www.zonamovilidad.es
La quema de ChatGPT o el nuevo Índice
Ampliar

La quema de ChatGPT o el nuevo Índice

Por Pilar Bernat
x
pbernattelycom4com /7/7/16
jueves 13 de abril de 2023, 12:20h

Escucha la noticia

Por si hay alguien entre nuestros lectores que no lo recuerda, la quema de libros es la práctica de destruir textos, generalmente promovida por autoridades políticas o religiosas. Tal y como se recoge en cualquier enciclopedia, se trata de un fenómeno vinculado al fanatismo ideológico y está motivado por objeciones morales, políticas o religiosas. Otro hecho tristemente recordado por cualquier persona culta es la existencia del que se denominara 'Índice': una relación de publicaciones cuya difusión y lectura estaba prohibida para todos los católicos, promulgada por el Papa en 1551, que pasó a la historia de la mano de la temida Inquisición, que se reeditó una y otra vez, y se mantuvo oficialmente hasta 1819, pero que enseñó el camino a la censura y brutalidad de otros regímenes totalitarios y grupos religiosos que la han mantenido hasta nuestros días.

Uno de los sucesos documentados más antiguos a este respecto fue la quema de libros y el asesinato de académicos en la China de Qin Shi Huang en el año 212 a. C., cuando muchos intelectuales que desobedecieron la orden fueron enterrados vivos. Famosa fue, igualmente, la quema de publicaciones de los nazis en la Bebelplatz de Berlín en 1933 o más recientemente la de los islamistas en la biblioteca de Tombuctú.

Otras formas de almacenamiento de información, mucho más actuales como grabaciones, discos de vinilo, CD, DVD, videocasetes y páginas de Internet, se han incluido dentro de esta práctica y, por todo ello, la expresión quema de libros se asocia con la censura masiva de una publicación. ¡Lo malo es que la historia siempre se repite!

España pide al Consejo de Protección de Datos de la UE que debata sobre ChatGPT de OpenAI

Leer más

La quema de ChatGPT

Pues bien, en las últimas semanas, claramente promovido por los intereses económicos y la inesperada inestabilidad del modelo de negocio de algunas de las grandes multinacionales tecnológicas hemos asistido a la prohibición de ChatGPT en Italia y lo que es peor, al planteamiento de otros países sobre la conveniencia de prohibir o no el uso de una herramienta de una practicidad impredecible, pero que no deja de ser eso: una herramienta. La triste excusa tras la que se esconde la ignorancia y los lobbies es la falta de regulación y de protección de los datos de los usuarios.

El objetivo es "crear un espacio digital más seguro en el que se protejan los derechos fundamentales de los usuario"

A lo primero, baste decir que tanto ChatGPT como otros servicios basados en inteligencia artificial desarrollados por OpenAI u otras empresas están regulados por la recientemente promulgada Ley de Servicios Digitales (16 de noviembre de 2022) cuyo objeto es "crear un espacio digital más seguro en el que se protejan los derechos fundamentales de los usuarios y establecer unas condiciones de competencia equitativas para las empresas". Por tanto, a pesar de la mucha oposición e injerencia de las multinacionales de Internet en su desarrollo, encabezadas por Google, la norma reguladora existe.

Con respecto a lo segundo, sólo hay que recordar que si por la mañana nos despertamos con sed, cuando abrimos nuestro móvil nos encontramos anuncios de agua mineral. Es tal el nivel de mediatización de nuestras vidas, que aquello que el usuario medio no entiende y teme, el más especializado denuncia y predica; pero lo hace en un desierto al que se le han puesto paredes para que nadie o muy pocos se planteen lo muy escandaloso, inconcebible e incluso inhumano que es la gestión publicitaria de nuestros datos recogidos no sólo de la navegación web o el uso de las redes sociales, sino también de nuestras comunicaciones, incluso telefónicas, o de las conversaciones mantenidas en una casa o una oficina donde haya cualquier asistente digital a mano; se llame Siri, Google, Alexa, Celia, o cual nombre se le haya puesto.

Bill Gates en contra de frenar el desarrollo de la Inteligencia Artificial

Leer más

¿A quién le interesa la prohibición de OpenAI?

Entonces, ¿de qué hablamos? ¿De retrasar el desarrollo de Chat GPT4 y versiones posteriores durante seis meses como piden Elon Musk, Steve Wozniak y otros líderes digitales con intereses propios, según ellos para plantear el futuro de la sociedad? ¿O de esperar a que la competencia a OpenAI coja carrerilla y a los GAFA -entre otros- no se les acabe el momio económico y la resignación medieval a la que nos tienen sometidos?

Tal vez el problema, además del golpe a la publicidad programática (la peste de los medios de comunicación) y a los porcentajes de búsquedas, reside en que la obligación de surfear la ola de Google, de seguir los 'trends' y de sumar y sumar vistas a través de 'clickbait' y de 'fakes news' para mendigar unas pobres monedas ha llenado Internet de contenidos desechables a los que va a recurrir la IA cuando genere un texto, provocando una sucesión infinita de mentiras basadas en otras mentiras que pueden hasta modificar la historia (en eso tienen razón los 1.100 firmantes de la 'petición Must').

Sólo el 10% de los trabajadores en España tiene las competencias en IA necesarias

Leer más

Curar los contenidos de Google en pro de la IA

La cuestión ahora mismo es ¿quién es capaz de curar el contenido de Google para que el texto que genere BARD (generador de textos de la empresa americana) no sea una colección de disparates? Y cuando digo curar, lo digo en el sentido lógico y en el tecnológico de la palabra, porque hace falta una 'medicina digital' que pasa por prohibir la gestión económica del subconsciente en el sentido más amplio de la palabra (marketing neuronal y emocional, manipulación de la voluntad decisoria, limitación de la libertad de elección, etc.) y también una cura tecnológica (seleccionar, filtrar, analizar, organizar, completar y difundir un contenido).

La IA ha llegado para quedarse y el terror de quienes vislumbran el futuro es que esa humanidad idiotizada, sumida en las profundidades de Instagram, TikTok, Twitter, Tinder, las cadenas de WhatsApp y los medios mediatizados, sea incapaz de reaccionar, de despertar, de tomar el control y que, a falta de un salvavidas, se ahogue más rápida que lentamente en un mar de ceros y unos en los que se hunda nuestra razón de ser, nuestra capacidad de gestión y decisión, nuestro conocimiento y nuestro legado histórico.

Los algoritmos empezaron a escribirse hace décadas y corren por nuestras redes, crecen y se multiplican en silencio. La nueva quema de libros en la Sociedad de la Inteligencia, ese ataque a los productos de OpenAI, no es otra cosa que una reedición de una acción propia de la ignorancia, el temor de la mayoría y el afán de poder y control de una minoría que no quiere perder el estatus que nos ha impuesto.

Hay que actuar, sí. Pero nunca mejor dicho, con inteligencia, independencia e integridad (llamémosle las tres "i" de la coherencia digital).

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios