El informe no solo recoge cifras, sino también testimonios que evidencian cómo las agresiones digitales pueden derivar en riesgos reales fuera de la pantalla. De hecho, el 75% de las personas encuestadas cree que el acoso sufrido en internet guarda relación directa con situaciones de violencia o amenazas físicas en el mundo real.
Global Witness, organización que también documenta asesinatos de activistas ambientales, encuestó a más de 200 personas entre noviembre de 2024 y marzo de 2025. Según sus datos, Meta concentra los entornos más hostiles. Un 62% de las personas participantes afirmó haber sufrido abusos en Facebook, un 36% en WhatsApp y un 26% en Instagram. Aunque estos porcentajes reflejan en parte la popularidad global de estas plataformas, también revelan carencias importantes en los sistemas de protección actuales.
A esto se suma el cambio de enfoque que Meta implementó en enero, cuando abandonó su programa de verificación externa de contenidos. En su lugar, adoptó un sistema basado en moderación colaborativa que, según los expertos, podría estar facilitando la proliferación de discursos de odio y desinformación.
Durante el primer trimestre de 2025, Meta ya había detectado un “pequeño aumento” tanto en contenidos relacionados con acoso y bullying como en publicaciones con contenido violento o gráfico en Facebook. No obstante, desde Global Witness critican que el modelo de “libertad de expresión” que defienden algunas plataformas, lejos de ampliar voces, puede estar silenciando a colectivos vulnerables.
El informe también recoge el caso de Fatrisia Ain, líder de un colectivo de mujeres en Sulawesi (Indonesia), que ha sido blanco de acoso sistemático en redes. Sus publicaciones en Facebook, donde denuncia la contaminación y el acaparamiento de tierras por parte de empresas de aceite de palma, han sido utilizadas para difundir acusaciones falsas. Se la ha tachado de comunista, un señalamiento especialmente peligroso en su país, y ha sido acusada de fraude y de mantener relaciones con hombres casados. A pesar de haber solicitado la retirada de estas publicaciones, Facebook no las ha eliminado, argumentando que no violan sus normas.
Este tipo de ataques, conocidos como red-tagging, han sido utilizados en varios países del sudeste asiático para criminalizar voces críticas, y en algunos casos han derivado en detenciones. Ain afirma que el acoso digital ha tenido consecuencias físicas: ha sido agredida durante protestas y ahora, cada vez que lidera una movilización, necesita ir escoltada por mujeres mayores para protegerla.
Según la encuesta, cerca de dos tercios de las personas defensoras reconocen haber temido por su integridad física. Casi una cuarta parte indicó haber sido atacada por su género, una realidad que afecta especialmente a mujeres activistas y defensoras racializadas. Estas amenazas, señalan desde la organización, están impactando no solo en su seguridad, sino también en su salud mental y capacidad de ejercer su labor con normalidad.
Frente a esta situación, Meta ha respondido destacando herramientas como "Hidden Words", que permite filtrar mensajes ofensivos, y "Limits", para ocultar comentarios de cuentas que no siguen al usuario. También ha asegurado que está revisando los contenidos que afectan a Ain.
Sin embargo, desde Global Witness insisten en que estas medidas no son suficientes. Piden a las plataformas invertir más recursos en moderación, revisar sus sistemas de forma periódica y abrirlos a la participación de la sociedad civil. Además, señalan que los algoritmos que favorecen contenidos polarizantes y la proliferación de bots también están agravando el problema.
“Hay decisiones que sí pueden tomarse”, afirma Ava Lee, responsable de campañas sobre amenazas digitales en Global Witness. “Invertir en moderación de calidad y en confianza digital no es solo posible, es urgente”.
La organización tiene previsto publicar en septiembre su próximo informe sobre asesinatos de defensores ambientales. Su último reporte documentó al menos 196 asesinatos durante 2023, una cifra que pone en evidencia que la violencia contra quienes protegen el planeta va mucho más allá de lo digital.