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Óscar López, ministro de Transformación Digital y de la Función Pública
Óscar López, ministro de Transformación Digital y de la Función Pública

Óscar López, la transformación digital en el olvido

Por Alfonso de Castañeda
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alfondcctelycom4com/8/8/17
jueves 19 de septiembre de 2024, 08:30h

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Hace ya 13 días que Óscar López asumía su cargo como nuevo ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública del Gobierno de España, sustituyendo a José Luis Escrivá en la cartera.

Su nombramiento ha generado mucha expectación por el perfil político y cercano al presidente Pedro Sánchez, pero también por los grandes retos y desafíos cada vez más urgentes que enfrenta España en el ámbito de la digitalización y la modernización de las instituciones públicas.

La sorpresa en estos días no está en su gestión de los retos, sus promesas, sus palabras sobre la digitalización, sino más bien por su elocuente silencio sobre un aspecto tan crucial como es la transformación digital. Recordemos, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública.

Las intervenciones públicas de López se han caracterizado un cargado tono político, poniendo en primera línea la férrea defensa de Sánchez

Desde que prometiera su cargo ante el Rey Felipe VI y recogiera la cartera de manos de su predecesor, las intervenciones públicas de López se han caracterizado un cargado tono político, poniendo en primera línea la férrea defensa de Sánchez y los ataques a su oposición.

Muestra de ello es una reciente entrevista en ElDiario.es, donde dedica la mayor parte de su tiempo a atacar a la oposición, dejando en el olvido (aquí también podemos culpar a las preguntas) los temas a los que competen su ministerio. 50 minutos de entrevista y para encontrar la única mención al asunto hay que irse a los últimos segundos, y muy por encima.

“La hoja de ruta está clara y yo la mantengo en la propia creación del Ministerio. Fue toda una declaración de intenciones juntar función pública y digitalización. Y. evidentemente, todo lo que tiene que ver con modernizar la función pública, con digitalizar la función pública es una prioridad. Y desde luego la vamos a llevar a cabo”, asegura en esta entrevista el ministro López.

Otra ligera mención, un anuncio, una luz sobre las nubes… El ministro prometió, en un evento del PSOE en Castilla y León, 200 millones de euros para impulsar la 5G en la región, un discurso partidista en el que la mención a la digitalización se usa como arma arrojadiza, aprovechando inversiones ya anunciadas con antelación.

Más allá de eso, incluso revisando todo su perfil de Twitter, del que es gran usuario el nuevo ministro, no hay mención relevante sobre estas políticas.

Reunión con STC

En la intensa era de la IA, la digitalización acelerada y la necesidad imperiosa de modernizar las administraciones públicas para que sean más transparentes, accesibles y eficientes, es alarmante que el ministro a cargo de estas áreas no haya priorizado este debate en sus primeras intervenciones.

Prometió, en su discurso de toma de posesión de la cartera, continuar las políticas de Escrivá (que venían a su vez de Nadia Calviño y la propia Carme Artigas en la Secretaría de Estado de IA y Digitalización), pero hasta el momento son promesas vacías.

No seré yo quien diga que el ministro no esté trabajado, ni mucho menos. Le hemos visto reunirse con Olayan Alwetaid, CEO de STC, cuya compañía forzó la entrada de la SEPI en Telefónica (recordemos que tienen derechos sobre el 9,9% del capital de la teleco española). También en estos 13 días se han aprobado dos importantes ayudas: Bono Pyme, para impulsar la conectividad entre las pequeñas y medianas empresas; y Bono Social, para ayudar a las familias con necesidades a conectarse a internet, ambas impulsadas por la secretaría de Estado que lidera María González Veracruz.

No seré yo quien diga que el ministro no esté trabajando, pero quizás no tiene el foco claro. Se pide tiempo para que López se asiente en su sillón, pero España no lo tiene. Es imperioso que el Gobierno deje de jugar con un asiento tan necesario como es la Transformación Digital del país.

En lugar de centrarse en los retos tecnológicos que enfrentan las empresas y las instituciones públicas, ha optado por la política de trincheras

El nuevo ministro ha tenido varias oportunidades para delinear su plan de acción y demostrar su capacidad de liderazgo en un campo que determinará el futuro competitivo de España. Pero en lugar de centrarse en los retos tecnológicos que enfrentan las empresas y las instituciones públicas, ha optado por la política de trincheras. Resulta preocupante que en un momento en el que España necesita avanzar con urgencia en su proceso de digitalización, el ministro se haya limitado a reproducir el discurso político habitual, con menciones apenas anecdóticas al ámbito de la tecnología.

Los retos a los que se enfrenta López no son menores, y si bien es cierto que la coyuntura política exige tomar posturas claras, eso no debería ser excusa para desatender la transformación digital. España tiene por delante desafíos tan importantes como la implementación de la inteligencia artificial en el sector público, la expansión de la conectividad digital en áreas rurales, la modernización de la seguridad cibernética y la mejora de la competitividad tecnológica en un entorno global cada vez más exigente. El país está en una encrucijada, y no actuar a tiempo puede tener consecuencias graves, como la pérdida de competitividad económica y la incapacidad de hacer frente a las demandas tecnológicas de la sociedad.

El ministro tiene la responsabilidad de liderar un proceso de transformación que afecta tanto a los ciudadanos como a las empresas. Pero hasta ahora, ha perdido la oportunidad de transmitir una visión clara y estratégica. En lugar de ello, hemos visto una serie de discursos que podrían haberse pronunciado por cualquier otro político sin cartera, sin compromiso real con los problemas urgentes que exige su ministerio.

El tiempo corre en contra, y es imperativo que el ministro entienda la urgencia de este tema

El tiempo corre en contra, y es imperativo que el ministro entienda la urgencia de este tema. La ciudadanía y las empresas no pueden esperar a que se solucionen los vaivenes políticos internos para que se tomen decisiones que, en algunos casos, ya llegan tarde. La transformación digital debería estar en el centro de la agenda pública, no relegada a un segundo plano mientras se debaten cuestiones políticas que, si bien son importantes, no pueden distraer del objetivo principal: preparar a España para los retos del siglo XXI.

Óscar López aún está a tiempo de rectificar el rumbo y poner el foco en lo que realmente importa. Para ello, es necesario que abandone la política del ruido y se centre en ofrecer soluciones concretas y realistas a los problemas tecnológicos que enfrenta el país. Los ciudadanos y las empresas necesitan respuestas, no más retórica vacía. Y es que, al final, la transformación digital no es una opción, sino una necesidad. El ministro debería tenerlo claro, antes de que sea demasiado tarde.

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