Recordé entonces que el ex Consejero Delegado de Sony, Bert Norberg, nos explicó en una entrevista publicada hace algún tiempo, que la apuesta de Sony por Android sólo tenía una explicación: “si rellenar este terminal me sale gratis y por rellenar este otro tengo que pagar, prefiero utilizar el primer software, ya que podré bajar precios o invertir en mejorar el hardware”. De hecho, poco o nada tenía que objetar a otros sistemas operativos, pero las razones económicas eran de peso.
Por eso, el hecho de que Windows Phone se convierta en un producto de uso gratuito entre los fabricantes, tiene varias lecturas de interés: WP puede llegar a alcanzar su ‘momentum’ no sólo por el nivel de desarrollo conseguido, sino porque proliferará, especialmente en terminales de uso profesional que interactúan con los PCs y otros equipos de sobremesa, juego, etc.
Ese crecimiento empujará a los desarrolladores a reconvertir sus aplicaciones y darles una oportunidad tanto en las tiendas de Microsoft como en las de Nokia.
Además, grandes empresas nacionales e internacionales como Telefónica o La Caixa, entre otras, han cambiado las BlackBerry por Nokias Lumia, lo que demuestra que, en el segmento profesional, el fabricante, ahora americano, va ganando cuota y ocupando el sitio que tristemente le va dejando la canadiense.
Dato curioso es que en Windows Phone 8.1 se han incluido muchas mejoras en el tema empresarial; uno de los más mencionados es la capacidad de encriptar y modificar los niveles de seguridad en los correo, algo que no estaba presente en ninguna de las versiones anteriores del sistema. Así mismo, hay que recordar que en el MWC se anunció la integración de BlackBerry Messenger en los Nokia.
El rumor que fue insistente de la compra de BlackBerry por parte de Microsoft ahora cobra más sentido.
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