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Por Alfonso de Castañeda
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alfondcctelycom4com/8/8/17
lunes 12 de mayo de 2025, 14:30h

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La estrategia de desinversión de Telefónica en Latinoamérica ha entrado en una nueva fase decisiva. Bajo la dirección de Marc Murtra, presidente ejecutivo desde enero, el grupo ha intensificado su retirada de los mercados latinoamericanos como parte de una revisión estratégica más amplia.

El foco de esta transformación empresarial está ahora centrado en Europa, con el objetivo de reforzar la rentabilidad y simplificar una estructura geográfica que arrastra años de resultados desiguales.

Desde inicios de 2024, Telefónica ha activado un plan de desinversión progresiva en varios países latinoamericanos donde sus operaciones presentaban bajo rendimiento. Las filiales de Argentina, Perú y Colombia ya han sido vendidas —en algunos casos, por precios simbólicos— y los activos restantes en Chile, México, Uruguay y Ecuador se encuentran actualmente en el escaparate. En total, la compañía prevé ingresar hasta 3.700 millones de euros con estas ventas pendientes.

Para facilitar estas operaciones, Telefónica ha contratado a varias entidades financieras internacionales. Citi ha recibido el encargo de gestionar la venta de Telefónica Chile, mientras que JP Morgan lidera el proceso en México. A estas entidades se suman Banco Santander y Rothschild, implicadas en el diseño general de la salida del grupo de la región.

Pérdidas contables y deterioro de activos

El consejo de administración de Telefónica se enfrenta además a un dilema contable: reconocer de forma inmediata cerca de 2.000 millones de euros en pérdidas derivadas del deterioro de sus activos latinoamericanos. Solo la desinversión en Argentina ha supuesto un impacto estimado de 1.107 millones de euros, mientras que la salida de Perú se cerró por apenas 900.000 euros, incluyendo además la asunción de una deuda superior a los 1.200 millones.

Este enfoque ha generado tensiones internas, como demuestra la reciente salida de Adrián Zunzunegui, hasta ahora responsable de Relaciones con Inversores

La decisión de cargar estas minusvalías en el primer trimestre de 2025 busca sanear el balance y preparar el terreno para el nuevo plan estratégico, que Murtra prevé presentar a finales de julio. Este enfoque, sin embargo, ha generado tensiones internas en el grupo, como demuestra la reciente salida de Adrián Zunzunegui, hasta ahora responsable de Relaciones con Inversores. Según fuentes próximas al consejo, el exdirectivo habría advertido sobre el impacto reputacional de la inestabilidad política y de gobernanza en la percepción del valor de la compañía.

El caso de Chile: presión competitiva y caída de ingresos

La filial chilena representa uno de los principales retos para Telefónica. Con una deuda cercana a los 993 millones de euros y varios ejercicios consecutivos de pérdidas, el operador ha visto reducirse sus ingresos móviles más de un 7% durante 2024.

Aunque el valor de venta estimado ronda los 1.200 millones de euros —gracias, en parte, a la operación previa con el fondo KKR, que adquirió el 60% de su negocio de fibra—, la transacción presenta obstáculos regulatorios. Entre los posibles compradores destaca Millicom, mientras que otros actores como América Móvil o Entel podrían quedar descartados por cuestiones de competencia.

Europa como eje estratégico

Más allá del repliegue geográfico, la estrategia de Telefónica apunta a una redefinición de su perfil operativo. La dirección apuesta por consolidar su presencia en Europa, especialmente en mercados clave como Alemania y Reino Unido.

En este último, la posible adquisición del 50% restante de su alianza con Virgin podría requerir una inversión de hasta 25.000 millones de euros, lo que obligaría a la compañía a considerar la venta parcial de su participación en Brasil, su único activo relevante en Latinoamérica.

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