El informe, basado en más de 500 encuestas a familias de todo el país, pone sobre la mesa una realidad inquietante: el 68% de los menores usa internet de forma habitual antes de los 11 años y el 42% lo hace antes de los 8. Incluso un 15% empieza antes de los 5 años, lo que plantea serios interrogantes sobre los efectos a largo plazo de esta exposición precoz.
Además, la intensidad del uso aumenta con la edad. El 93 % de los adolescentes de entre 15 y 17 años pasa al menos una hora diaria frente a una pantalla, y un 17,5 % supera las cinco horas al día. Durante el fin de semana, las cifras son todavía más alarmantes: el 68% dedica más de dos horas al ocio digital y un 18% más de cinco.
Este uso masivo tiene consecuencias emocionales visibles. Según el estudio, el 53,3% de los padres observa irritabilidad o ansiedad en sus hijos cuando se les limita el uso de pantallas. De hecho, un 30,9% de los menores se enfada al retirárseles el dispositivo y casi un 24% experimenta ansiedad al no tenerlo cerca.
En el entorno escolar, la situación tampoco mejora. El 37,8% de las familias cree que el uso digital ha perjudicado el rendimiento académico de sus hijos, mientras que solo un 4,7% afirma haber notado mejoras. Esta brecha entre expectativas y realidad desmonta la idea de que más tecnología equivale a mejor aprendizaje.
“Los datos apuntan a una necesidad urgente de equilibrio: no se trata de demonizar la tecnología, sino de educar, regular y acompañar”, explica Jorge Álvarez, CEO de SaveFamily. En su opinión, los relojes inteligentes con GPS pueden ser una alternativa segura para iniciarse en el mundo digital con supervisión.
El informe se publica en un contexto de creciente debate público sobre la relación entre infancia y pantallas. En los últimos meses, varias ciudades españolas han sido escenario de protestas ciudadanas que reclaman medidas como prohibir móviles en colegios, restringir el acceso a redes sociales a menores o establecer límites claros de uso según la edad.
Según la encuesta, el 68,2% de los padres apoyaría prohibir móviles en el entorno escolar, y el 65,6% aboga por restringir las redes sociales a menores de edad. Además, el 78% considera esencial aplicar control parental en niños menores de 10 años.
Mientras la tecnología continúa avanzando, el desafío ahora es doble: proteger a los más pequeños de una exposición excesiva y educarlos para un uso consciente, responsable y equilibrado que favorezca su bienestar emocional, su desarrollo cognitivo y su integración social.