Intel ha anunciado la venta de su participación en Arm, la firma británica de tecnología de chips, como parte de su estrategia para reestructurar su negocio en medio de un entorno financiero desafiante.
Durante el segundo trimestre del año, Intel ha informado que ya no posee las 1,18 millones de acciones de Arm que había adquirido previamente, una venta que podría haber generado alrededor de 147 millones de dólares (unos 133 millones de euros) para la empresa estadounidense, en base al precio promedio de las acciones de Arm durante ese periodo.
El movimiento de deshacerse de su participación en Arm llega en un momento en que Intel enfrenta uno de sus mayores desafíos financieros en décadas. La empresa, que en sus mejores años lideró el mercado de los semiconductores, ha visto cómo sus ingresos han disminuido significativamente, llevando a la compañía a implementar una serie de medidas para reducir costes y reorientar su estrategia de negocio. Entre estas medidas, Intel ha anunciado el despido de 18.000 empleos y la suspensión de su dividendo, en un esfuerzo por estabilizar sus finanzas y adaptarse a un mercado cada vez más competitivo.
A pesar de la venta de las acciones de Arm, que proporcionó una inyección de capital, Intel ha reportado unas pérdidas netas de 120 millones de dólares en sus inversiones durante el mismo periodo.
Estrategia de reestructuración
La venta de la participación en Arm es coherente con el plan de reestructuración de Intel, que tiene como objetivo mejorar la liquidez y la eficiencia operativa de la compañía. Según los analistas, esta decisión refleja el enfoque renovado de Intel en centrarse en áreas estratégicas clave, como el desarrollo de chips avanzados de inteligencia artificial (IA) y la expansión de sus capacidades de fabricación por encargo. Este último aspecto es crucial para Intel, ya que busca recuperar su posición competitiva frente a empresas como TSMC, que actualmente domina el mercado de fabricación de chips por contrato.
El CEO de Intel, Pat Gelsinger, ha dejado claro que la reestructuración es necesaria para que la compañía pueda competir en el futuro. Bajo su liderazgo, Intel ha redoblado sus esfuerzos para innovar en áreas como la inteligencia artificial y la computación en la nube, donde la demanda de chips más potentes y eficientes está creciendo rápidamente.