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El triste panorama de la I+D+i y la incógnita sobre dónde están los intereses

El triste panorama de la I+D+i y la incógnita sobre dónde están los intereses

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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“En España hay muchos requisitos para conseguir subvenciones a la investigación, pero luego no hay sistemas de control para saber si esa inversión se ha realizado correctamente”. Así se expresaba uno de los máximos responsables ministeriales del I+D en España en los últimos años al preguntarle sobre los resultados efectivos o materialización del dinero que el Gobierno, bien de forma directa, bien a través de bonificaciones o exenciones había destinado a tal efecto.

El pasado mes de diciembre, el director general de Cotec, Juan Mulet, presentó un análisis de la situación de la I+D y la innovación en España. Lo hacía tras la publicación, por parte del INE, de la Estadística sobre Actividades de I+D (2012) y después de conocerse tanto la Encuesta sobre Innovación en las Empresas Españolas (2012) como los últimos datos de Eurostat sobre ciencia, tecnología e innovación o el informe "2013 EU Survey on R&D Investment Business Trends”. Algunos de los datos que allí se conocieron fueron descorazonadores; otros, los menos, esperanzadores y algunos, tremendamente curiosos. Por ejemplo, ¿por qué si el presupuesto en investigación y el número de investigaciones ha descendido, el número de investigadores permanece inalterable?

Según los datos de la Encuesta de Innovación en las Empresas Españolas (2012), el 20,5% del total tuvieron al menos una innovación no tecnológica entre 2010 y 2012, frente al 24% del periodo 2009-2011. Mientras que el porcentaje de las que tuvieron al menos una innovación tecnológica en el periodo 2010-2012 fue sólo del 13,22%, frente al 16,57% del período 2009-2011. Se entiende como innovaciones tecnológicas aquellas basadas en las ciencias exactas y naturales y las contrarias las  que parten de las ciencias socioeconómicas y de humanidades.

Por ramas de actividad, los cinco sectores que más gastaron en innovación en 2012 fueron, según la clasificación de actividades económicas (CENAE): Servicios de I+D; Vehículos de motor; Farmacia; Telecomunicaciones y Programación; Consultoría y otras actividades informáticas.

La mitad de las empresas desaparecieron

Mulet, llamó la atención sobre el importante descenso que se ha producido en el número de empresas que tienen actividades de innovación en España; el cual se ha reducido a la mitad, pasando de 36.183 en 2008 a 18.077 en 2012. Este hecho, según señaló el directivo, preocupa especialmente a la Comisión Europea; sobre todo si tenemos en cuenta el interés continental por el proyecto 'Unión por la Innovación', una de las cinco iniciativas emblemáticas de la estrategia Europa 2020.

El objetivo de 'Unión por la Innovación' es mejorar las condiciones y el acceso a la financiación para investigación e innovación y, así, asegurar que las ideas innovadoras se puedan transformar en productos y servicios que creen crecimiento y empleo. Este objetivo se materializa, cuantitativamente, en que la inversión en I+D (pública + privada) en 2020, alcance el

3% del PIB de la UE. Tristemente, España, según datos del INE, alcanzaba en 2012, los 13.392 millones de euros, sólo un 1,3 % del PIB, después de experimentar un descenso del 5,6% respecto al año anterior.

Carlos Domingo: "lo hacíamos mal"

Pero otro hecho sorprendente es que en nuestro país, el paso del laboratorio al registro de la patente y, sobre todo, la materialización de ese esfuerzo, parece no haber estado muy bien orientado. Según Carlos Domingo, CEO de Telefónica I+D y, por ende, de una de las empresas nacionales más relevantes en este campo, "esa es una asignatura que teníamos pendiente, un proceso que nunca se había hecho muy bien, pero hemos mejorado sustancialmente ese aspecto y ya hay patentes y datos concretos que se pueden aportar al respecto" -bien es verdad que intentar conseguirlos para ponerlos como ejemplo no ha obtenido resultado alguno-.

Y aunque se constata que la conversión en patentes de nuestro esfuerzo inversor y su posterior materialización para recoger beneficios, roza los mínimos, Juan Mulet considera, que esa inversión se refleja "en las magníficas publicaciones que realizan nuestros investigadores en revistas nacionales y extranjeras".

