Cuando llegó el LCD
Antes de la llegada de las pantallas LED (Light Emitting Diode), se utilizaban métodos de emisión de imagen que resultaban mucho más complejos. En primera instancia se empleaban tubos de rayos catódicos (CRT) para dar vida a los televisores que permitían visualizar las imágenes gracias a la emisión haces de rayos contra una pantalla de vidrio cubierta con plomo y fósforo. Más tarde, este sistema fue superado por las pantallas de cristal líquido (LCD) que resultaban ser planas y mucho más delgadas. Éstas, estaban formadas por una serie de píxeles, ya sean monocromáticos o en color, que se colocan delante de la fuente de luz. De esta forma, cada píxel no sería más que una capa de moléculas situadas entre un par de electrodos transparentes y dos filtros polarizadores que, gracias al cristal líquido que se dispone entre ambos, permitían a la luz pasar por el primero y detenerse en el segundo. La llegada de esta tecnología supuso una gran revolución, pues requerían de cantidades tan pequeñas de energía, que incluso se utilizaban con dispositivos que funcionaban con pilas, como podían ser consolas o relojes. Así, las pantallas LCDs fueron perfeccionándose con el tiempo hasta alcanzar una alta densidad de píxeles de la mano de fabricantes como Samsung, Tianma, Japan Display Inc. o LG; empresa que, además, perfeccionó este tipo de pantallas hasta alcanzar la tecnología IPS (In-Plane Switching): una pantalla LCD con una disposición interna del cristal liquido que impide la salida y fugas de luz, evitando la pérdida de calidad en lo que a definición de colores respecta.
Antes de la llegada de las pantallas LED (Light Emitting Diode), se utilizaban métodos de emisión de imagen que resultaban mucho más complejos
Por fin el LED
Posteriormente, aparecen las primeras pantallas con tecnología LED que origina el nacimiento de los dispositivos que integran OLED (organic light-emitting diode) en sus displays, los cuales funcionan gracias a un tipo de diodo orgánico basado en una capa electroluminiscente que, en respuesta a una corriente eléctrica, le permite emitir luz por sí misma. Esto permite que el brillo pueda ser controlado píxel a píxel. Si bien fue Sony el primero en investigar y comercializar esta tecnología, Samsung y LG fueron los encargados de llevarla a su máxima expresión con las pantallas OLED actuales, las AMOLED (active-matrix organic light-emitting diode) y SUPER AMOLED. Un dispositivo con esta característica tiene la capacidad de dirigirse y modular un píxel concreto. Estos, son píxeles OLED que se sitúan en un conjunto de transistores de película fina (TFT) que regula la cantidad de energía que se dirige a cada uno de ellos. De esta forma se logran fabricar dispositivos con mayor autonomía al consumir mucho menos.
Finalmente, la tecnología SUPER AMOLED nace en 2011 de la mano de Samsung quien, básicamente, elimina la capa de aire existente entre los cristales para conseguir terminales más finos y con la imagen pegada al cristal, lo que le otorga mayor realismo. Este tipo de displays pueden ofrecer alternativas de lo más variopintas y realmente interesantes como son aparatos transparentes que cambien su opacidad dependiendo de nuestras indicaciones, displays modulares, enrollables, pantallas integradas en la ropa o las revolucionarias pantallas plegables para móvil que están en boca de todos.
SUPER AMOLED nace en 2011 de la mano de Samsung quien, básicamente, elimina la capa de aire existente entre los cristales para conseguir terminales más finos y con la imagen pegada al cristal, lo que le otorga mayor realismo
Un bolso con pantalla
Una de las últimas novedades a este respecto la ha apartado Royole. La empresa ha sido pionera en la fabricación y comercialización de pantallas plegables e integradas en dispositivos de naturaleza no tecnológica, como los bolsos. Fue en el Consumer Electronics Show, que se celebró el pasado enero en Las Vegas, la primera vez que se enseñó. En dicha ocasión, presentaron su FlexPai, el primer smartphone puesto a la venta que monta una pantalla capaz de plegarse.
Indudablemente, el mundo de la tecnología está inmerso en la revolución de los paneles. Estas tecnologías se irán perfeccionando y nos permitirán fabricar dispositivos enrollables que no ocupen espacio, que se amolden a los objetos que nos rodean, o que cambien nuestro concepto de conducción al convertir el salpicadero de nuestro vehículo en una sala de cine, por ejemplo. Jaime de Jaraíz, CEO LG España, afirmaba recientemente: “El mundo de las pantallas plegables transparentes y adaptables a otro tipo de productos es un hecho, podremos tener teléfonos móviles que se adapten al antebrazo que sean absolutamente transparentes y que solo se enciendan cuando lo necesitas. Tendremos pantallas en la ropa, en los bolsos, en todas partes. La revolución de las pantallas es una nueva forma de interactuar que va a cambiar nuestras vidas”.
Sergio Baena y Juan Ignacio Fernández