El phishing sigue siendo una de las principales causas de filtración de datos, y es que un estudio de Deloitte revela que el 91% de los ciberataques comienzan con un correo de phishing, y el 32% de las brechas exitosas implican esta técnica. El phishing como servicio (PhaaS) ha reducido la barrera de entrada para llevar a cabo estas operaciones, ofreciendo kits de phishing desde 2 dólares al mes. Estas plataformas permiten a atacantes con pocos conocimientos técnicos lanzar campañas sofisticadas, erosionando la confianza digital.
Campos de ciberdelincuencia
En este contexto, la firma especializada TEHTRIS alerta de una preocupante tendencia: el surgimiento de campos de ciberdelincuencia en Asia. Personas atraídas con falsas ofertas de trabajo son coaccionadas para realizar estafas online, incluidas técnicas de phishing.
La ONU estima que hay 120.000 víctimas en Myanmar y 100.000 en Camboya, con miles más en Laos, Filipinas y Tailandia. Estos campamentos, a menudo disfrazados de negocios legítimos, obligan a las víctimas a participar en estafas como la "carnicería del cerdo", donde se engaña a personas con oportunidades de inversión fraudulentas. En estos recintos, las víctimas sufren abusos físicos y manipulación psicológica.
“El fenómeno de los campos de concentración de ciberdelincuentes pone de relieve un aspecto sombrío de la industria de la ciberdelincuencia"
“El fenómeno de los campos de concentración de ciberdelincuentes pone de relieve un aspecto sombrío de la industria de la ciberdelincuencia. La cuestión de si los avances en IA y automatización podrían reducir potencialmente la necesidad de operaciones de estafa operadas por humanos y, por extensión, la existencia de estos entornos coercitivos es compleja”, apuntan desde TEHTRIS. “Aunque la IA y la automatización plantean nuevos retos en el ámbito de la ciberseguridad, también ofrecen un rayo de esperanza para desmantelar este tipo de operaciones de explotación”, señalan.
La inestabilidad política en Myanmar tras el golpe militar de 2021 ha creado un entorno propicio para estas actividades delictivas, con la colaboración de delincuentes chinos y grupos paramilitares locales, operando con casi total impunidad.
A nivel internacional, se han iniciado esfuerzos para combatir esta crisis. Interpol ha emitido alertas globales sobre el fraude y la trata de seres humanos, y países como Tailandia están trabajando para interrumpir las cadenas de suministro de estas operaciones. Sin embargo, la complejidad de las dinámicas internacionales y la escala del problema limitan la eficacia de estas medidas.