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Informe de La Sociedad Digital en España 2019

Cómo combatir el cibercrimen, las fake news y el deep fake
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Cómo combatir el cibercrimen, las fake news y el deep fake

lunes 25 de mayo de 2020, 09:00h

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El poder creciente de la tecnología y la influencia que ya tiene en nuestras vidas nos hace muy vulnerables ante un uso indebido o malicioso de la misma. Fenómenos como los ciberdelitos o la proliferación de las fake news y el deep fake suponen riesgos asociados al mundo digital que es necesario combatir y eliminar. Pero, en última instancia, la mejor arma con la que contamos para defendernos de las ciberamenazas es la capacitación digital, que nos permita llevar a cabo un uso productivo y responsable de los medios tecnológicos a nuestra disposición.

Contrarrestar el cibercrimen, reto para el desarrollo seguro de Internet

Desde campañas de phishing hasta ataques informáticos mediante ransomware, el cibercrimen pone en riesgo la confianza de los usuarios en Internet y dificulta una mayor digitalización de la economía y de la sociedad. La preocupación de la UE acerca del impacto que puede tener el cibercrimen sobre la confianza de los usuarios llevó en 2017 a dedicar un Eurobarómetro especial sobre este tema. El 87 % de los europeos considera el cibercrimen como un reto importante o muy importante para la seguridad interna de la UE. En España, este porcentaje se reduce al 81 %.

Entre los tipos concretos de cibercrimen sobre los que los europeos muestran mayor preocupación se encuentran el software malicioso en los dispositivos (69%); el robo de identidad (69%); ser víctima de fraudes con tarjetas o cuentas bancarias en internet (66%); el hackeo del correo electrónico o del perfil de redes sociales (63%) o las campañas de phishing (60%). Existe, por tanto, una elevada preocupación entre los ciudadanos europeos sobre el impacto que el cibercrimen puede tener en su vida digital.

El 86% es consciente de que existe un riesgo creciente de ser una víctima de un cibercrimen, dado que la actividad digital crece día a día, y el 87% afirma no desvelar información personal online por este motivo. Los ciudadanos españoles se muestran aún más conscientes que la media europea del problema que puede suponer el cibercrimen (93%), mientras que el 95% asegura no desvelar información personal a través de internet.

El 86% es consciente de que existe un riesgo creciente de ser una víctima de un cibercrimen.

No obstante, se percibe también una falta de información sobre los riesgos del cibercrimen. Únicamente el 46% de los ciudadanos europeos se considera bien informado. Este porcentaje disminuye al 35% en el caso de los españoles.

Para hacer frente al cibercrimen, los ciudadanos europeos apuestan por determinadas medidas. El 45% ha optado por instalar un antivirus o modificar el que ya poseía. El 39% se muestra menos dispuesto a dar información personal en páginas web. El 36% solo utiliza su propio ordenador y el 35% solo abre correos electrónicos de personas o direcciones que conoce.

Nivel de confianza en Internet

En España, de acuerdo con el Observatorio Nacional de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, el nivel de confianza en Internet se ha mantenido constante en los últimos años. Alrededor del 42% de los internautas declaran tener mucha o bastante confianza en Internet. No obstante, este nivel de confianza cae de forma destacada al tratar aspectos específicos como facilitar datos personales. Únicamente el 20,7% de los usuarios de Internet muestra mucha o bastante confianza dando información personal por email o mensajería instantánea, porcentaje que sube al 29,8% en el caso del alta en servicios online.

Un aspecto muy importante para el desarrollo adecuado de la sociedad digital es saber hasta qué punto la seguridad, o más bien la falta de ella, es un factor que limita el uso de nuevos servicios a través de Internet. Casi el 41% de los internautas considera que los problemas de seguridad limitan de manera importante la utilización de nuevos servicios. No obstante, muchas veces el problema no reside en la potencial existencia de brechas de seguridad en los servicios digitales, sino en la falta de información sobre las mismas.

De hecho, un 51,2% de los usuarios de internet está de acuerdo en que la falta de información referente a la seguridad de las tecnologías digitales hace que limite su uso. No solo los proveedores de servicios digitales son los responsables de la seguridad de internet. El 51,1% de los usuarios son conscientes de que su actividad digital tiene consecuencias para la ciberseguridad, tanto propia como colectiva. A pesar de la existencia del cibercrimen, la mayor parte de los usuarios españoles de Internet considera que esta red es cada vez más segura (46,4%) frente al 23,7% que considera que cada vez es más insegura.

La lucha contra las fake news, clave para asegurar la confianza en el ecosistema digital

Las noticias falsas suponen un reto para la democracia y para la confianza en el ecosistema digital. Según el Eurobarómetro Fake News and Disinformation Online, las redes sociales, los servicios de mensajería instantánea, las plataformas de vídeo y los podcast son los medios en los que menos confían los ciudadanos europeos a la hora de obtener información.

