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Por Alfonso de Castañeda
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alfondcctelycom4com/8/8/17
miércoles 30 de abril de 2025, 10:00h

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El apagón eléctrico del pasado lunes 28 de abril provocó el mayor colapso reciente de la infraestructura de telecomunicaciones móviles en España, con un desplome generalizado de la cobertura y las velocidades de conexión en cuestión de horas, muy superior a lo vivido por la DANA en Valencia hace solo unas semanas.

Durante horas, todos los operadores vieron comprometido su rendimiento según datos de Speedtest Intelligence y Downdetector, aunque con importantes diferencias entre ellos, que permiten evaluar el grado de resiliencia de cada red ante una crisis de suministro energético.

El corte eléctrico y el efecto dominó sobre las redes móviles

El fallo casi simultáneo de la red eléctrica en gran parte del país provocó una reacción en cadena en las estaciones base móviles, muchas de las cuales dependen de sistemas de batería o generadores para mantener el servicio. A medida que se agotaban estos respaldos —allí donde existían—, la cobertura móvil comenzó a deteriorarse de forma acelerada. El número de usuarios con una conexión estable (mínimo 5 Mbps de descarga y 1 Mbps de subida) cayó del 90% registrado a las 9:00 al 50% a mediodía, llegando a un mínimo del 40% a las 15:00, coincidiendo con el agotamiento de gran parte de las baterías de respaldo.

Esta degradación tuvo consecuencias directas sobre la velocidad de conexión, según explica Luke Kehoe, analista del sector telco de Ookla. Las descargas móviles en España fueron un 73% más lentas en promedio respecto al día anterior, y la experiencia de uso se vio afectada en aspectos clave como la navegación web o el uso de servicios de vídeo y juegos en línea.

Movistar y Orange, mejor desempeño bajo presión

Pese a que afectó de manera generalizada a todas las telecos, no todos los operadores respondieron igual. En términos comparativos y según los datos aportados por Ookla, Movistar ofreció el rendimiento más sólido entre los grandes operadores. Incluso en el 10.º percentil —el tramo con peor rendimiento entre sus usuarios—, Movistar mantuvo velocidades de descarga de 1,01 Mbps y de subida de 0,30 Mbps, con una latencia de 190 ms en escenarios de múltiples servidores. Estos valores, aunque bajos, fueron superiores a los registros promedio de Vodafone y Yoigo en ese mismo periodo crítico.

Orange también mostró un comportamiento relativamente más estable, posicionándose justo detrás de Movistar en los principales indicadores de red. Por el contrario, Yoigo y Vodafone se vieron más afectadas, con caídas de velocidad más pronunciadas y mayor variabilidad en la cobertura.

Diferencias regionales: del colapso a la recuperación desigual

El hundimiento del rendimiento móvil no fue uniforme en todo el territorio. Las regiones costeras del este, sur y noroeste —como la Comunidad Valenciana, Galicia, Andalucía y Murcia— registraron caídas superiores al 85% en la velocidad de descarga, debido a la rápida desconexión de estaciones base. No obstante, también fueron estas zonas las que experimentaron una recuperación más rápida, en línea con la restauración paulatina del suministro eléctrico.

En el centro peninsular, incluyendo Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León, el impacto fue más moderado (en torno al 60%), pero la recuperación se dio de forma más lenta, reflejando una menor densidad de estaciones con respaldo energético o peor distribución del tráfico durante el apagón.

Más allá de la velocidad: la experiencia de usuario

La caída de la cobertura y la ralentización de las redes también se tradujeron en un empeoramiento de la experiencia digital. Donde el acceso a internet seguía disponible, el tiempo de carga de páginas web aumentó más de un 20% en España. Las plataformas de vídeo vieron reducida la capacidad de los usuarios para reproducir contenido en Full HD, mientras que la latencia hacia servicios de juegos en la nube y centros de datos de grandes tecnológicas se disparó.

Además, en zonas donde la conectividad desapareció por completo, miles de usuarios quedaron totalmente incomunicados. Speedtest registró un volumen récord de pruebas incompletas ese día, lo que sugiere que una gran parte de los usuarios intentó comprobar su conexión sin éxito, por falta de acceso mínimo a la red. Downdetector también evidenció una anomalía en los reportes: tras un pico inicial, las quejas disminuyeron en las horas más críticas y resurgieron por la tarde, una vez restaurada parcialmente la energía, lo que permitió a los usuarios volver a reportar fallos.

La crisis del 28 de abril ha sido, en definitiva, una advertencia sobre la necesidad urgente de invertir en resiliencia en las redes móviles españolas. En un entorno cada vez más dependiente de las telecomunicaciones, garantizar la continuidad del servicio ya no es una opción, sino un requisito básico de seguridad y calidad.

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