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Instalados fuera de la norma; el marketing no debe imponer la reglas

Llegan tiempos oscuros, cabalgan los cuatro jinetes del siglo XXI y la tontería

Llegan tiempos oscuros, cabalgan los cuatro jinetes del siglo XXI y la tontería

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
viernes 05 de enero de 2024, 10:00h

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Esta mañana he recibido una llamada de una joven agente de una agencia de publicidad quien, tras preguntar por mí y decirme buenos días, me ha increpado: "es que... o sea...habéis publicado un texto que está escrito fatal...". ¿Perdona? Respondí incorporándome de un salto. "Sí", insistió, "el nombre de la marca debe ir todo en mayúsculas y no se pone ‘el’ delante del modelo".

Y no, no era una pesadilla ni habíamos amanecido en el eterno debate de si para denominar a los operadores (compañías telefónicas) se utiliza el masculino, como se hizo siempre para diferenciarlos de las telefonistas, hasta que desde Cataluña nos llegó el hábito de llamarlos operadoras; como también asumimos utilizar el término entrenamiento por entrenamiento o aprendimos a escuchar expresiones tipo ‘habían siete’, ‘televisión a color’ o ‘la María’ con naturalidad.

Bueno, bien, no sólo no me parece mal, sino que considero que enriquecer el vocabulario con expresiones de lenguas hermanas, siempre y cuando no se apedreen las normas de ortografía (como en los últimos ejemplos) está bien. Es el día a día de la integración en un mundo en movimiento y comunicación continua. Aceptamos los anglicismos o incluso los galicismos con orgullo y ahora, por fin asumimos que las lenguas cooficiales aportan términos que hacemos nuestros por ser diferentes, sonoros y expresivos como ‘agur’ o ‘y tan’.

Tampoco aludía mi interlocutora a la otra discusión recursiva. Si es correcto decir el 5G, la 5G o 5G; fácil si se sabe qué significan las siglas: quinta generación de telefonía móvil... femenino o sin artículo como mucha concesión. El mismo caso lo tenemos con la COVID, enfermedad del coronavirus por sus siglas en inglés (enfermedad o pandemia, femeninos).

Hablan los sabios

No. La cuestión era que, según ella y sin atender a mis explicaciones, la gramática se debe adaptar a la grafía del logotipo de cualquier marca, muchos de los cuales están diseñados en mayúsculas por razones evidentes de marketing y esto es un lugar común; las agencias quieren que escribamos los nombres de sus clientes en mayúsculas; pero somos periodistas y, entre nuestras maltrechas obligaciones está el utilizar correctamente el idioma. En concreto y a este respecto el diccionario Panhispánico de dudas de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) es muy claro:

"LA MAYÚSCULA EN PUBLICIDAD, DISEÑO GRÁFICO Y NOMBRES COMERCIALES"

En ámbitos como la publicidad o el diseño gráfico es frecuente la aparición de mayúsculas y minúsculas no justificadas desde el punto de vista ortográfico. Estos usos expresivos o estilísticos, que buscan atraer la atención del receptor, no deben extenderse, en general, a la escritura ordinaria. Por ello, aunque comienza a ser habitual que marcas y nombres comerciales presenten mayúsculas intercaladas (CubaSí, MásVital, iBanesto) o que el nombre propio de la marca o institución aparezca escrito enteramente en minúsculas en los logotipos (yoigo, xerox, adidas, renfe), la grafía del nombre comercial o institucional debe acomodarse a la norma ortográfica y recuperar la mayúscula inicial cuando se utilice en el interior de un texto general: "Rafael se apareció con un par de zapatillas Adidas" (Olguín Lanús [Arg. 2008]); "Lo vio llegar a lo lejos. Con […] el paso firme y la mirada fija en su iPhone" (Montesinos Idea [Esp. 2015]).

No encontré una entrada concreta que pudiera explicar lo que solemos saber por la preparación que recibimos en nuestra ya antigua y siempre extrañada EGB al respecto de poner artículo delante del modelo de un producto concreto y recurrí a FUNDEU, una organización nunca suficientemente alabada, quien me respondió al momento.

