Contra las ‘fake news’, la verdad

Quince días después, el tema se retomó concretándolo en las elecciones catalanas del día 21 de diciembre y se aseguró que el Gobierno está haciendo un esfuerzo para que los catalanes voten en libertad y evitar "posibles intromisiones" o "interferencias de tipo informático" y se está tratando de desmentir rápidamente eventuales noticias falsas. Así mismo, parece que se vigilará también el periodo posterior para combatir cualquier intento de "descrédito" y de "difamar la democracia española" o "hablar de un fraude" electoral.

Lo triste es que haya tenido que afectar directamente a los intereses de los partidos políticos para que se tomen medidas y se legisle al respecto

Y muy bien, por fin alguien se pone manos a la obra para combatir un problema acuciante en la sociedad del siglo XXI; pero lo triste es que haya tenido que afectar directamente a los intereses de los partidos políticos para que se tomen medidas y se legisle al respecto.

Lo que ahora parece impresionarles es algo que llevan sufriendo empresas, profesionales, particulares e incluso niños desde que las redes sociales, especialmente Twitter, se convirtieron en el ‘eje del mal’ (entiéndase el tono jocoso); en un lugar común, sin ley y sin fronteras donde los humanos dan rienda suelta a lo peor de sí mismos. ‘Miente que algo queda’.

La competencia desacredita a la competencia

La competencia desacredita a la competencia, los hooligans amenazan a sus adversarios, la guapa ataca a la fea… Y se debería articular un sistema, igual de veloz, para que cualquier afectado, no sólo los votantes catalanes puedan denunciar de forma inmediata y que de manera igualmente instantánea una máquina ordene a otra que intervenga un post que se demuestra falso, ofensivo, difamatorio, pernicioso o interesado.

Pero si sólo fuera eso… Creo que son años ya los que llevamos denunciando el daño a la prensa, a la verdad, a la objetividad e incluso al derecho a la información y al libre comercio que ha hecho el llamado SEO que Google ha impuesto al mundo. Los avispados informáticos han creado ‘hubs’ de tráfico mentiroso imponiéndose a la libertad de prensa, aprovechando todos los trucos y rincones oscuros que les permite la falta de conocimiento general para crear imperios que no dudan -como ya hemos visto en muchas ocasiones- en amenazar y extorsionar a sus objetivos y, lo que es peor, ante la impotencia y la falta de legislación para defender sus medios, son muchos de los que fueron grandes y respetables los que se han subido al carro (periodismo y publicidad). Es más, se hacen, hacemos, noticias no obtenidas mediante el buen ejercicio profesional, sino como comentarios a la infinita sucesión de ‘tuits’ que se publican sobre uno u otro tema diariamente. La fuente no puede ser más cuestionable. Ahí tenemos el resultado de un asesino ensalzado y premiado por obra y gracia del bit mentiroso. ¡La palabra contrastar ha desaparecido, mayoritariamente, del vocabulario profesional!

Sin embargo, debemos ver la cara de la moneda en toda esta cuestión: la gente empieza a poner en duda el fondo y la forma de todo lo que lee y se refugia de nuevo en medios tradicionales en los que confía y que ‘no pueden fallar’ para buscar la verdad. Y es ahí, donde los profesionales que creemos en el buen periodismo -o al menos lo intentamos- debemos refugiarnos mientras la sociedad reacciona y regula el desmán. Mejor buenas noticias que muchas, actualidad frente a especulación, realidad ante ficción y esperanza en que compañías y agencias dejen de apostar al click para jugar la mejor baza de la evolución digital. No estaría mal quer las empresas se concienciaran y dejaran de alimentar el fraude.