Oscar Rodriguez ocupaba el despacho de director de la sede española de la mayor empresa del mundo por capitalización bursátil e icono tecnológico por antonomasia, desde abril de 2015 y deja una plaza vacante que, caso de seguir la compañía la tónica general mantenida hasta ahora, tardará varios meses en cubrirse.
Histórico en el sector de la telefonía, Apple -al poco tiempo trasladado a la Carrera de San Jerónimo, 1- y en él ha permanecido dos años y medio cumpliendo las normas estrictas de los de Cupertino, entidad que no permite a sus ejecutivos tener relación alguna con los medios de comunicación.
Beneficios globales, dificultades locales
La salida de Rodriguez coincide con la presentación de resultados del año fiscal de 2017, los cuales indican que Apple ha aumentado su beneficio anual un 5,8%, hasta alcanzar los 48.351 millones de dólares. Los ingresos de la compañía crecieron un 6,3%, hasta situarse en 229.234 millones de dólares, un 25% de ellos en Europa. Además, acumula 268.900 millones en efectivo, la mayoría fuera de EEUU para reducir la carga fiscal.
También se encuentra Apple, en este momento, en el ojo del huracán informativo por la gestión de sus ingresos a través de paraísos fiscales, muchas veces denunciados, pero de nuevo en la palestra por los denominados ‘paradise papers’; lo que ha llevado a la Comisión Europea a plantearse nuevas medidas contra la corporación americana. Noticias ambas que han opacado la salida al mercado del iPhone X, su terminal 'premium' de referencia para 2017.
La rotación en los cargos directivos de Apple España no pasa inadvertida, aunque puede tener su lógica al tratarse de un país donde la cuota de mercado de Android oscila entre el 90% y el 94%, según los meses del año y siempre en relación con los últimos lanzamientos. La rumorología sectorial también apunta a la dificultad en las negociaciones entre la empresa de tecnología y los operadores o incluso la distribución, por las imposiciones y el tono del equipo de Cook a la hora de mantener conversaciones.
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