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Nokia 8800. Toda una experiencia

miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Muchas veces, a la hora de escribir una prueba, uno siente la tentación de transmitir al mundo las sensaciones que le ha producido el nuevo terminal al tenerlo entre las manos y si lo hiciéramos, tal vez, sólo tal vez, conseguiríamos explicar con facilidad o haríamos llegar a nuestros lectores las gracias y los defectos del teléfono que probamos sin necesidad de grandes tecnicismos. Y, ¿por qué no hacerlo? ¡Probemos!

La primera vez que vi un Nokia 8800 fue en manos de la directora de comunicación de la marca en España. Fue durante la celebración de una comida de presentación de otro celular, también magnífico, aunque perteneciente a otra gama, el comunicador 9300. Tras una exclamación conseguí tener el preciado tesoro entre mis manos y comprobé que se trataba de un terminal con carcasa de acero inoxidable con bordes redondeados recortados al láser, con un tamaño, volumen y un peso muy aceptables (10,7 x 4,5 x 1,5 cm; 67cc 134 g) con apertura semiautomática deslizante, la cual se activaba al empujar con el pulgar una zona central situada al efecto. Una vez abierto, tuve ante mis ojos un terminal color (pantalla TFT de 262.44 colores y resolución de 208x208 píxeles), muy elegante y llamativo, de funcionamiento aparentemente sencillo, con un menú a pantalla completa en el que aparece un submenú por pulsación y gráficos dinámicos muy cuidados. Al girarlo, pude comprobar, también, que llevaba una cámara incorporada. En aquel momento no vi mucho más, pero me encantó.

La prueba El segundo contacto con un 8800 fue cuando me lo enviaron para probarlo y decidí relegar cualquier otro tanteo de terminales Nokia para dar prioridad a éste. Intenté abrirlo para poner la SIM pero reconozco que me tuvieron que ayudar. La apertura de la parte trasera es complicada, tal vez el peor de sus defectos; aunque, claro está, no es un ejercicio que haya que realizar a diario. Entonces, pude empezar a ‘cacharrearlo’ y a leer algunos datos de interés como, por ejemplo, que la pantalla es resistente a los arañazos o que la cámara –fotos y vídeo- es SVGA; es decir, que su resolución vale sólo para enviar mensajes multimedia a través de la red del operador, pero no para ampliarlas en un ordenador o imprimirlas. Es decir, es un terminal con cámara para aportar a éste funcionalidad, pero no da prioridad a la imagen (para esto el fabricante tiene la gama ‘imaging’). También descubrí que lleva conectividad Bluetooth, que es tribanda, o que equipa procesador de imágenes en 3D para enriquecer los gráficos. Entonces, inicié la prueba de fuego. Llamativo, como el que más, el 8800 no ha pasado inadvertido a nadie y la mayoría de las personas alaban su diseño y su grosor. Luego, activé el Bluetooth de mi PC (una barra Bluetooth USB) e intenté conectar el teléfono al ordenador... ¡bingo!, fácil, instantáneo y transparente. A partir de ahí, abrí mi archivo de música MP3 y elegí una serie de canciones que envié de forma inalámbrica al teléfono (tiene una memoria interna 64 MB). Un minuto... transmisión completada... elegir carpeta de archivo... y REPRODUCIR. Primero lo hice a través del altavoz del teléfono (lleva manos libres integrado) y quedé satisfecha; luego con los auriculares que acompaña el Kit y, finalmente, descubrí entre los accesorios de Nokia un manos libres inalámbrico estéreo HS-12W que corta el sonido cuando suena una llamada y que permite escuchar música o la radio (porque también lleva radio). Para facilitarme la vida y no tener que estar dando vueltas al menú, inicié la configuración personalizada. Para empezar, elegí tema (apariencia); edité los perfiles (exterior, reunión, silencio, etc.) vinculándolos a un comando vocal para activarlos o desactivarlos en un instante (menú>ajustes>accesos directos>comandos de voz>perfiles...) y seleccioné como tonos de llamada algunas canciones de las que previamente me había descargado; luego, a los contactos más habituales les añadí una etiqueta de voz para poder aprovechar la función vocal, cuya sensibilidad y exactitud me pareció bastante considerable (mantener pulsado el botón derecho situado al borde de la pantalla y hablar) y a otros les di un número de marcación directa entre los que me ofrecía el teclado alfanumérico. A partir de ahí, procuré facilitarme las cosas al máximo y edité el menú “ir a”, el cual permite acceder a todas aquellas aplicaciones que usamos habitualmente con sólo dos pulsaciones y, para terminar, seleccioné las funciones que quería estuvieran vinculadas a los pulsadores de acceso directo y a cada una de las cuatro posiciones del navegador.

Otras cosas Comprobé que el organizador, como suele ocurrir en los terminales Nokia, es muy completo y que entre las aplicaciones que trae de serie (Converter, World clock y Translator) hay un traductor de palabras a varios idiomas practiquísimo; pero reconozco que sucumbí ante el ajedrez incorporado en el submenú de juegos (Chess, Street Race y Golf Tour), ya que permite mantener una partida con otro terminal conectados por Bluetooth.

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