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La historia de un atún conectado

La historia de un atún conectado

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
sábado 20 de enero de 2018, 20:00h

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¿Sabías que…

Unas 5 millones de toneladas de bigeye, yellowfin y skipjack se capturan, procesan y venden cada año que la mitad de los rabiles, patudos y listados que se pesca en el Índico va destinada a Europa y el 50% de esto, a España?

¿Sabías que…

Para que ese atún delicioso que extraemos de una lata para disfrutarlo en ensaladas, ensaladillas, guisos, pizzas, etc. llegue a nuestra mesa, hoy, son fundamentales las telecomunicaciones?

¿Sabías que…

Hay objetos en los mares, denominados FAD (agregadores de peces) con boyas sensorizadas para saber de qué tipo, dónde, cuántos atunes hay un punto determinado?

La historia de un atún conectado

Y no, no los llaman por teléfonos para que salten a la red y sacrifiquen sus vidas en aras de nuestra gastronomía, pero con un poco de sentido del humor, nos atreveríamos a decir que casi. Hoy, la pesca del atún es eficaz, eficiente, conectada y controlada y si bien rompe la imagen romántica que nos forjamos con Pinocho y con Moby Dick, o la infantil de los pesqueros de madera arribando en nuestras costas, la aportación de las telecomunicaciones no puede tener otra denominación que la de apasionante.

Julio Morón, director gerente de la Organización Productores Asociados Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC) y de la Asociación de Grandes Atuneros Congeladores (AGAC), doctor en zoología y biología animal, asesor científico de ambas entidades, es tal vez, el mejor conocedor del tema; podríamos decir que no hay atún que se le escape, pero para ello ha dedicado muchos años al estudio, la investigación y la gestión de la pesca del atún y de las flotas que a ello se dedican. Hoy, si el gran Gila viviera, tal vez haría una parodia y diría algo así como: “¿Oiga? ¿Está el atún? Que se ponga… Oye, que quiero saber si estás de fiesta con los amigos y con cuales, que vamos para allá…”

El observador electrónico

Satlink ha realizado una apuesta para que, mediante un sistema de cámaras digitales de alta resolución se controle la actividad diaria ocho cámaras con un centro de control a bordo. Los discos resultantes se llevan a un centro de observación y sirven para, entre otras cosas, aportar trasparencia a la gestión pesquera.

Preámbulo. La nota oficial

Experto y gran comunicador, Morón recuerda que hay que diferenciar muy bien entre el atún rojo, el de las almadrabas, el de las cocinas con estrellas y el atún tropical, el de consumo habitual y para el que muchos empleamos una sinécdoque al llamarlo ‘atún claro’. No obstante, la Secretaría General de Pesca ha establecido un sistema integral para las flotas a través de las comunicaciones, que establece que en todos los barcos españoles de menos de 12 metros se han introducido sistemas de control por satélite, los cuales tienen sus frecuencias establecidas dependiendo del sistema de peca del que se trate.

Así, si es una pesquería que está muy regulada, el control por satélite puede llegar a ser hasta por minutos; si no, son periodos de transmisión diarios o de dos veces a día, por regla general. De esta forma, se sabe dónde está cada barco y si entran en zonas que no tienen autorización. Esta reglamentación de obligado cumplimiento, se estableció ya hace tiempo y ahora se está trabajando ya en la segunda generación de esos sistemas de comunicación y control, conocidas como ‘cajas azules’, las cuales se denominan así porque al integrarse en los barcos, la más popular, que era de la marca Satlink, era de este color.

Pues bien, en este momento, se vive un periodo de transición y modificación debido a la actualización de los satélites; en concreto, Irmasat está apagando algunos de los que estaban gestionando estas señales, que ya estaban amortizados y se está activando una nueva generación porque hay que dar un paso más en cuanto a la precisión de los satélites.

La Secretaría General de Pesca metió un punto más en cuanto a la transmisión satelital, que es la información de capturas, llamado el cuaderno electrónico de pesca, en el cual los patrones tienen obligación de registrar digitalmente las capturas; de inscribir el resultado de la labor realizada en el día, de forma que la Secretaría General, donde llega inmediatamente, puede tener un control absoluto de la actividad de la flota en todo el mundo. Los controles de descarga son similares, pero se hacen en tierra.

Capítulo I. Escondidos

La revolución de la pesca del atún tropical, sin embargo, no viene por el control que se realiza de forma oficial y telemática. Los profanos en esta materia deben saber que, hasta hace poco tiempo, los atuneros bogaban y fiaban sus capturas a la experiencia de los más avezados, al vuelo de las aves, a la observación o a la casi intuición cuando la marinería veía a los peces saltar.

