Israel, un país relativamente pequeño, ha tenido una influencia desproporcionada en la industria global de chips, ya que se trata de una importante fuente de talento en ingeniería, un centro para fabricantes internacionales de chips y un terreno fértil para startups de semiconductores que las grandes empresas suelen querer adquirir.
La industria de semiconductores en Israel
Entre ellas, Intel, uno de los gigantes de la industria de chips, ha estado presente en Israel durante casi 50 años y mantiene una red de instalaciones de diseño y producción en todo el país. A su vez, Nvidia, el mayor fabricante de chips utilizados en sistemas de inteligencia artificial, también tiene una fuerte presencia en Israel. Lo mismo ocurre con Apple, que diseña algunos de sus propios chips en el país, bajo la dirección de un israelí llamado Johny Srouji. Amazon y Microsoft tienen importantes centros de diseño de chips en Israel.
La guerra entre Israel y Hamás amenaza así con complicar aún más la cadena de suministro de chips
Israel es uno de los pocos lugares fuera de Asia Oriental donde se realiza la producción avanzada de chips. La guerra entre Israel y Hamás amenaza así con complicar aún más la cadena de suministro de chips en un momento en que la demanda de semiconductores está en auge y la disponibilidad es escasa.
El papel de Intel en Israel es emblemático. La compañía estableció su primer centro en Haifa, Israel, en 1974, apenas seis años después de su fundación. Este centro se convertiría en un esencial centro de investigación y diseño, contribuyendo al dominio de la compañía en la industria de chips durante décadas.
En 2003, cuando las laptops estaban en auge, Intel introdujo una nueva línea de procesadores eficientes en energía equipados con WiFi, basados en diseños propuestos por ingenieros en Haifa. El equipo le dio el nombre en clave "Banias", en referencia a una fuente cerca de los Altos del Golán que Israel tomó de Siria en el conflicto de 1967. Más tarde, el producto se conocería como Centrino y Pentium M.
La elección de Haifa se debió a su proximidad al Technion, el Instituto de Tecnología de Israel, que ha producido a muchos de los principales ingenieros y científicos de la región, incluyendo a Johny Srouji, cuyo trabajo finalmente reemplazó a los chips de Intel en las computadoras de Apple.
Hoy, Intel emplea a unas 12.800 personas en cinco ubicaciones importantes en Israel, según la compañía. Su trabajo incluye el desarrollo de tecnología de inteligencia artificial y sistemas de conducción autónoma. Haifa sigue siendo responsable de parte de lo que se incorpora a los procesadores de la compañía, que mantienen una cuota dominante en los mercados de PC y servidores.
Además de Haifa, la otra ubicación principal es una planta de producción de chips en Kiryat Gat, que se encuentra al suroeste de Jerusalén y a unos 30 minutos en coche de la frontera de Gaza, que soporta la mayor parte de la violencia durante este conflicto. La ciudad portuaria de Haifa está a unos 40 minutos en coche de la frontera con Líbano, donde las Fuerzas de Defensa de Israel y Hezbollah han estado intercambiando ataques en los últimos días.
El conflicto ya ha tenido un impacto aterrador. Uno de los ingenieros secuestrados por combatientes de Hamas es Avinatan Or, un empleado de Nvidia. Videos publicados en las redes muestran a Or y a su novia, Noa Argamani, siendo secuestrados a la fuerza en un festival de música que fue atacado durante el fin de semana. Nvidia, que canceló una conferencia de inteligencia artificial programada para el 15 de octubre en Tel Aviv, confirmó el secuestro.
Empleados a filas
Muchas empresas también han informado que sus empleados están siendo llamados masivamente para el servicio militar de reserva, lo que resultará en interrupciones en el lugar de trabajo. Intel no ha querido comentar al respecto, pero sí ha señalado que “estamos monitoreando de cerca la situación en Israel y tomando medidas para proteger y apoyar a nuestros trabajadores".
El conflicto en curso en Oriente Medio no solo amenaza la vida y la estabilidad en la región, sino que también plantea un riesgo adicional para una industria de chips ya bajo presión debido a la alta demanda y la escasez de componentes clave.
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