Para contextualizar, el stalkerware, un tipo de software malicioso diseñado para espiar y acechar a individuos sin su consentimiento, se ha convertido en una práctica más común en la era digital. A menudo pasa desapercibido, operando en segundo plano y ocultándose entre las aplicaciones legítimas. Estos programas a menudo se hacen pasar por aplicaciones legítimas de seguridad antirrobo o control parental en teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras, pero en realidad son muy distintos. Al ser instalados, generalmente sin el consentimiento de la persona rastreada, brindan al agresor los medios para controlar la vida de la víctima. Las capacidades del stalkerware varían según la aplicación.
El 'Estado del Stalkerware en 2023'
El 'Estado del Stalkerware en 2023' es un informe anual de Kaspersky que tiene como objetivo brindar una mejor comprensión del número global de personas afectadas por el acoso digital. En concreto, en 2023, los datos de la compañía revelan que 257 personas en España se vieron afectadas por el stalkerware, lo que representa una disminución interanual del 13% con respecto a los 296 usuarios afectados en 2022. A pesar de esta disminución, España sigue ocupando el cuarto lugar entre los países más afectados en Europa.
Según Kaspersky, en 2023, Alemania, Francia y Reino Unido fueron los tres países más afectados en Europa. Irán ingresó en el top cinco el año anterior y se mantiene en él. En comparación con 2021, los países de la lista siguen siendo los más afectados de Europa, con la excepción de Grecia, que ya no forma parte de la lista. Lamentablemente, Portugal ingresó en la lista en décimo lugar.
Violencía online, stalkerware
El 70% de los encuestados en España afirmó tener acceso a los teléfonos móviles de sus parejas. De los participantes, el 14% reveló haber experimentado algún tipo de acoso en línea por parte de alguien con quien salieron recientemente, mientras que el 27% declaró haber sido víctima de acoso o sospechar que lo estaban sufriendo.
Por otro lado, el 6% admitió haber instalado o configurado ajustes en el teléfono de su pareja, y otro 6% reconoció presionar a su pareja para que instale aplicaciones de vigilancia. Sin embargo, la mayoría de los encuestados (74%) desaprueba la idea de controlar a una pareja sin su conocimiento, lo que refleja un sentimiento generalizado en contra de dicho comportamiento. En cuanto a las reacciones respecto a la supervisión consentida de las actividades en línea de la pareja, el 69% manifiesta su desaprobación, lo que subraya la importancia del derecho a la privacidad. En contraste, el 14% apoya la transparencia total en las relaciones y considera apropiado el control consentido, mientras que el 7% lo considera aceptable solo cuando hay un acuerdo mutuo.
Estos resultados resaltan el delicado equilibrio entre la intimidad y la protección de la información personal. Es bastante preocupante ver un mayor nivel de precaución, especialmente en lo que respecta a datos sensibles como las contraseñas de los dispositivos. La reticencia a compartir este tipo de accesos está alineada con los principios de ciberseguridad. Aunque estemos dispuestos a compartir contraseñas de plataformas de streaming y fotos, esto representa un cambio de mentalidad, aunque debemos ser conscientes de los posibles riesgos, incluso al compartir información aparentemente inofensiva. Por todo esto, es importante fomentar la comunicación abierta en las relaciones, establecer límites claros y promover la educación digital.
Es crucial establecer una distinción clara entre compartir información de forma consentida y vigilar de forma no consentida
En relación con la lucha contra el stalkerware, es crucial formar alianzas. Aunque el uso de este software no esté prohibido en la mayoría de los países, instalar una aplicación de este tipo en el teléfono de otra persona sin su consentimiento es ilegal y está penado. Sin embargo, el autor del acto será el responsable, no el fabricante de la aplicación. Es importante destacar que el consentimiento es un acuerdo libre de fuerza o coacción, y es crucial establecer una distinción clara entre compartir información de forma consentida y vigilar de forma no consentida.
Desafortunadamente, muchas personas afectadas no tienen la posibilidad de establecer contraseñas en sus dispositivos o de no compartir su teléfono o contraseña. Si alguien está preocupado, le recomendamos que siempre utilice un dispositivo seguro para comunicarse con una organización de ayuda, y que evite tener conversaciones delicadas, enviar correos electrónicos o realizar búsquedas en el dispositivo que sospecha que podría estar siendo vigilado.
Finalmente, es importante dejar claro que el stalkerware no es simplemente un problema técnico, sino la expresión de un problema que requiere la acción de todos los sectores de la sociedad.
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