Pero para llegar a capturar 5 millones de toneladas al año en el mundo, la mayor parte entre 10 o 12 países y hacerlo de forma eficiente y rentable, ha hecho falta una revolución, una revolución que, como no podía ser de otra forma ha llegado de la mano de la tecnología avanzada y que se basa en la detección de objetos artificiales a través de bollas artificiales.

Y es que, después de muchos años de labor, los atuneros se dieron cuenta que debajo de objetos (cajas, árboles, restos de otros barcos) que habían llegado hasta el mar se daban capturas muy importantes y empezaron a ponerles boyas con radio para llegar a confirmar que cada vez que regresaban hasta el ‘flotador’ en cuestión pescaban de forma abundante.

Tras entender que el método de radio boya daba resultado, empezaron a realizar parrillas de bambú, con redes que colgaban para crear microhábitats, con el mismo sistema de localización y, efectivamente, allí los atunes se concentraban. La radio boya, no indicaba la distancia sino la dirección en la que estaba; así es que el paso siguiente fue colocar boyas de satélite y pasó a ser una forma mucho más técnica y eficaz para pescar el atún tropical.

Capítulo II. Allá donde te encuentres

El último salto tecnológico aporta no sólo la posición GPS, sino mediante ecosondas en miniatura posicionadas en los mismos puntos, se puede saber si hay pesca y si la hay en cantidad suficiente para rentabilizar el viaje. De esta forma se ha llegado a un método, económicamente rentable y ecológicamente eficaz, no sólo por la eficiencia en el proceso, sino por el ahorro de combustible y de tiempo de laboreo en los barcos.

De forma que se ahorra en combustible y se es ecológicamente mucho más eficaz lo que favorece la aproximación al rendimiento máximo sostenible.

Este método se desarrolló en España, país que siempre ha sido puntero en estas lides y la pesquería la utilizó primero en el Océano Indico, luego en el Atlántico, de allí llegó al Pacífico y ahora están todas las flotas asiáticas utilizando el mismo sistema.

¿Impresionante? Desde luego, al menos inimaginable para cualquiera que no viva sumergido en este mundo. Sin embargo, ahora se está dando un paso más porque se está trabajando en la selectividad boyas para saber qué tipo de atún está disponible: claro, listado o patudo.

Un detalle a tener en cuenta es que estos puestos de pesca pelágica, estos objetos flotantes, no son estándares, cada barco los hace de una forma distinta, con mayor o menor deriva, más o menos profundidad, etc. Eso, sí, arrojan datos; datos como la temperatura del agua, las mareas, la calidad del agua y, sobre todo, la biomasa; datos que hoy por hoy no aprovechan otras instituciones pero que tienen mucho potencial investigador y económico.

Las distintas regulaciones que existen a nivel internacional establecen cuotas de una especie o de otra dependiendo de cómo estén los stocks; por eso es muy importante en términos de rendimiento, saber que cuándo vas a una boya determinada tienes un porcentaje permitido de una especie que está en regulación. En definitiva, poder decidir a priori si, como se dice popularmente, “vale la pena el viaje”. Las empresas que están desarrollando estas ecosondas son los noruegos de Simrad y los españoles de Satlink

Capítulo III. Los datos

Más allá de los métodos, lo cierto es que el uso de los objetos artificiales ha crecido exponencialmente y puede ser lógico porque, comparado con hace 10 años, se puede decir que la pesca del atún se ha triplicado: se ha pasado de 3 millones de toneladas, a los 5 millones a los que antes hacíamos referencia, especialmente del tipo listado, que es la especie más resistente. Sin embargo, las organizaciones internacionales han decidido regularlas y poner un límite, ya que llegó un momento en el que se utilizaba un número excesivo de boyas por barco.

Ese límite se ha establecido en unos lugares por el tamaño del barco (Pácífico americano) y en otras, de forma equitativa. Tampoco ha estado exento el sistema de polémica, y que había quien consideraba que se capturaban especies accesorias, pero ahora las redes se enmallan para que no puedan entrar especies que no están invitadas.

Por tanto, actualmente, la relación con los ecologistas es muy positiva, hasta el punto de que se ha firmado un proyecto de desarrollo conjunto parala mejora de la pesquería y se ha establecido un periodo de cinco años para que todas las pesquerías españolas tengan certificación ecológica o el estándar AENOR de pesca responsable. Y es que tal y como comenta Julio Morón “nadie más interesado que nosotros en mantener el recurso del que vivimos”.

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