Con ello, la facturación alcanza los 53.300 millones de coronas (4.606 millones de euros), una caída del 15% frente al mismo periodo del año anterior, aunque confían en estabilizar las ventas durante el segundo semestre gracia a nuevos contratos y la normalización de los niveles de inventario en América del Norte, en referencia al acuerdo con AT&T.
Asimismo, el beneficio neto de explotación (EBITDA) creció un 27% interanual, hasta colocarse en 4.900 millones de coronas suecas (354 millones de euros) y con un margen bruto que aumentó 3,9 puntos porcentuales en tasa interanual hasta situarse en el 42,5% a cierre de marzo.
“Nuestra estrategia empresarial pretende aprovechar las capacidades de la red para aumentar los ingresos del sector de las telecomunicaciones por encima del nivel que podría alcanzar el crecimiento del tráfico por sí solo”, asegura Börje Ekholm, presidente y consejero delegado de Ericsson. “Estamos creando nuevos productos y servicios diferenciados para ayudar a nuestros clientes en esta transformación. A su vez, esto respaldará los niveles de inversión del sector a largo plazo", destaca Ekholm.
Los resultados llegan en un contexto delicado para el mercado de los equipos de telecomunicaciones y muestran la debilidad de las compañías para afrontar la caída en las inversiones de los principales operadores, que han frenado su inversión en despliegues de nuevas redes, especialmente en América del Norte y Europa, mientras que el negocio en China continúa fuerte, pero se limita a proveedores locales como Huawei y ZTE, entre otros.
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