Diferencias generacionales
Las generaciones más jóvenes creen que la información sobre la salud es más importante que la información financiera. Asimismo, casi la mitad de los jóvenes de la Generación Z reconoce comprobar frecuentemente la información sobre su forma física o su estado de salud. Este porcentaje duplica prácticamente la cifra del 25 % que corresponde a los usuarios de mayor edad que reconoce hacer lo mismo. Los usuarios más jóvenes buscan de forma activa nuevas tecnologías y aplicaciones para el control y el manejo de su salud.
Los usuarios más jóvenes buscan de forma activa nuevas tecnologías y aplicaciones para el control y el manejo de su salud.
Contrario a lo que ocurre con los más jóvenes, la población de mayor edad sigue siendo la más reactiva ante el uso de la tecnología. Ellos quieren que la tecnología les resuelva problemas y les facilite la vida, por ejemplo, mejorando las relaciones con profesionales sanitarios o en el diagnóstico de enfermedades. Mientras que los jóvenes ven la tecnología como parte de la gestión de su salud, los adultos la reducen a ‘la solución’.
En este aspecto, una de las tendencias que destacan en salud digital es la utilización de sistemas que motiven al paciente a cuidar su propia salud, reduciendo así la carga de los profesionales, a través del uso de wearables que aporten datos de valor y que puedan contribuir a estimular cambios de comportamiento individual. Indicadores como la glucosa en sangre, la frecuencia cardiaca, la actividad física o el sueño han popularizado la utilización de estos dispositivos entre los españoles, sobre todo, para controlar su estado de salud (80%) o el de un familiar dependiente (72%).
Fracaso de las apps
Las aplicaciones de salud tienen un gran reto por delante: demostrar su valor real a los ciudadanos. La preocupación por la privacidad personal crea rechazo ante este tipo de aplicaciones por parte de los usuarios. En este sentido, los jóvenes vuelven a ser los que se muestran más dispuestos a compartir información personal: tres de cada cuatro jóvenes sí compartiría información sobre su forma física con otras con otras personas, marcas o compañías. En el otro lado, casi la mitad de los usuarios de edad avanzada (47 %) indica que nunca compartiría información sobre su forma física con otras personas.
El lado humano de la tecnología
Los aspectos positivos de la Health Tech no quitan que los usuarios sigan valorando el lado humano de la atención médica. En esta línea, la telemedicina ha experimentado un crecimiento masivo debido a la emergencia sanitaria: la video consulta se presenta como un gran avance en el ámbito sanitario, ya que permite eliminar las barreras espacio temporales entre el médico y el paciente en una sociedad donde este es cada vez más digital y dispone de menos tiempo para el cuidado de la salud (un 61% de los españoles no acude a consulta por este motivo).
La telemedicina ha experimentado un crecimiento masivo debido a la emergencia sanitaria.
Está claro que la crisis sanitaria ha impulsado este modelo de teleasistencia y, una vez probado, parece que los consumidores quieren proveedores médicos que ofrezcan cada vez más capacidades digitales. En España, más del 75% de los ciudadanos quieren que sus centros médicos les ofrezcan más capacidades digitales, según un informe de la Fundación IDIS. La tendencia es más destacable entre los pacientes más jóvenes y aquellos con necesidades más complejas.
No obstante, aunque los consumidores y pacientes demanden con mayor insistencia la digitalización de la sanidad y los servicios de salud, la figura del especialista y el trato personal siguen siendo cuestiones irrenunciables. Un estudio realizado por Hotwire apunta a que la mayoría de los consumidores preferiría tratar con una persona real para comentar su información de carácter médico. Este es el caso concreto de la generación de edad avanzada, para la que el trato cara a cara es especialmente importante.
Big Data
Desde el Big data se está abriendo una nueva era para mejorar la prestación de servicios de salud: nuevas oportunidades, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de multitud de problemas de salud, mayor capacidad de proporcionar nuevos servicios personalizados mediante la detección de patologías en tiempo real, o la adecuación de los tratamientos desde una perspectiva hipersegmentada.
Los consumidores aún no están totalmente preparados para la personalización de productos y servicios relacionados con su salud a través del Big Data.
Como es de esperar, y al igual que ocurría con el caso de las apps de salud, el Big Data también despierta recelos e inseguridades en los pacientes. A muchos les preocupa que se desvelen cuestiones sobre su estado de salud, más aún en relación con el tratamiento de patologías o enfermedades. Claramente, la confidencialidad con respecto a las patologías médicas y la seguridad de los datos personales representa una gran preocupación y un reto para el sector.
En resumen, parece que los consumidores aún no están totalmente preparados para la personalización de productos y servicios relacionados con su salud a través del Big Data. A la mayoría de los consumidores les incomoda que sus datos personales se utilicen para promocionarles productos y servicios, o que se utilicen en evaluaciones de riesgos para calcular primas de seguros médicos.
Fitness-tech
La tecnología ha sido la gran aliada para muchos deportistas, y no tan deportistas, durante el confinamiento. Algunos se atrevieron a dar su primer entrenamiento personalizado o su primera clase colectiva online en la cuarentena. También recurrieron a sus bicicletas, cintas de correr y aplicaciones para seguir haciendo ejercicio.
El sector de esta industria consiguió inversiones por valor de más diez mil millones de dólares durante 2020. El deporte digital no es un hito aislado en la vida del hogar, esta tendencia continuará en 2021 y más allá, no solo debido a las restricciones de movilidad, también porque se ha convertido en parte de nuestras rutinas diarias y gustos personales. El fitness digital se ha integrado perfectamente en nuestras vidas y muchos han invertido en la compra de productos tecnológicos, cintas de correr o suscripciones online a servicios de asesoramiento deportivo.