La inteligencia artificial generativa ha demostrado ser útil en tareas como redactar correos, resumir documentos o programar. Sin embargo, su integración en procesos de compra sigue siendo limitada.
Aunque los denominados agentes de IA ya pueden sugerir productos y servicios, su capacidad para ejecutar transacciones es aún incipiente. Visa, uno de los principales actores globales en sistemas de pago, busca cambiar eso integrando su red con plataformas de IA para que estas puedan efectuar compras directamente en nombre del usuario.
La compañía ha anunciado una colaboración con desarrolladores como Anthropic, OpenAI, Microsoft, Perplexity y Mistral, así como con firmas tecnológicas como IBM, Stripe y Samsung. La iniciativa permitirá conectar los agentes de IA a la red de pagos de Visa, permitiendo que, bajo parámetros definidos por el usuario, estos asistentes puedan no solo buscar productos o planificar viajes, sino también completar la transacción sin intervención humana directa.
"Creemos que esto puede ser transformador, a la altura del nacimiento del comercio electrónico", señala Jack Forestell, director de producto y estrategia de Visa. Según el ejecutivo, la empresa ha pasado los últimos seis meses trabajando junto a sus socios para resolver barreras técnicas que impiden que estos agentes operen de forma autónoma y segura en el ámbito comercial.
Del descubrimiento a la compra: el paso que falta
"Los agentes están haciendo un buen trabajo en la parte de descubrimiento, pero tienen serios problemas con los pagos"
Pese a los avances en IA conversacional, la mayoría de asistentes aún se detienen en la fase de recomendación. "Los agentes están haciendo un buen trabajo en la parte de descubrimiento, pero tienen serios problemas con los pagos", explica Forestell. De hecho, en muchos casos, el proceso vuelve al usuario con un simple “ahora cómpralo tú”.
Visa pretende ocupar ese vacío. La compañía propone una infraestructura que permita validar la identidad del agente, autorizar los pagos con garantías y proteger tanto a consumidores como a comercios ante posibles disputas. El sistema funcionaría mediante credenciales digitales, como ya ocurre en soluciones como Apple Pay, que convierten al dispositivo móvil en una extensión del medio de pago.
Autonomía, pero bajo control
El sistema no busca otorgar libertad absoluta a la IA. La intención es que los consumidores puedan definir límites de gasto y condiciones claras para cada tipo de operación. Al principio, se espera que los agentes consulten cada decisión con el usuario, aunque con el tiempo podrían ganar autonomía para actuar dentro de ciertos márgenes preestablecidos, como reservar un billete aéreo sin necesidad de aprobación inmediata.
Además, la colaboración con Visa permitirá a los desarrolladores acceder —con consentimiento expreso— al historial de transacciones del usuario. "Visa puede compartir flujos de historial de compras con nuestro sistema", apunta Dmitry Shevelenko, director de negocio de Perplexity. "Eso nos permite hacer recomendaciones mucho más ajustadas a los gustos y hábitos reales del consumidor", asegura.
Por ahora, la iniciativa se encuentra en fase piloto, pero Visa anticipa una expansión progresiva a lo largo del próximo año.