Prueba Motorola W377.Sí puedo

Según viene preconfigurado, sobre la pantalla aparece: la fecha, la hora, el nombre del operador (Movistar), cobertura (en el momento de realizar la prueba buena), batería (llena) y FÁCIL, el modo asignado por Telefónica para este tipo de público y que conlleva unas características que simplifican enormemente el uso del terminal. El primer problema surgió con el botón central del navegador porque al no llevar impreso un ‘ok’ ni una indicación de que allí se abre el menú, Josefa requirió una primera explicación para aprender a moverse por los submenús. A partir de ahí, fuimos poco a poco. Una de las cosas que a nuestra probadora más le gustaron es el tamaño y que lleve ‘tapita’; ya que este Motorola, es un modelo con cierre de concha, pequeño, ligero y con un display en la tapa donde la información de interés surge retroiluminada. Accesos Sobre el botón multiusos de la izquierda aparece una leyenda ‘accesos’; este es el pulsador que con más frecuencia utiliza nuestra probadora. “Con este menú me defiendo; tampoco sé hacer muchas más cosas; pero si al abrirlo le doy a este (señalando el central del navegador) aparece una pantalla en la que veo: una agenda, un teléfono (que me dice quien me ha llamado, a quien he llamado, etc.), un sobre para poner o recibir mensajes y unas herramientas para designar la hora y la fecha, el timbre, poner una alarma, etc. Es aquí, en este punto del menú del Motorola adaptado al que ha llegado Josefa, cuando descubrimos la principal peculiaridad del teléfono, ya que existe una opción que pone ‘menú completo’; lo cual nos indica que el operador y el fabricante han diseñado un software adaptado y simplificado para que, sin llegar a anular las opciones de personalización o las características multimedia del teléfono, llegar a cualquier parte, sobre todo a las funciones básicas, resulte más fácil. Pero, no obstante, caso de que el cliente quiera en algún momento utilizar o conocer las funciones completas del terminal, es aquí donde puede recuperar el sistema operativo del fabricante y su interfaz habitual: ‘menú completo’. Pero volvamos a ‘accesos’. Allí Josefa nos cuenta que tiene varias opciones: silencioso (para que sólo vibre), fácil (para recuperar el estado normal cuando lo había silenciado), llamadas recibidas, llamadas realizadas, el buzón Movistar (para los recados), la cámara de fotos, la alarma (qué no sé bien para qué sirve, pero que supongo que es para programar un aviso), radio FM y mis números (eso no sé para qué es). Lógicamente, cuando le explicamos su utilidad, nos pide que se lo programemos pero vamos un paso más allá y le pedimos que introduzca ella misma sus números o un teléfono en la agenda. “No sé si lo he hecho bien –comenta al cabo de un ratito- pero no es difícil. Le doy al centro (navegador) y voy a la agenda. He tenido que ir hasta donde pone ‘nueva entrada’, allí aparece ‘nuevo’, luego número o email y ya me indica dónde poner el nombre (doy a aceptar), el número (aceptar) y ya está”. Asegura que no le resulta complicado escribir datos o mensajes: “yo cuento, una, dos, tres, hasta encontrar la letra que busco. A veces me paso y a veces no llego. La ‘ñ’ es horrible”. Cuando le preguntamos si sabe lo que es y le explicamos el término diccionario predictivo se sorprende negativamente “¡Ay, quítame eso!, yo eso no lo sé hacer”; hecho curioso, ya que al igual que los quinceañeros prefiere ir letra a letra, en un entorno cómodo que ella pueda dominar. La cámara No quisimos terminar la prueba sin saber si Josefa podía sacar sola una foto y si sabría enviar un MMS (¿un qué?); “yo primero te saco la foto”, cosa que hizo sin excesiva dificultad. ¿Esto del bluetooth para qué sirve? Nos mira impresionada. Pero se frustra enseguida cuando ve que con el ‘menú fácil el sistema no le permite registrar las fotos ni enviarlas’. Esto no le ha gustado, ella quiere aprender y tiene aspiraciones de ‘tekiyaya’ (lo hace despacio pero lo hace con su teléfono actual); así es que le hemos dicho que cuando domine el Motorola le podemos activar el menú completo. Sin que ella se entere, contaremos que Josefa tiene 80 estupendos años y que su máxima queja sobre este terminal adaptado es que no lleva MP3 para ir oyendo música cuando sale cada día a caminar. ¡Firmábamos!