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Análisis. Nokia en un impass; los grandes nunca mueren

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Que nos hemos pasado un año entero hablando de un futuro que nunca llegaría parece una verdad patente. El acuerdo entre Nokia e Intel y su esperadísimo Meego hoy es humo. Palabras al viento, hojas de papel ya amarillo, tal vez un bólido sin pole.
Pesadilla o sueño, orgullo o pasión, triunfo o derrota, lo cierto es que Nokia ha vendido su alma a los americanos y lo ha hecho no en formato de rendición sino, muy al contrario, de alianza de potencias. Es posible que ese futuro que tal vez inventamos nunca llegue, pero también evidente que abrimos las primeras páginas de un libro por escribir del cual nadie, nadie -por muchos visionarios que tenga este mercado-, puede decir que dentro de un tiempo no sea de obligada lectura.

 

Estaba escrito
En el mes de mayo de 2010, tras un ilustrativo viaje a Finlandia escribíamos: “Seppo Altonen, director de Estrategia de Nokia, explicó que la empresa es consciente de que en este sector es necesario renovarse y reinventar el porfolio continuamente”. Altonen hablaba entonces de innovación y también de la importancia de una palabra, OPEN, que hoy podríamos releer como predicción pero que, tal vez, debimos entender como noticia o primicia.
Nuestro texto decía: “Esa palabra clave, ‘open‘, se hizo efectiva el pasado mes de febrero (hablábamos de 2010) al anunciar Nokia que la industria ha cambiado de tal manera que resulta imposible evolucionar solos, mantener una estructura vertical y que todo se sustente sobre una única compañía; por lo cual es necesario encontrar socios afines con la voluntad de crear un ecosistema común. “Necesitamos colaborar con otras muchas empresas… en este ámbito se enmarca la alianza estratégica con Intel, con Yahoo o los acuerdos con Microsoft –nos explicó entonces el director de estrategia finlandés-”. Conscientes de que hay millones de personas usando Nokia en el mundo –continuábamos- saben que deben seguir evolucionando y su nuevo reto es integrar la experiencia que los usuarios tienen en los ORDENADORES con la de los teléfonos y, así, crear nuevas líneas de producto que satisfagan, plenamente, las necesidades de sus clientes”.  
Sobra cualquier aclaración o comentario.

Öistämö sabía…
Ya en septiembre, cuando saltó la noticia de la dimisión del CEO, Olli Pekka Kallasvuo, y el nombramiento de un nuevo consejero delegado proveniente de Microsoft, entrevistamos a Kai Öistämö, vicepresidente ejecutivo de Nokia(EVP), encargado de la división de Desarrollo de Negocio y responsable de marcar la estrategia de la empresa, diseñar directrices y firmar las alianzas.
Öistämö llevaba tiempo trabajando con Stephen Elop, fue uno de sus valedores y tenía puestas en él muchas esperanzas. “Parece lógico pensar que Stephen va a dar un enfoque nuevo al negocio –decía-. Los Estados Unidos son un centro muy importante de innovación, especialmente en servicios móviles y es primordial para nosotros tener éxito también allí… Ya llevamos un tiempo trabajando y llegando a acuerdos con compañías americanas, como por ejemplo Yahoo, Intel, etc... Conociéndolo a él y su forma de actuar, cabe pensar que su experiencia y sus decisiones van a ser muy importantes para el devenir de la compañía. Hasta ahora todos hemos contribuido en la evolución de Nokia y, a partir de ahora, lo haremos en su rápida evolución”.

