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El día en que Gilpérez dijo adiós a Telefónica
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El día en que Gilpérez dijo adiós a Telefónica

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
miércoles 31 de enero de 2018, 00:42h

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La mañana se debatía entre el cumpleaños del Rey Felipe VI, el Toison de Oro de la Princesa de Asturias, las ‘puigdemoanadas’ y la pareja feliz que representará a España en Eurovisión; pero ha sonado el aviso de mensaje y ha llegado una noticia remitida por whatsapp: la primicia de Merca2, firmada por Raúl Masa, en la que adelantaba que Luís Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica España sería relevado de su cargo y sustituido por Emilio Gayo

Doctores tiene la iglesia para comentar la trayectoria empresarial del ejecutivo saliente y de quien lo releva, ese tipo de artículos suele ser objeto de los medios económicos, empresariales y generalistas; pero en este caso, merece la pena dedicar unos minutos, aunque sea desde un tecnológico, a escribir unas líneas porque consideramos que el nombre de Gilpérez está directamente vinculado, y lo estará por los siglos de los siglos, al mundo tecnológico y a la empresa en la que durante tantos años ha desarrollado su labor.

Crónica de un relevo erróneamente anunciado

El relevo de Gilpérez era una de esas decisiones que se decían ‘cantadas’; pero precisamente por eso, por los meses, años diría, que se ha esperado la noticia del cambio, resultaba ‘el cuento del lobo’ y, cuando ha llegado, ha sorprendido. Que José María Alvarez Pallete, como nuevo presidente del Grupo, culminaría, tarde o temprano, la formación de su propio equipo tenía lógica, que sus posiciones eran, en ocasiones enfrentadas, conocido. Pero, juntos, formaban un tándem muy ejecutivo y tan mal no debían ir las cosas cuando el nuevo presidente nacional, Emilio Gayo, era mano derecha del anterior y, como diría aquel, ‘va a ser más de lo mismo’.

Desde el punto de vista humano, la personalidad abrumadora del hoy ya ex presidente de Telefónica España es patente para cualquiera que lo conozca. Hombre directo, veraz, resolutivo, decidido, Luis Miguel despierta tanto respeto, como confianza, dos términos en ocasiones difíciles de conjugar, pero que él consigue hacerlo con sabiduría. Patriota hasta la médula, seguramente no cambió el azul de Telefónica por tonos rojo y gualda por no hacer un guiño a la competencia; pero, paradójicamente, ha sido precisamente el presidente de ‘esa oposición’ histórica que representa Vodafone, Francisco Román, quien en la entrega de los premios de periodismo, otorgados por la Fundación que lidera, ha recordado su buen hacer y “cuánto le tiene que agradecerle este sector a Gilpérez”.

Sus claros y sus oscuros

En su haber queda el despliegue de fibra y empujar a España al liderazgo europeo de la misma; la evolución de la marca Movistar en todo el mundo hasta convertirla en sello del operador y la puesta en marcha y desarrollo posterior del concepto ‘Fusión’ que otros se vieron abocados a copiar, al forzar al mercado a empaquetar redes y contenidos. Creemos, en definitiva, que trasladó su personalidad a la compañía y consiguió definirla apostando con claridad por el cliente.

En su debe, y en mi modesta opinión: haber cedido ante Roures (Mediapro) y no haber aguantado el envite del fútbol, ese que hoy todos los operadores estudian abandonar y que, por extraños circuitos de la vida, ha terminado financiando el independentismo catalán.

El capítulo periodístico del Luis Miguel gran directivo, del gran ingeniero, del gran hombre de personalidad arrolladora no termina hoy; aún tiene muchas páginas por escribir

También la imposición en Latinoamérica, y posteriormente en España, del denominado ‘Upfront Fee’, nunca del todo reconocido y que tanto ha distorsionado el marco del mercado telco y el poder competitivo de muchas empresas que luchan dentro del mismo. Y, por último, un excesivo posicionamiento y vinculación pública a algunos medios de comunicación, alterando el concepto de equidistancia de cualquier gran ejecutivo, tal vez cobijado por sombra no siempre del mejor árbol. Y no, no es queja personal porque consideramos y agradecemos que siempre nos ha facilitado y enriquecido el trabajo y que hemos contado con su estima y respeto -que él sabe muy correspondido -; es más una cuestión de gestión de su prestigio.

El capítulo periodístico del Luis Miguel gran directivo, del gran ingeniero, del gran hombre de personalidad arrolladora no termina hoy; aún tiene muchas páginas por escribir y lo seguiremos, pluma en mano, fuera de Telefónica; pero no por estar lejos del más grande, la información que nos brinde será menos interesante, y no lo será, sencillamente, porque la contará él… y que conste que no siempre es fácil seguirle.

Dicen que se va voluntariamente; tal vez quiera disfrutar de su retiro, pero, como la mejor de sus seleccionadas series, queremos terminar con un ‘to be continued’.

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