Mientras que un 54% de europeos tiende a no confiar o no confía nada en las redes sociales y las apps de mensajería como fuente de información, este porcentaje baja hasta el 20% en la radio o el 29% en la televisión. En nuestro país, la desconfianza en los medios digitales se acentúa, ya que el porcentaje de ciudadanos que tiende a no confiar o no confía nada en las redes sociales y apps de mensajería aumenta hasta el 65%.

En el caso de la prensa online, un tercio de los europeos tiende a no confiar o no confía nada, mientras que en España el porcentaje llega hasta el 43%. Nos encontramos ante un escenario de falta de confianza en los medios digitales bastante adverso, que será necesario revertir si queremos evitar que esta desconfianza se traslade al resto del ecosistema digital.

Existen también formas indirectas de evaluar su incidencia. Una de ellas es la frecuencia con la que los ciudadanos declaran encontrarlas en los diversos medios de comunicación. Siguiendo con datos del Eurobarómetro, más de dos tercios de los europeos afirman haber visto alguna noticia falsa al menos una vez a la semana. España se sitúa entre los países con mayor incidencia, puesto que un 78% de los ciudadanos afirma haberse encontrado con una noticia falsa al menos una vez a la semana.

Un 54% de europeos tiende a no confiar o no confía nada en las redes sociales y las apps de mensajería como fuente de información.

Parece evidente que la alta incidencia de las noticias falsas está directamente ligada con la habilidad de los ciudadanos para detectarlas. Así, el 71% de los europeos considera que se encuentra bastante capacitado para identificar una noticia falsa. En este indicador los españoles se encuentran a la cola de Europa, con tan solo un 55% de ciudadanos que se consideran muy o bastante capaces de identificar las noticias falsas.

Se aprecia una preocupación significativa sobre su impacto en la democracia. El 45% de los europeos considera que representan un grave problema para el sistema democrático, al alterar de forma fraudulenta la imagen que los ciudadanos tienen de las instituciones e, incluso, influir en los procesos electorales, algunos decisivos como el referéndum del Brexit. En España este porcentaje sube hasta el 54%.

A la hora de identificar los principales responsables del control y eliminación de las noticias falsas, los europeos señalan a los periodistas como el colectivo más relevante (45%), seguido de las autoridades nacionales (39%) y de los gestores de los medios de comunicación (36%). Los ciudadanos también son responsables de la erradicación de estas noticias para el 32% de los europeos.

A juicio de los ciudadanos, las redes sociales son los principales vehículos para la difusión de las noticias falsas. Para recuperar su credibilidad, a lo largo de los dos últimos años, varios de los principales actores a nivel mundial han puesto en marcha iniciativas para limitar la presencia de las noticias falsas en sus plataformas. Facebook, una de las empresas más señaladas por episodios ligados a las noticias falsas, combina equipos de revisores y tecnología basada en inteligencia artificial para detectarlas y eliminarlas.

Igualmente, Instagram anunció en 2019 que permitiría a sus usuarios denunciar contenido falso y que las denuncias serían enviadas al IFCN (International Fact-Checking Network) para su validación. Aunque esta última plataforma no ha acaparado tanta atención como Facebook, Twitter o YouTube respecto a su impacto en la difusión de noticias falsas, algunos estudios la señalan como la más proclive a ellas por dos motivos fundamentales:

  • Está orientada a la difusión de imágenes, ideal para la diseminación de los denominados «memes», elementos impactantes y muy populares para la difusión de citas falsas sobre fotografías.
  • Su gran base de usuarios son adolescentes y jóvenes, menos preparados para detectar las noticias falsas.

Otro actor señalado en la difusión de noticias falsas es Google. Aunque no se considera una red social, a través de su buscador se puede llegar a acceder a multitud de información falsa. En febrero de 2019, Google presentó un libro blanco con todas las medidas desarrolladas para luchar contra la desinformación: desde eliminar links de anunciantes potencialmente maliciosos, hasta dar a los usuarios mayor información de contexto sobre su búsqueda, pasando por alianzas con organizaciones especializadas en la erradicación de las noticias falsas.

Deepfake: aprendizaje profundo y falsificación

De acuerdo con BBC News, desde principios de 2019 se duplicó el número de vídeos falsos que proliferan por las redes. La empresa tecnológica Deeptrace ha llegado a detectar más 14.600, frente a los menos de 8.000 encontrados en diciembre de 2018. De ellos, el 96% eran de carácter pornográfico, generalmente con la cara de una celebridad generada por ordenador sobre el cuerpo de un actor o de una actriz porno.

La palabra deepfake procede de la contracción del término deep learning (aprendizaje profundo) y fake (falsificación). Es decir, que implica el uso de Inteligencia Artificial para generar vídeos sintéticos, generalmente con el fin de desacreditar a alguien y/o condicionar la opinión pública.

Desde su aparición en 2017, el fenómeno deepfake ha ido cobrando volumen en muy poco tiempo, habiendo crecido el número de casos detectados a pasos agigantados. Un informe de la empresa holandesa Deeptrace establece un incremento del 100% respecto del año pasado; de 7.964 casos que detectaron en diciembre de 2018 hasta los más de 14.600 registrados en septiembre de este año.

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