El 29% de los relojes inteligentes y el 30% de las pulseras acaba en un cajón. Es el último dato de un estudio de Gartner que revela la situación actual de la llamada tecnología de vestir, que no termina de dar el salto para hacerse –como el móvil- indispensable en nuestras vidas.
El estudio se realizó haciendo 9500 consultas a usuarios de Australia, Reino Unido, Estados Unidos y Brasil, entre junio y agosto de este año. Gartner cree que el problema es que los werarables actuales no ofrecen suficientes incentivos a los usuarios, los cuales terminan observándolo como un elemento que duplica las capacidades de su teléfono inteligente.
El cajón sigue siendo el lugar de muchos wearables después de su compra.
Otros estudios ya han pronosticado que los relojes inteligentes no se volverán una gran tendencia hasta 2020. Tiene sentido, para IDC, las nuevas generaciones serán las que realmente den un uso superior a este tipo de equipos que podemos llevar puestos para sumar funciones a nuestro teléfono inteligente.
De todos los dispositivos inteligentes, de momento los dispositivos fitness son los que se llevan la mayor atención, con un 19% de adopción, mientras que las gafas de realidad virtual no llegan al 10%.
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