La noticia
Tal vez por eso y a pesar de la sorpresa, somos de los que pensamos que lejos de ser un salto en paracaídas, la alianza entre Nokia y Microsoft es un vuelo transoceánico con rutas y horarios claramente definidos y que, sólo si a Stephen Elop le quemaban sus muchísimas acciones de Microsoft en el bolsillo, se entienden unas declaraciones más propias del mundo del espectáculo que de los negocios: “Nokia se encuentra en una plataforma en llamas y la única solución es tirarse al agua helada, algo que nadie haría si no estuviera en peligro".
Un gran abrazo público, una visita inesperada al conclave finlandés y una notificación a la prensa abrieron la puerta a la rumorología, la felicidad para unos, el desaliento para otros y la espera para todos. Habrá smartphones de Nokia, con Windows como sistema operativo antes de fin de año.
Los términos del acuerdo no se han hecho públicos pero se habla del pago de 1.000 millones de dólares de los americanos a los finlandeses, de tanto por ciento por unidad vendida para los de Redmon, de pago de royalties mutuos y de un punto caliente: Navteq.
También se asegura que el dinero mencionado se invertirá en publicidad para dar a conocer al mundo entero los nuevos terminales, algo que no parece descabellado si tenemos en cuenta la magnifica labor de reconocimiento de marca que ha realizado Nokia durante más de una década, mientras que Microsoft ha centrado todos sus esfuerzos de promoción en Office.

Perdedores
Pero las páginas de ese libro de historia que parece estamos abocados a escribir tiene capítulos infinitos con visos de drama, de ‘thriller’ o de eso que los snobs llamaban ‘suspénnsss’.
Tendríamos que remontarnos a principios del siglo XXI, a aquellos años en que Nokia y Ericsson aseguraban que culminarían con éxito el desarrollo de la tecnología necesaria para que la telefonía móvil 3G se convirtiera en una realidad. Europa esperaba la llegada de UMTS. Sin embargo, con el orgullo pisoteado tuvieron que agachar las orejas, soportar los discursos triunfalistas de un ejecutivo americano inmenso llamado Erwin Jacobs y dar paso a la tecnología que la empresa de semiconductores californiana Qualcomm había desarrollado (WCDMA).
A pesar de enarbolar la bandera del ‘no pasarán’, los fabricantes europeos, uno a uno, fueron cediendo terreno y hegemonía a los asiáticos y vieron con asombro como desde Cupertino, Apple ponía en marcha la maquinaria para construir una autopista que nada tenía que ver con su camino vecinal.
Sin embargo, el mundo de la industria es caprichoso y no entiende de amores o desencuentros. Diez años de pleitos, noticias y reiterados intentos de acercamiento, que no han pasado de flirteo, podrían estar abocados a tocar fin tras el acuerdo de Nokia con Microsoft. De hecho, si tenemos en cuenta que Windows Phone está desarrollado sobre chipsets de Qualcomm, no sería descabellado pensar que dentro de unos meses podríamos tener en el mercadoun Nokia WPhone con Snapdragon, Scorpio o Krait ‘inside’.
“Con Nokia nos reunimos constantemente con el fin de resolver los problemas que tenemos. Nuestros lazos están estrechándose y nuestras relaciones van a mejorar, aún más, en un futuro próximo. Tal vez la nueva generación de directivos de Qualcomm tiene diferente forma de presentar la compañía con respecto a nuestros antecesores, pero sustancialmente es lo mismo. Ahora formamos parte del ecosistema europeo –nos decía en 2008 Sanjai Jha, CEO de Motorola Mobility, cuando aún era jefe de operaciones y Presidente de la división de tecnologías basadas en CDMA de Qualcomm (QCT)-”.
Entonces las preguntas son: ¿se repite la historia? ¿Fueron los prejuicios los que les impidieron llegar? ¿No se aprende de los errores? ¿Ha tenido sentido la millonaria guerra con Qualcomm? ¿Supuso un dique que Finlandia nunca quiso derribar? Tal vez Sony Ericsson lo vio más claro.
Despidos, nombramientos, cambios de estructura, razones de estado, cabezas bajas, orgullo sostenido, esperanza, impass… Intel dice que se han equivocado; muchos los han enterrado vivos; pero de un lado hay que recordar que Nokia, muy probablemente, seguirá liderando la gama media con sorpresas y grandes avances sobre Symbian Serie 40; de otro, que su nivel tecnológico es indiscutible; que siguen siendo número uno en ventas mundiales de telefonía móvil; que son la alternativa al monopolio de Google; que sus profesionales son incuestionables y, por encima de todo, que los grandes... nunca mueren.

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