En este caso, la Comisión concluyó que Apple había restringido la capacidad de los desarrolladores para redirigir a los consumidores a servicios de pago externos a la App Store. Es decir, los creadores de apps no podían comunicar directamente a los usuarios que existían opciones más económicas o diferentes fuera del entorno de Apple, lo que se traduce, según el regulador europeo, en un perjuicio tanto para los desarrolladores como para los propios consumidores.
Por este motivo, Bruselas impuso una multa de medio millón de euros y solicitó cambios concretos en las políticas de la App Store, en particular en lo relacionado con las llamadas normas anti-redirección. En respuesta, Apple modificó parte de sus condiciones comerciales, permitiendo por ejemplo que los desarrolladores incluyeran un enlace externo en sus páginas de la App Store para dirigir a los usuarios a métodos de pago alternativos. Además, introdujo un nuevo marco de términos de negocio que regula este tipo de operaciones.
Sin embargo, para la Comisión, estas modificaciones no resultaban suficientes. Las autoridades europeas exigieron a la empresa que ampliara las opciones, incluyendo la posibilidad de añadir promociones dentro de las apps y otros métodos alternativos de pago. La intención, según explicaron, es garantizar que tanto usuarios como desarrolladores puedan beneficiarse plenamente de un ecosistema digital más abierto y competitivo.
"Creemos que la decisión de la Comisión Europea, y su multa sin precedentes, van mucho más allá de lo que exige la ley"
Respecto a la posición de Apple, considera que la Comisión está excediendo sus competencias al imponer cómo debe gestionarse la App Store. Según la compañía, esto genera confusión entre los desarrolladores y deteriora la experiencia de los usuarios. Por este motivo, presentó oficialmente un recurso ante los tribunales. “Hoy hemos presentado nuestro recurso porque creemos que la decisión de la Comisión Europea, y su multa sin precedentes, van mucho más allá de lo que exige la ley. Como mostraremos en nuestra apelación, el organismo regulador pretende dictar cómo debemos gestionar nuestra tienda e imponer condiciones comerciales que resultan perjudiciales tanto para los desarrolladores como para los usuarios. Implementamos estos cambios para evitar multas diarias, y ahora presentaremos los hechos ante el Tribunal”, señaló Apple en un comunicado emitido este lunes.
La batalla legal está servida, y promete sentar un precedente clave sobre cómo deben interpretarse los límites entre la regulación europea y las decisiones estratégicas de las grandes tecnológicas.