Para ello, el evento contaba con: Elena Ceballos, directora de marketing y comunicación de Dolby para el sur de Europa; Guillermo Galguera, más conocido como el DJ Bravo Fisher; y Javier Gayoso, director general de Spotify para España y Portugal. Todo esto, amenizado y mediado por el blogger Jesús Terrés.
El debate comenzó con unas reflexiones sobre la evolución de la música y la tecnología a lo largo del tiempo. Para Gayoso, Spotify no podría haber nacido sin la nube para almacenar datos online que hoy todos disfrutamos, a pesar de tener la colaboración de las discográficas. España fue el séptimo país en recibir este servicio de música en streaming.
Para Guillermo, el tema es personal, pues antes no podía evitar ir a un local de ensayo cada semana una y otra vez, y hoy en día se trata de intentar ir al menos una vez cada cierto tiempo, debido a unos ordenadores que permiten componer toda la música (con sonidos de todos los instrumentos incluidos) desde nuestra propia casa. El factor humano no se debe perder, pero ya no es necesario.
Elena, como representante de Dolby, se remonta a los lejanos cassetes de los años 60, y como Dolby se encargó de mejorar su sonido. Para ella, no hay música sin ideas. Estas nacen de la mente humana, y sin ideas, la tecnología es inútil.
La música sonaba mejor en el pasado
Mientras, el blogger Terrés trataba de animar la velada con chistes malos y preguntas muy enrevesadas, para acabar reflexionando de cómo los hipervínculos, por ejemplo, nos lo hacen todo más fácil, pero quizá demasiado al no motivarnos a buscar el conocimiento por otras ramas. Una forma de decir que la evolución que vivimos no es toda de color de rosa.
Del vinilo pasamos al CD, más limpio pero con menos calidad de sonido. Lo mismo pasó con el MP3, y en pleno 2014, disfrutamos de una música quizá peor de lo que era la antigua, a pesar del peor cuidado o ruido de fondo que se suponían formatos como el vinilo. Apuntar aquí como Javier Gayoso aclara la calidad de la música en Spotify: 320 Kb por segundo, casi un CD. Si el servicio de streaming decidiese subir música con la mayor calidad posible, podría, pero no habría una fibra que lo soportase (una sola canción ocuparía gigas y gigas).
Elena Ceballos recuerda que este no es el único cambio de la distribución actual. Hoy en día, puedes olvidarte de comprar un álbum completo para solo adquirir la canción que más te guste. Spotify es parecido para Javier, una canción a un solo click, algo que abre la posibilidad de que muchas pequeñas bandas se den a conocer, pero que podría causar un overbooking de opciones terrible en la industria.
Guillermo lo sabe, bien. Ahora, todo grupo no consagrado intenta lanzar un nuevo disco cada 2 años, más o menos, para evitar que la gran cantidad de alternativas a su música les deje en el olvido.
Las redes sociales: otra parte del trabajo
También hubo espacio para las redes sociales. Necesarias para el feedback con los fans y la promoción de los artistas, aunque agobiante por momentos, según nos cuenta Guillermo, ya que twittear llega a ser parte de su trabajo. Para Elena también son necesarias y, más que nada, inevitables en los tiempos que corren aunque, según qué artista, seguir una cuenta puede ser una buena experiencia o una un escaparate de tonterías continuas.
El foro terminó con un turno de preguntas, en las que Guillermo jugó con el posible cambio del lanzamiento de CDs por parte de los artistas, al lanzamiento continuo de singles y canciones sueltas, evitando así que la gente escuche solo la canción de moda del álbum, y obvie las demás aunque también tengan mucho esfuerzo y cariño detrás.
En definitiva, del futuro se habló muy poco. El pasado tuvo un repaso muy interesante, y las reflexiones del presente estuvieron bien debatidas, pero casi no se ofreció nada nuevo, más allá del lanzamiento de singles en vez de CDs. Buenos invitados, un mediador muy graciosillo (pero con buena intención) pero, quizá, unos temas muy desviados de lo que se debía tratar: Qué nos depara el futuro.
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No(
