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Por María García
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infozonamovilidades/4/4/18
lunes 01 de septiembre de 2025, 11:00h

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Europa se encuentra en plena redefinición de su papel en la carrera espacial. Durante décadas, el continente ha dependido de Estados Unidos para el lanzamiento de satélites y el acceso a tecnologías críticas, pero el contexto geopolítico y el auge del sector privado están impulsando una estrategia orientada a la autonomía.

Entre los proyectos más relevantes destaca el desarrollo del Esrange Space Center, ubicado en Kiruna, Suecia, que aspira a convertirse en una plataforma clave para lanzamientos orbitales desde territorio continental europeo.

El continente debería “al menos duplicar su inversión en el espacio” en los próximos cinco a diez años para mantener relevancia

Mientras que Estados Unidos, China e incluso India han consolidado su presencia en el espacio, Europa debe acelerar el paso para no perder competitividad. “El gap es significativo”, advierte Hermann Ludwig Moeller, director del European Space Policy Institute en unas declaraciones a Associated Press, quien estima que el continente debería “al menos duplicar su inversión en el espacio” en los próximos cinco a diez años para mantener relevancia.

Hasta ahora, Europa solo contaba con la base de lanzamiento de satélites situada en la Guayana Francesa, a 500 kilómetros del ecuador, además de apoyarse en instalaciones estadounidenses como el centro de Cabo Cañaveral. Sin embargo, los planes de expansión contemplan varios puntos estratégicos en el continente, entre ellos Suecia y Noruega, así como iniciativas en países como España, Portugal, Italia, Alemania y el Reino Unido.

Esrange y Andøya: los polos del nuevo despegue europeo

Esrange, gestionado por la Swedish Space Corporation, está situado a más de 200 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. Su ubicación ofrece ventajas únicas: una red de más de 30 antenas para comunicación con satélites en órbitas polares y un vasto terreno de 5.200 kilómetros cuadrados que permite la recuperación segura de material tras pruebas y lanzamientos.

Una de las antenas de conexión de Esrange Space Center

“La zona está prácticamente deshabitada, salvo por pastores sami que cruzan ocasionalmente”, explica Mattias Abrahamsson, responsable de desarrollo de negocio en Esrange. Antes de cada prueba, el centro notifica a las comunidades locales para garantizar la seguridad. “Tenemos que asegurarnos de que no sea más peligroso estar allí que en una calle de Nueva York o Estocolmo”, añade.

Andøya Spaceport

Noruega también quiere jugar un papel relevante con el Andøya Spaceport, ubicado en una isla del norte del país. En marzo, la compañía alemana Isar Aerospace realizó desde allí el primer vuelo de prueba de su lanzador orbital, que terminó en el mar tras 30 segundos. Pese al desenlace, la firma calificó la operación como un éxito parcial y un paso fundamental hacia futuras misiones.

Una oportunidad para el sector privado

La nueva estrategia europea responde a consideraciones de defensa, pero también a la oportunidad que ofrece la industria espacial comercial. Empresas como SpaceX o Blue Origin han demostrado que la exploración y los servicios en órbita no son exclusivos de las agencias gubernamentales. En los próximos cinco años, se espera un incremento masivo en el número de satélites, lo que abre un mercado atractivo para actores privados y públicos.

“El espacio es cada vez más un activo para toda la sociedad”, señala Ulrika Unell, presidenta de la división orbital del Esrange Space Center, quien recuerda que gran parte de las actividades cotidianas dependen de datos obtenidos desde el espacio, desde la navegación GPS hasta la conectividad global.

Andøya Spaceport

Defensa y soberanía tecnológica

El impulso europeo también responde a un factor estratégico: la seguridad. Las tensiones internacionales y la creciente militarización del espacio por parte de Estados Unidos y China han encendido las alarmas en Bruselas. Durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, el vicepresidente estadounidense JD Vance advirtió a Europa sobre su dependencia y la necesidad de “dar un paso adelante” en materia de defensa espacial.

“Europa debe contar con sus propias capacidades, para reaccionar con sus propios medios y bajo su control"

Episodios recientes, como el debate sobre la influencia de Elon Musk en la infraestructura satelital utilizada por Ucrania, han reforzado la percepción de que el continente necesita autonomía tecnológica. “Europa debe contar con sus propias capacidades, para reaccionar con sus propios medios y bajo su control”, afirma Moeller.

Con Esrange y Andøya como punta de lanza, Europa busca consolidar una red de puertos espaciales que reduzca la dependencia externa y posicione al continente en un mercado cada vez más estratégico.

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