Varios de los principales aeropuertos europeos, entre ellos Heathrow en Londres, Bruselas y Berlín, sufrieron este fin de semana fuertes alteraciones tras un ciberataque contra Collins Aerospace, empresa proveedora de sistemas de facturación y embarque. El incidente obligó a recurrir a procesos manuales y derivó en retrasos y cancelaciones que se prolongaron hasta el domingo.
Collins, filial del grupo RTX (antes Raytheon Technologies), reconoció una “disrupción cibernética” que afectó a su software MUSE, empleado por aerolíneas de todo el mundo. La compañía aseguró que el impacto se limitaba a los sistemas de facturación y entrega de equipajes, y que estaba trabajando para resolverlo “lo antes posible”.
Las consecuencias fueron inmediatas. Según datos de la consultora Cirium, hasta las 10 de la mañana del domingo se habían cancelado 38 salidas y 33 llegadas en los aeropuertos afectados, a lo que se sumaron 35 salidas y 25 llegadas canceladas el sábado. Bruselas fue el aeropuerto más perjudicado, con 15 vuelos suspendidos en un solo día.
Los tres aeropuertos emitieron comunicados para advertir a los pasajeros. Heathrow pidió disculpas y recomendó no llegar con más de tres horas de antelación para vuelos de largo recorrido y dos horas para vuelos cortos, además de consultar el estado del vuelo antes de viajar. Bruselas habló de un “gran impacto” en su programación, con retrasos y cancelaciones, mientras Berlín alertó de tiempos de espera más largos por la caída de sistemas. Dublín también se vio afectado, aunque aseguró que esperaba operar con normalidad gracias a soluciones manuales en su Terminal 2.
Este ataque se suma a una oleada reciente de incidentes cibernéticos en grandes compañías. Jaguar Land Rover paralizó su producción hasta el 24 de septiembre tras un ciberataque, mientras que Marks & Spencer reconoció pérdidas de casi un tercio de sus beneficios anuales por otro ataque que afectó a sus ventas físicas y online.
Expertos en ciberseguridad advierten de la especial vulnerabilidad del sector aéreo. “Estos ataques suelen golpear a través de la cadena de suministro, explotando plataformas de terceros utilizadas por varias aerolíneas y aeropuertos al mismo tiempo. Cuando un proveedor se ve comprometido, el efecto dominó puede ser inmediato y traspasar fronteras”, explicó Charlotte Wilson, responsable de Check Point.
La especialista subrayó la necesidad de contar con sistemas de respaldo probados, actualizaciones regulares y un mayor intercambio de información entre aerolíneas, proveedores tecnológicos y gobiernos. “Los ciberataques rara vez se detienen en las fronteras nacionales. Cuanto antes un país identifique y reporte un ataque, antes podrá contenerse en otros lugares. Una defensa conjunta será siempre más eficaz que respuestas aisladas”, añadió.
Con millones de pasajeros afectados por estas interrupciones, el caso Collins Aerospace confirma que el transporte aéreo sigue siendo uno de los sectores más expuestos al impacto global de los ciberataques.