Cae todo menos el número de investigadores

Como datos relevantes extraídos del Informe Cotec, hay que tener en cuenta que la evolución del gasto total en I+D en España ha tenido, desde 1994 hasta el comienzo de la crisis en 2008, crecimientos medios anuales superiores al 10%.  Con la crisis este gasto primero se estancó y luego cayó estrepitosamente; con descensos, en 2011, del 2,5 %, y en 2012, del 5%. 

El peso de la Política de I+D+i en los Presupuestos Generales del Estado ha bajado en 2013 prácticamente a los niveles del año 2000.

Por otra parte, la aportación pública de la actividad de I+D de las empresas se ha reducido un 40% desde el comienzo de la crisis, pasando de 1.447,8 millones de euros (el 17 %) en 2008 a 898 (12,7 %) en 2012.

Sin embargo, y como antes destacábamos, desde 2008 el número de investigadores en España a jornada completa (EJC) se ha mantenido prácticamente igual en el sector privado, mientras que en el sector público, después de subir ligeramente en 2010, ha bajado en 2012.

La necesidad de cambios radicales

En el informe sobre 'Capital social e innovación en Europa y en España', en el que la Fundación COTEC analiza los efectos del capital social en la innovación productiva en España y su comparación con cerca de una treintena de países europeos, nos situamos entre aquellos con un capital social menos afín a la innovación productiva.

En este sentido, el informe distingue en Europa tres grupos de países claramente diferenciados, según se acerquen a ese modelo de capital social afín a la innovación o se alejen de él. El primer grupo estaría formado por los países nórdicos, incluyendo a Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia, junto con Suiza y los Países Bajos, caracterizados por una capacidad de innovación más alta. El segundo lo integran los países centrales como Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Irlanda y Reino Unido, que presentarían unas tasas medias, salvo en el caso de Alemania que se acercaría más a los niveles del primer grupo. Y, el tercer grupo, el más alejado del modelo noreuropeo, lo formarían los países mediterráneos y de la Europa del Este, caracterizados por bajos niveles de capacidad innovadora.

Los resultados españoles, en concreto, se colocan en niveles entre medios y bajos en todas las clasificaciones, según el indicador de capital social correspondiente, lo que supone una clara barrera que dificulta que España consiga tasas altas de innovación.

Así, el informe destaca que dos de los factores que más nos alejan de los niveles de los países de referencia corresponden a indicadores de capital social familiar y asociativo: la emancipación extremadamente tardía de los jóvenes españoles en el contexto europeo (del 43 % de los jóvenes de 18 a 35 años en 2002-2006, frente a una mediana europea del 53,5 %) y el escaso nivel de pertenencia a asociaciones voluntarias en España

(16,8% en 2004-2006, frente a una media europea de 28,8%). En el caso de los indicadores de las empresas, señala que en los últimos 30 años el modelo económico español no ha favorecido la creación de puestos de trabajo enriquecedores y que se desempeñen con autonomía.

El documento concluye aportando una serie de sugerencias para la mejora del capital social para la innovación en el caso español, referidas a cambios en la estructura, la cultura y las relaciones con su entorno por parte de las empresas, a reformas en el mercado laboral orientadas a dar mayor seguridad, especialmente a los jóvenes, y a favorecer la movilidad geográfica. Otras sugerencias se centran en cambios en el sistema educativo y en los modelos de enseñanza, así como en el impulso de una formación profesional de calidad y de una mayor especialización de las universidades españolas.

Nuestros empresarios preocupados por las bonificaciones para sus investigadores

En este estado de cosas, AMETIC, la Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales, ha advertido reiteradamente del grave perjuicio que se puede producir al I+D+i español si el Real Decreto sobre bonificaciones en la cotización a la Seguridad Social del personal investigador no aparece publicado antes del 31 de enero, en tanto en cuanto afecta a sus cuentas de resultado y crea una "situación de incertidumbre y desamparo".

Los empresarios reclaman una resolución urgente; ya que la "Ley 17/2012, de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2013, recuperaba el incentivo al personal investigador a tiempo completo en I+D+i, si bien se dejaba la concreción de esta medida al desarrollo reglamentario en un posterior Real Decreto, que hiciera posible la aplicación práctica de este incentivo". Ese Real Decreto, ya redactado, aún no ha sido aprobado (a 18 de enero de 2014).

Sin respuesta

A la cuestión de por qué no desciende el número de investigadores a pesar de la desaparición de la mitad de las empresas, de la caída en los presupuestos de inversión, de estar a la cola de Europa en todo y, sobre todo, de no disponer de un entorno propicio para garantizar un retorno de la inversión, no hay respuesta.

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