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El abuso de pantallas dispara los problemas de sueño y salud en la infancia
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(Foto: Depositphotos)

El abuso de pantallas dispara los problemas de sueño y salud en la infancia

Por Antonio Rodríguez
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infozonamovilidades/4/4/18
viernes 19 de diciembre de 2025, 09:00h

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La sobreexposición a pantallas en la infancia ha dejado de ser un debate pedagógico para convertirse en una preocupación sanitaria con implicaciones directas para el ecosistema digital.

Así lo refleja el último estudio elaborado por el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y de Ocio (AIJU), en colaboración con la Fundación Crecer Jugando, que alerta de un aumento sostenido de problemas de salud y desarrollo vinculados al uso intensivo de dispositivos digitales entre niños y adolescentes.

El 81% de los profesionales sanitarios ha detectado un incremento de patologías asociadas al uso excesivo de pantallas

El informe, presentado junto a la 35ª edición de la Guía AIJU 2025-2026, recoge la opinión de 65 médicos y médicas especialistas en infancia y de 334 familias con hijos de entre 0 y 17 años. Los resultados dibujan un escenario claro: el 81% de los profesionales sanitarios ha detectado un incremento de patologías asociadas al uso excesivo de pantallas y el 95% coincide en que esta práctica tiene un impacto negativo directo en el desarrollo infantil.

Los datos del estudio sitúan a la tecnología de consumo en el centro de la conversación médica. Según explica Pablo Busó, coordinador del área de Investigación Infantil de AIJU, el objetivo del trabajo ha sido analizar cómo la exposición continuada a pantallas influye en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de los menores, integrando tanto la visión clínica como la experiencia de las familias.

Entre los problemas de salud más frecuentes detectados por los especialistas destacan los trastornos del sueño, señalados por el 81% de los encuestados. A estos se suman dificultades relacionadas con la salud mental, con un 69%, así como obesidad infantil y problemas visuales, ambos con un 63%. También aparecen alteraciones posturales y neuromotoras, cada vez más habituales en edades tempranas debido al sedentarismo y al uso prolongado de móviles y tabletas.

Desde el punto de vista médico, estos indicadores reflejan una realidad preocupante: la tecnología digital se ha integrado de forma masiva en la vida infantil sin una adaptación clara a las necesidades fisiológicas y evolutivas de los menores.

La investigación “reafirma la necesidad de generar entornos de juego y socialización libres de pantallas, y de promover un uso de la tecnología activo y guiado por familias y profesionales”, señala Busó.

Familias conscientes, pero con poco margen de control

El 68% de las familias reconoce una elevada preocupación por el tiempo que sus hijos pasan frente a las pantallas

El estudio también pone cifras a la percepción del entorno familiar. El 68% de las familias reconoce una elevada preocupación por el tiempo que sus hijos pasan frente a las pantallas. Sin embargo, la capacidad real de limitar ese uso resulta mucho menor. El 91% de los niños y niñas supera los tiempos máximos recomendados por los expertos sanitarios.

El incumplimiento es especialmente llamativo en la primera infancia. El 98% de los menores de entre 4 y 6 años no respeta la recomendación de la Asociación Española de Pediatría de evitar el uso de pantallas antes de los seis años. Este dato evidencia hasta qué punto los dispositivos digitales se han normalizado como herramienta de entretenimiento, apoyo educativo o solución rápida para conciliar rutinas familiares.

Aunque el 96% de los hogares establece normas de uso, un 71% admite dificultades para mantenerlas en el día a día. Entre los principales obstáculos figuran la falta de tiempo, la necesidad de apoyo mientras se realizan otras tareas y los conflictos que surgen con los propios menores al intentar imponer límites.

Tecnología sin contexto: el verdadero problema

Desde una perspectiva tecnológica, el informe subraya que el problema no reside en la existencia de las pantallas, sino en la ausencia de criterios claros de uso y acompañamiento. La tecnología entra cada vez antes en la vida de los niños, pero lo hace sin una alfabetización digital paralela ni herramientas suficientes para las familias.

Entre las medidas más valoradas por los participantes para reducir la sobreexposición figuran las charlas informativas dirigidas a padres y madres, la inclusión del uso responsable de la tecnología en el currículo escolar y un mayor control parental tanto del tiempo como de los contenidos. También se mencionan iniciativas de sensibilización apoyadas en figuras públicas y recursos pedagógicos adaptados, como cuentos ilustrados.

El estudio de AIJU lanza un mensaje que interpela directamente al sector tecnológico. En un contexto en el que la conectividad y las pantallas forman parte estructural del entorno digital, el reto ya no pasa únicamente por innovar en hardware o plataformas, pasa por diseñar modelos de uso que tengan en cuenta la salud y el desarrollo infantil.

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