La Fundación Bill y Melinda Gates cerrará en 2045, adelantando su clausura respecto a lo inicialmente previsto, tras el anuncio de Bill Gates de donar el 99% de su fortuna tecnológica restante, estimada hoy en 107.000 millones de dólares.
Con este movimiento, la fundación dispondrá de hasta 200.000 millones de dólares adicionales durante los próximos veinte años. Gates defendió en declaraciones a la agencia Associated Press que “es emocionante tener tanto para dedicar a estas causas”, refiriéndose a sus ejes prioritarios: salud global y educación en Estados Unidos. La decisión de gastar ahora su capital responde, según explica, al deseo de maximizar el impacto inmediato y garantizar que sus intenciones sean respetadas.
Desde su creación en el año 2000, la fundación ha dirigido más de 100.000 millones de dólares a investigaciones científicas, desarrollo de tecnologías médicas y colaboración con gobiernos y empresas para reducir los costes de tratamientos en países de ingresos bajos y medios. Su rol ha sido decisivo en organismos como la OMS y alianzas como Gavi, para el acceso a vacunas.
Desafíos y críticas a una fundación sin parangón
La magnitud de la influencia de la Fundación Gates ha generado tanto admiración como críticas. El propio Gates ha reconocido que “el trabajo de la fundación ha sido mucho más impactante de lo que esperaba”, definiéndola como su segunda y última carrera. Sin embargo, investigadores y expertos en salud pública han cuestionado durante años si una sola organización privada debería tener tanta capacidad de decisión sobre prioridades sanitarias globales.
Mark Suzman, director ejecutivo de la fundación, ha admitido que el nuevo calendario impone un nivel de exigencia mayor: “Debemos asegurarnos de que nuestras inversiones se concentren en apuestas que realmente puedan generar el mayor impacto, en lugar de dispersarlas”. Según cifras de Naciones Unidas, entre 2000 y 2020 se logró reducir casi a la mitad las muertes infantiles por causas evitables, un avance que Suzman atribuye en parte a la capacidad “catalizadora” de la fundación.
Reconfiguración interna y contexto global incierto
La aceleración del cierre coincide con importantes transformaciones internas. En 2021 se produjo el divorcio de Bill Gates y Melinda French Gates, y la posterior salida de Warren Buffett como fideicomisario. En 2024, Melinda French Gates abandonó la fundación para concentrarse en su iniciativa Pivotal Ventures. En sus propias palabras: “Quería dejar la fundación en un punto alto”.
Este contexto de reorganización se ve agravado por factores externos como la guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza y la reducción de ayudas internacionales, que, según Gates, amenazan con disminuir la financiación destinada a la salud global. “La mayor incertidumbre es si la generosidad hacia la salud mundial continuará cayendo”, asegura.
Pese a ello, la fundación mantiene su ambición de erradicar enfermedades como la polio, combatir la malaria y reducir la desnutrición infantil. Para Gates, el camino sigue siendo claro: “Es increíble desarrollar soluciones de bajo coste, pero trágico si no conseguimos que lleguen a quienes más las necesitan”.