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Un entorno virtual justo: el caso de Google Books

miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Un entorno virtual justo: el caso de Google BooksInternet es una potente herramienta de posibilidades ilimitadas. No obstante, existen ciertas acciones que en ocasiones pueden alterar el correcto funcionamiento de un entorno justo y adecuado para todos en el que se defiendan los derechos de los ciudadanos y organizaciones. Todos somos conscientes de que en este entorno, existen grandes compañías que muchas veces no juegan en igualdad de condiciones y, debido a una posición dominante tratan de aprovecharse de los derechos de otros. Está en mano de todos luchar por la creación de un entorno igualitario y razonable.

En la lucha por este entorno de igualdad, vemos un claro ejemplo con la reciente publicación de la Resolución judicial sobre el acuerdo de Google Books, que ha supuesto un éxito para los objetores de todo el mundo. Google dispone en la actualidad de una librería global para la consulta y venta de libros, conocida como Google Books, que cuenta con más de 2.000.000 de títulos digitalizados en 100 idiomas diferentes, de más de 35.000 editoriales distintas. Según afirma Google, para hacer esto se propone a cualquier persona o editorial del planeta, que posea derechos de autor sobre una obra, digitalizar el contenido de modo gratuito.

Texto: Andrés Font Galarza, Portavoz de ICOMP en España

Un entorno virtual justo: el caso de Google Books
En la resolución anteriormente citada, el Juez de Nueva York a cargo del caso concluyó que este acuerdo no satisfacía los requisitos legales de ser justo, adecuado y razonable.
Para resumir brevemente, el acuerdo propuesto pretendía exonerar de culpa a Google por haber escaneado más de doce millones de libros sin haber obtenido permiso previo
por parte de los poseedores de los derechos de propiedad intelectual infringiendo el derecho internacional. Esta resolución buscaba también dar a Google una licencia única para escanear y utilizar las obras conocidas como ‘huérfanas’  otorgando así a Google el monopolio para el uso comercial de los trabajos y de los datos que contienen.
Ante esto, cientos de voces se alzaron en el Juzgado de Nueva York desde todo el mundo para poner limitaciones a esta situación. Para frenarlo, se unieron ciudadanos de Francia, Alemania, Bélgica, Italia, España, Reino Unido, Suiza, Japón y Nueva Zelanda, así como autores de Estados Unidos y Canadá. Los Gobiernos europeos presentaron quejas, al igual que hizo el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Un entorno virtual justo: el caso de Google BooksEl acuerdo propuesto por Google era complejo e incluso, en una vista pública llevada a cabo por la Comisión Europea en septiembre de 2009, sus principales impulsores no parecían entender todas las disposiciones. Las preocupaciones de los objetores al acuerdo eran de varios tipos y se centraban principalmente en cómo iría contra convenios internacionales relacionados con los derechos de propiedad intelectual (“expropiaría los derechos de los individuos de forma involuntaria”), en cómo serían los efectos negativos sobre la competencia al afianzar el monopolio de Google en búsquedas (“la habilidad de Google para denegar a los competidores la posibilidad de buscar libros huérfanos afianzaría aún más el poder de Google en el mercado de las búsquedas online”), y en cómo había surgido una preocupación significativa alrededor de la privacidad, al permitir a Google el rastreo de lo que la gente estaba leyendo (“las preocupaciones sobre la privacidad son reales”). (Declaraciones extraídas de la opinión del Tribunal de Estados Unidos).
El Tribunal de Estados Unidos respaldó a los objetores europeos y de otras zonas del mundo en contra de Google y encontró que el acuerdo propuesto por Google no era justo, ni adecuado, ni razonable. Organizaciones como ICOMP (Iniciativa por un Mercado Online Competitivo) y otros actores están revisando con detalle la extensa resolución del juez de Nueva York. En efecto sus consecuencias tendrán que ser consideradas cuidadosamente.

De esta sentencia se pueden extraer conclusiones interesantes.

Primero, este ha sido un procedimiento en un Tribunal de Estados Unidos, que ha considerado, primordialmente, los intereses de Estados Unidos. Google diseñó deliberadamente el acuerdo Un entorno virtual justo: el caso de Google Bookspara evitar otras jurisdicciones. A pesar de que en general los autores y editores de todas partes del mundo no tuvieron la oportunidad de defender sus intereses en sus propios países y tuvieron que defenderse en un entorno desconocido, han conseguido lo que se habían propuesto, lo cual demuestra el carácter global del ecosistema online.
Segundo, existía la clara intención de disfrazar el acuerdo como una forma de devolver a la vida viejos libros, argumento que ha sido desmantelado al verse las verdaderas intenciones en la letra pequeña del acuerdo, es decir, el que la compañía de publicidad online más grande del mundo pudiera obtener enormes ventajas competitivas a través de lo que el Tribunal de Estados Unidos llamó una “copia descarada y al por mayor, sin obtener previamente permisos sobre la propiedad intelectual”.
Tercero, millones de trabajos ya han sido escaneados y Google tiene la información y la está utilizando. No está claro que la compañía tenga intención de enmendar de forma voluntaria este problema, manteniendo así sus ventajas competitivas.
El rechazo por el Tribunal de Estados Unidos a aprobar el acuerdo Google Books es una gran noticia para la propiedad intelectual, la competencia y la privacidad, pero no resuelve el asunto del monopolio de hecho alcanzado por Google, entre otras cosas, a través de la explotación no autorizada de la propiedad perteneciente a otros. Organizaciones como ICOMP tratan de defender los derechos de autor en la red y avanzar en la implantación de un entorno online verdaderamente justo y competitivo.

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