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Roures toca los balones a Movistar
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Roures toca los balones a Movistar

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
viernes 18 de septiembre de 2015, 13:41h

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Creo que era casi una niña cuando aprendí que había un señor en el mundo llamado Jaume Roures que era un toca… toca balones.
Corrían los tiempos en que Pilar Miró era la señora directora de Televisión Española y yo una subalterna a la que, por aquello de los idiomas y alguna neurona despistada que debía tener aún activa en el cerebro, habían nombrado responsable de Relaciones Internaciones y del Gabinete de Prensa de la Dirección de Deportes de TVE. Si soy sincera, creo que en aquella época aprendí todo lo que requiere una mujer que anhela ser profesional; en lo bueno y en lo malo y en la más amplia extensión de la palabra. ¡Si contáramos!

Pero entre las cosas que no olvido de aquellos días son los nombres de Jaume Roures y Tacho Benet, entonces de TV3, ‘enemigos oficiales’ con quienes mis jefes se pasaban la vida negociando y ellos, haciendo buena la fama que acompaña a los catalanes (no sé cómo se dice peseteros en euros).

Entonces, además de con el fútbol, estaban obsesionados con la NBA, que había popularizado Televisión Española por obra y gracia Ramón Trecet y Esteban Gómez, pero que ellos querían por encima de ética y estética. Y fue esa la imagen que perduró en mí, puesto que me tocaba jugar en cancha contraria.

Estuvieron en la FORTA, los volví a ver en el RTO y siempre tuve la sensación de que a pesar de su vinculación al deporte, lo de juego limpio no iba con ellos. Hecho que constaté con la operación Zapatero; entre otras cosas porque era la primera vez que veía que los favores políticos se pagaban con un medio de ingresos infinitos en el tiempo y en el montante y que el deporte rey se tornaba poco a poco en Babilonia la grande.

No pasó más tiempo del suficiente para ver nacer, crecer y morir al diario Público entre las lágrimas de mis compañeros creyentes, quienes trabajaron con fe y nunca vieron la jugada. Un gol por toda la escuadra protagonizado por dos peculiares delanteros: de nuevo Roures y Benet; de quienes dicen que son Troskistas -al menos Roures- e independentistas; pero que ahora parece que lo de separarse, como grandes empresarios, no les va bien (en esto último hablo de oídas).

Y toca el turno a Movistar e intuyo la desesperación en los despachos y todo el mundo habla de BeIn Sports y de cómo toca los balones y ¿quién hay detrás? No, ya no me sorprende.

Me divierte pensar en cómo los ciudadanos creemos con inocencia en el poder de aquellos a quienes vemos y a quienes votamos. Personas que ponen mejor o peor voluntad a unas siglas que luego manejan otros; o en los intereses económicos y su relación con los penaltis; o cómo una multinacional puede depender de una extraña voluntad.

Sólo una cosa buena antes de terminar. A la derecha de Roures y Benet se sienta el mejor jefe que tuve en mi vida, el que me dio la oportunidad de crecer, de creer en mí misma y de aprender y por eso le estaré eternamente agradecida. No voy a aplicar en este caso lo de dime con quién andas y te diré quién eres porque eso haría buenos a estos oscuros personajes.

Por cierto ¡qué penita da ver lo que nos hace el tiempo!
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