Artículo delante del nombre de un producto.
"La utilización o no del artículo depende del contexto en el cual se use el término, pero en general llevan el artículo que corresponde al correspondiente nombre común (es posible que pidan omitir el artículo por la creencia, errónea, de que los nombres propios nunca llevan artículo). El artículo ayuda a precisar o concretar las informaciones".

Es decir, el nombre del modelo sustituye a la palabra móvil o teléfono y no empezamos un párrafo diciendo algo como "móvil tiene un diseño cuidado".

El pan nuestro de cada día

Pero esto es el pan nuestro de cada día. No hay reglas, no hay normas, no hay verdad; en esta sociedad distópica que estamos creando, lo que prevalece son 'mis reglas', 'mis normas', 'mi verdad' y no tenemos el más mínimo reparo en imponérselas a los demás sin plantearnos si la persona o profesional que tenemos delante puede tener más información, conocimiento o criterio que yo; si le afecta o no mi imposición y si mi opinión, decisión o actuación pudiera ir más allá de mis intereses y causar un perjuicio general hasta el punto de sembrar la duda con respecto a lo que es correcto. Algo que no debería ser subjetivo u opinable. Al menos en entornos públicos.

Suelo decir, entre bromas, que el bajísimo nivel de la educación, los fondos de inversión, las redes sociales y el marketing son los cuatro jinetes del apocalipsis de la sociedad del siglo XXI. Los imagino sobre sus corceles blanco, bermejo, negro y amarillo en su gloriosa labor de conquista y posterior destrucción de una humanidad que acepta impávida la ignorancia, el abuso, la desinformación y el engaño como forma de vida. Y no, no se salvarán aquellos que se presenten al Juicio Final con sus manos llenas de buenas obras; sería mucho pedir. Lo harán aquellos que hayan mantenido su mente y su cuerpo sano y hayan plantado cara a los temibles caballeros con esfuerzo, derechos, información y verdad.

El campo de distorsión de la realidad

Transparencia le llaman ahora a lo que nunca fue tan opaco, y esto incluye la intromisión de todos en todo lo que a la información se refiere. Ruedas de prensa al dictado y sin preguntas, confusión entre publirreportaje y noticia, desinformación imposible de atajar y el ya famoso campo de distorsión de la realidad que nació de Star Trek, popularizó Steve Jobs y se ha convertido tanto en materia de estudio en las universidades americanas como en religión entre los políticos del mundo, especialmente entre los españoles.

Lo que me enerva es la duda constante, que a ella como a muchos otros jóvenes de otras compañías o departamentos de comunicación, publicidad o marketing se lo hayan dicho y lo hayan asumido hasta el punto de discutirte la corrección de la norma

Y no, la culpable de que haya decidido afilar mi pluma para subrayar lo evidente en esta columna no fue la encantadora agente que me llamó esta mañana cuyos modales fueron muy correctos y conseguimos entendernos a la perfección. Lo que me enerva es la duda constante, que a ella como a muchos otros jóvenes de otras compañías o departamentos de comunicación, publicidad o marketing se lo hayan dicho y lo hayan asumido hasta el punto de discutirte la corrección de la norma. Cuando escribimos textos informativos (noticias, crónicas, reportajes, etc.) elaborados por periodistas no admitimos faltas de ortografía sugeridas y si se incluyen en los publirreportajes es precisamente por eso, porque lo son, porque es publicidad redactada, las mil palabras en lugar de la imagen, el logo descrito y adornado, el acuerdo bajo contrato para plasmar un mensaje que debe tener un impacto previamente calculado.

Todo en la vida se puede admitir en mutuo acuerdo si ambas partes consienten y no dañan a terceros; pero instalarnos fuera de la norma, establecer el engaño como principio político, empresarial o social, instaurar el abuso y el chantaje como vía de ganancia o la desinformación como regla de comunicación es abrir cuatro de los siete sellos para dar rienda suelta a los caballistas que portan como arma el ocaso de nuestra civilización.

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