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Por Alfonso de Castañeda
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alfondcctelycom4com/8/8/17
jueves 03 de julio de 2025, 09:00h

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Mientras el mundo sigue con atención los movimientos comerciales y arancelarios entre China y Estados Unidos, Pekín libra otra batalla más discreta, pero no menos estratégica: la lucha por el talento.

En un contexto de creciente presión por parte de Occidente para diversificar la fabricación tecnológica lejos del gigante asiático, China ha comenzado a reforzar sus mecanismos internos de retención de personal cualificado, al mismo tiempo que bloquea silenciosamente la transferencia de conocimiento hacia sus principales competidores regionales.

Foxconn ha repatriado a más de 300 trabajadores chinos de sus fábricas en India

Uno de los casos más recientes que ilustra este nuevo enfoque es la repatriación forzosa de más de 300 trabajadores chinos que Foxconn —el principal ensamblador de Apple— había desplazado a sus fábricas en India. Según fuentes citadas por Bloomberg, el movimiento afecta a la mayoría del personal de origen chino destacado en las instalaciones del gigante tecnológico en el país, quedando únicamente algunos empleados taiwaneses para apoyo logístico y técnico.

Uno de los laboratorios de análisis de cámaras de Honor

La orden de retorno no tiene una explicación oficial, como suele ser habitual en estos casos, pero coincide con las crecientes tensiones entre ambos países asiáticos y las directrices del Partido Comunista Chino de preservar el "poder manufacturero nacional". En este sentido, todo apunta a que las autoridades chinas están presionando para frenar el traspaso de experiencia y propiedad intelectual a India, país que avanza a paso firme para convertirse en una alternativa viable a la hegemonía de China en la producción de hardware.

El freno a la deslocalización y la contención del conocimiento

La estrategia de deslocalización de Apple ha ganado fuerza desde la pandemia y la guerra comercial impulsada por EE.UU. Tim Cook ha reiterado públicamente su apuesta por diversificar riesgos, y en mayo Foxconn recibió luz verde para levantar una planta de semiconductores en India con una inversión inicial de 435 millones de dólares.

La "estrategia China +1" consiste en que las empresas busquen una segunda base de operaciones fuera de China

Esta "estrategia China +1", donde las empresas buscan una segunda base de operaciones fuera del gigante asiático, es una respuesta directa a los aranceles punitivos de Estados Unidos y al aumento de los costes laborales en China, que ya son hasta tres veces más altos que en alternativas como Vietnam.

Autor: Imagen cedida por Honor

Sin embargo, la maniobra de Pekín de frenar la salida de talento técnico plantea nuevos desafíos para estos planes. India, pese a su rápido ascenso como potencia manufacturera, aún depende en muchos casos del know-how chino para operar complejas líneas de montaje o integrar componentes avanzados en dispositivos como el iPhone.

Con esta medida, China busca reforzar su control sobre el conocimiento técnico que ha acumulado durante décadas como epicentro de la producción tecnológica global. Y aunque empresas como Foxconn diversifiquen geográficamente su producción, no pueden replicar instantáneamente el ecosistema de ingenieros, operarios y procesos optimizados que ha florecido en ciudades como Shenzhen.

Universidades chinas: el nuevo campo de batalla

Pero la batalla por el talento no se limita a las cadenas de suministro. También se libra en las aulas y laboratorios. Universidades chinas están activamente reclutando investigadores de alto nivel formados en instituciones occidentales, muchos de ellos de origen chino, que vuelven al país atraídos por condiciones competitivas, menor hostilidad política y oportunidades en proyectos estratégicos.

Hasta el 72% de los científicos de origen chino en EE.UU. se sienten inseguros y observados debido a estas políticas

El South China Morning Post ha documentado recientemente el regreso de prestigiosos científicos especializados en física, matemáticas y semiconductores, muchos con décadas de experiencia en universidades estadounidenses. Una consecuencia directa del endurecimiento de políticas como el desmantelado programa estadounidense "China Initiative", que generó desconfianza entre investigadores asiáticos ante la creciente vigilancia de sus vínculos con su país natal. De hecho, según el estudio ‘Caught in the Crossfire: Fears of Chinese-American Scientists’, hasta el 72% de los científicos de origen chino en EE.UU. se sienten inseguros y observados debido a estas políticas.

