El euro digital es concebido como una forma digital de efectivo que serviría para todas las transacciones digitales en la zona del euro. Sería gratuito para su uso básico y estaría disponible con o sin conexión a Internet. Garantizaría un alto nivel de privacidad y permitiría a los usuarios liquidar pagos de manera inmediata en moneda de banco central. Su utilidad abarcaría desde transacciones entre particulares hasta pagos en puntos de venta, comercio electrónico y con las Administraciones Públicas.
La fase de preparación, que dará inicio el 1 de noviembre de 2023 y se espera que dure dos años, incluirá la finalización de las normas de funcionamiento del euro digital y la selección de proveedores que podrían desarrollar la plataforma e infraestructura necesarias para un euro digital. También abarcará pruebas y experimentación para desarrollar un euro digital que cumpla con los requisitos del Eurosistema y las necesidades de los usuarios.
Sin embargo, es importante destacar que el inicio de esta fase no implica la emisión del euro digital. El BCE no tomará una decisión sobre esto hasta que se haya completado el proceso legislativo de la Unión Europea, considerando posibles ajustes en el diseño del euro digital como resultado de las deliberaciones legislativas.
"El euro digital coexistiría con el dinero físico, que siempre estará disponible, sin dejar a nadie atrás”
“Tenemos que preparar nuestra moneda para el futuro”, asegura Christine Lagarde, presidenta del BCE. “Pensamos en el euro digital como en una forma digital de efectivo que pueda utilizarse gratuitamente para todos los pagos digitales y que cumpla los niveles de privacidad más estrictos. Coexistiría con el dinero físico, que siempre estará disponible, sin dejar a nadie atrás”, apunta Lagarde.
El BCE ha subrayado que la privacidad de los datos será una prioridad en el euro digital, con la garantía de que el Eurosistema no pueda acceder a datos personales de los usuarios ni relacionar datos de pago con individuos.
Este proyecto también promovería la resiliencia, competencia e innovación en el sector de pagos europeo y ofrecería una solución de pago paneuropea sujeta a la gobernanza europea.
Los usuarios accederían a los servicios del euro digital a través de aplicaciones proporcionadas por proveedores de servicios de pago o aplicaciones creadas por el Eurosistema. Además, las personas sin acceso a una cuenta bancaria o dispositivos digitales podrían realizar pagos con euros digitales a través de tarjetas proporcionadas por organismos públicos, como oficinas de correos. La fase de uso básico del euro digital sería gratuita para los particulares, y se establecería un modelo de compensación entre intermediarios y comerciantes para garantizar incentivos y salvaguardias adecuadas.
La transparencia y la cooperación con los interesados continúan siendo fundamentales para el proyecto, con el BCE recibiendo contribuciones de las autoridades europeas, participantes en el mercado y posibles usuarios. El BCE mantendrá un estrecho contacto con múltiples interesados y colaborará activamente con los legisladores de la UE en esta iniciativa.
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