se refiere a la calidad del código. Se suele decir que existen dos tipos de código, el que funciona y el que no, pero Paradigma señala que “esto no es cierto. Existe el bueno y el malo”. El código, destacan, no sólo tiene que funcionar correctamente, sino que tiene que tener calidad que evite futuros bugs, por lo que hay que trabajar en puntos como el código duplicado, el nivel y calidad de comentarios, la complejidad ciclomática o estándares de codificación, entre otros.

El quinto punto es quizá el más complejo, respetar los tiempos. Y finalmente, el sexto, y generalmente el más difícil, concienciar a todos los departamentos, ya que “la realidad es que la calidad es responsabilidad de todos y cada uno de los miembros del equipo”.

Asimismo, es importante apostar por procesos intensivos de revisión y apostar por soluciones de inteligencia artificial ayuden a analizar y escribir los códigos.

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