Según el Wall Street Journal, Pekín ha declarado abiertamente que la atracción de talento es una prioridad nacional, respaldada por financiación masiva, incentivos fiscales y puestos de liderazgo en proyectos de inteligencia artificial, computación cuántica o biotecnología. Frente a esto, la burocracia migratoria estadounidense y europea, unida al creciente rechazo social hacia la inmigración, ha debilitado su capacidad para retener talento internacional.

Programas como el "Plan Mil Talentos" (TTP), y su sucesor el "Qiming Programme", ofrecen bonos de hasta medio millón de dólares y fondos de investigación de varios millones más, creando un potente "imán" que contrasta con los salarios académicos promedio en Occidente.

El talento como nuevo factor de poder

Un reciente análisis del American Affairs Journal sostiene que China ya supera a Estados Unidos en varias áreas tecnológicas clave. En ese escenario, el acceso y retención del mejor talento científico e ingenieril se convierte en un factor tan crítico como las materias primas o la inversión en infraestructuras. La diferencia es que, a diferencia de los recursos naturales, el capital humano es móvil, y su dirección está cambiando.

Esta "fuga de cerebros inversa" se refleja en datos concretos: el número de científicos nacidos en China que abandonan EE.UU. ha crecido un 75% entre 2010 y 2021. Lo más revelador es que, de los que se fueron en 2021, un 67% eligieron China o Hong Kong como su nuevo destino.

La cuota de China en el total de científicos de primer nivel a nivel global ha pasado del 16,9% en 2020 al 27,9% en 2024

Como resultado, la cuota de China en el total de científicos de primer nivel a nivel global ha pasado del 16,9% en 2020 al 27,9% en 2024, superando por primera vez a Estados Unidos, cuya cuota ha descendido del 32,8% al 27,3% en el mismo periodo, según un informe de Dongbi Data.

Mientras Washington mantiene restricciones migratorias que impiden que más del 7% de los visados laborales por país se concedan a ciudadanos de estados muy poblados como China o India, el país asiático ofrece una alternativa atractiva para científicos que encuentran cada vez más difícil desarrollar su carrera en Occidente.

Además, la política estadounidense de vigilancia académica ha erosionado los lazos científicos entre universidades de élite y los investigadores chinos. En este contexto de guerra fría tecnológica, un gran grueso de científicos sinoestadounidenses (descendientes de chinos) se han convertido en daños colaterales.

Tecnología y geopolítica: qué pasa con Europa

En Europa, el desafío es similar. El envejecimiento poblacional y la falta de relevo generacional han hecho que muchas economías dependan de la inmigración cualificada para sostener sus sistemas productivos y de innovación. Sin embargo, el auge de movimientos políticos contrarios a la inmigración está limitando la capacidad del continente para atraer a los mejores profesionales.

Aunque Europa ha intentado atraer talento extranjero con programas como la "Tarjeta Azul", emitiendo 89.000 de estas en 2023, de las cuales el 14% fueron para nacionales chinos, la escala y la agilidad de los programas chinos siguen siendo difíciles de igualar.

La competencia ya no es solo entre empresas, sino entre marcos regulatorios

El think tank Bruegel y el Centre for European Reform han advertido que aquellos países que logren mantener políticas abiertas al talento migrante tendrán una ventaja estructural a medio y largo plazo. La competencia ya no es solo entre empresas, sino entre marcos regulatorios.

Por otro lado, economías emergentes como los países del Golfo Pérsico están entrando con fuerza en esta batalla, utilizando su capacidad inversora y proyectos ambiciosos como Neom en Arabia Saudí para atraer profesionales de todo el mundo.

Todo este movimiento se produce en paralelo a la transformación de los centros de poder en la industria tecnológica. Si hace una década el dominio se explicaba en función del acceso al capital y la capacidad de producción, hoy las reglas han cambiado. El nuevo eje de poder se define por la capacidad para generar y retener talento altamente especializado.

Pekín sabe que la partida se juega ahí, y por eso mueve ficha. El retorno de trabajadores de Foxconn desde India es solo una señal más de que China no está dispuesta a ceder su posición sin librar una guerra. Una guerra silenciosa, sin balas ni misiles, pero cargada de decisiones estratégicas con impactos globales.

Foto: Depostiphotos

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