El Gobierno de los Países Bajos ha intervenido de forma directa en Nexperia, uno de los principales fabricantes europeos de chips, propiedad del grupo chino Wingtech Technology, en una decisión sin precedentes que refleja el aumento de las tensiones geopolíticas en torno al control de la industria de semiconductores.
El Ejecutivo neerlandés ha invocado por primera vez la Ley de Disponibilidad de Bienes, una herramienta de emergencia diseñada para proteger infraestructuras críticas y garantizar la continuidad de la producción en sectores estratégicos.
El ministro de Economía, Vincent Karremans, ha anunciado la medida alegando “graves deficiencias de gobernanza” dentro de Nexperia y la necesidad de preservar capacidades tecnológicas esenciales para la economía neerlandesa y europea. La intervención otorga al Gobierno la potestad de bloquear o anular decisiones corporativas consideradas perjudiciales para la seguridad o el interés estratégico del país.
Esta acción se ha calificada oficialmente como “altamente excepcional”, y el Ejecutivo ha insistido en que no se trata de una medida generalizada contra empresas extranjeras o contra China, sino de una respuesta específica ante una situación crítica. Sin embargo, el impacto político y económico de la decisión ha trascendido las fronteras del país y amenaza con intensificar la llamada “guerra de los chips” entre Occidente y Pekín.
Nexperia, pieza clave en la industria europea de chips
Con sede en Nimega, Nexperia fabrica componentes semiconductores esenciales para la industria automotriz y electrónica. Su papel dentro de la cadena de suministro europea está considerado estratégico, ya que muchos fabricantes dependen de sus chips para sistemas de seguridad, control de energía y comunicaciones.
La compañía fue escindida de NXP Semiconductors en 2017 y adquirida por Wingtech Technology, un conglomerado respaldado por el Estado chino, por unos 2.750 millones de dólares. Desde 2019, Nexperia ha operado bajo el control mayoritario del grupo chino, lo que ya había despertado inquietud en algunos gobiernos europeos ante el creciente peso de la inversión china en sectores críticos.
La intervención del Gobierno neerlandés llega tras semanas de tensiones internas. A principios de octubre, un tribunal suspendió los poderes del director ejecutivo de origen chino, Zhang Xuezheng, y ordenó que su puesto fuera ocupado por un directivo no chino con voto decisivo, además de transferir temporalmente las acciones de la empresa a un gestor fiduciario independiente.
Seguridad nacional y soberanía tecnológica
La decisión busca evitar la deslocalización de conocimiento sensible o la interrupción de suministros en caso de crisis
El Ejecutivo neerlandés ha justificado su intervención en términos de seguridad económica y tecnológica, argumentando que la pérdida de control sobre una empresa como Nexperia podría comprometer la autonomía industrial europea. En un comunicado, el Ministerio de Economía ha subrayado que la decisión busca evitar la deslocalización de conocimiento sensible o la interrupción de suministros en caso de crisis.
La medida permite que la producción continúe con normalidad, pero bajo supervisión estatal. El Gobierno podrá intervenir si considera que alguna decisión empresarial amenaza la estabilidad o el suministro de componentes esenciales. Este control, explican fuentes oficiales, es de carácter temporal, aunque no se ha especificado un plazo para su levantamiento.
Repercusiones geopolíticas y económicas
La reacción de Wingtech no se ha hecho esperar. La compañía ha calificado la decisión como un “acto de interferencia excesiva impulsado por sesgos geopolíticos”, denunciando que el Gobierno neerlandés está alineándose con las restricciones impuestas por Estados Unidos.
De hecho, Washington ha añadido a Wingtech a su “entity list” en 2024, lo que limita sus relaciones comerciales con empresas estadounidenses por supuesta colaboración con el gobierno chino en la obtención de tecnología sensible.