La visita de la líder de los swifties (como se denomina a los aficionados de esta artista) tendrá un impacto en la ciudad española de más de 25 millones de euros en hoteles, restaurantes, desplazamientos y otros gastos de consumo de los asistentes, como los materiales para la fabricación de las denominadas friendship bracelets (pulseras de la amistad) que los swifties se intercambian en las colas y en el propio recinto. A ello hay que sumar otros 20 millones de euros por la venta de entradas. “Para Madrid es muy importante en términos económicos porque va a suponer una inyección adicional a estos meses de verano”, valoraba hace unos días el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
Pero más allá de su impacto económico, el Eras Tour es un gran espacio de innovación que fusiona la tecnología con la música. Para entender su alcance, es importante comprender el concepto detrás del show que divide la discografía completa de la arista en lo que han denominado como ‘Era’ o época, y cada una de ellas hace referencia a un álbum concreto que a su vez lleva aparejado una estética y unos colores propios: desde los morados de ‘Encharted’, hasta los rojos de ‘Red’, pasando por los tonos rosas de ‘Lover’, los azul celeste de ‘1989’ y los grisáceos de ‘Folklore’, entre otros.
Brazaletes LED con infrarrojos
No son exclusivos de la artista estadounidense, pero los asistentes al Eras Tour en Madrid recibirán una pulsera fabricada con plástico que incorporan luces LED y una pila de botón para su funcionamiento.
Estas pulseras, denominadas Xylobands, van más allá e involucra un complejo proceso que permite sincronizarse con la música y crear figuras como corazones o una serpiente gigante moviéndose por las gradas (en la canción ‘Look What You Made Me Do’). Para ello, “se incorporan tecnologías de radiofrecuencia o infrarrojos que permiten una coordinación precisa de luces entre todas las pulseras del público para crear un efecto envolvente”, explican desde la consultora Entelgy.
Generalmente, estas pulseras se programan de manera individual y se asignan a un espacio en el que se espera que esté el usuario, pero como el concierto de Taylor Swift incluye pista y grada, los equipos técnicos de la artista incorporan sensores distribuidos por el estadio, similares a las cámaras, que observan la escena para localizar cada una de las pulseras enviándoles órdenes mediante láseres de red infrarroja invisible con la forma que deben recrear, de manera que aunque el asistente se desplace, el diseño preparado por el equipo de Swift sigue mostrándose.
El sistema, diseñado por la compañía PixMob, utiliza sus proyectos Moving Head para mandar las órdenes y recrear los juegos de luz deseados. "Los haces de luz infrarroja son pinceles digitales. A medida que se desplazan por el público, las pulseras de los aficionados se iluminan", explica Vincent Leclerc, director de Tecnología de PixMob.
Sonido inalámbrico con certificación militar
Más allá de los brazaletes, el propio escenario de Taylor Swift es una ingeniería de primer nivel en materia tecnológica. Empezando por el sonido, la artista emplea un sistema de sonido sin cableado que le permite actuar incluso en condiciones meteorológicas adversas que puedan afectar al sonido, como la lluvia, aunque el Santiago Bernabéu cuenta con un techo retráctil que evitaría cualquier inconveniente meteorológico (que de igual manera no se espera para estos días en Madrid).
Estos equipos cuentan con certificaciones militares frente a caídas, calor y frío extremo, sudor humano, humedad y sal, entre otras condiciones. Ejemplo de su resistencia fue el concierto que ofreció en Boston (Estados Unidos) a mediados del pasado año en la que cayó un gran aguacero durante su actuación.
Detrás de todo ello se encuentra la compañía Shure Systems, que gestiona el microfonado que utiliza la autora de temas como ‘Cruel Summer’ o ‘Shake It Off’, entre otros. Concretamente, se trata del Axient Digital Wireless System de Shure, un sistema de sonido sin cableado que es capaz de gestionar hasta 63 canales en la banda de 8 MHz con un software que ofrece análisis en tiempo real de la relación señal/ruido de radiofrecuencia que permite “evaluar el rango operativo y prever potenciales interferencias”, según explica Shure en su página web, con una latencia ultrabaja de 2 milisegundos desde el transductor del micrófono hasta la salida analógica con un sistema de encriptación de 256 bits.
Más allá de la microfonía, el escenario incluye un gran despliegue de altavoces line array para lograr una cobertura de sonido de 360 grados, incluidas las zonas al final del campo e incluso detrás del escenario, donde también se han vendido entradas (de baja visibilidad y menor coste), y se completa con un arsenal de subwoofers y matrices de altavoces distribuidos estratégicamente por el recinto con un sistema de procesamiento digital de señales (DSP) que permite controlar y ajustar los sistemas de altavoces, permitiendo a los ingenieros de sonido optimizar el equilibrio del sonido, ajustar la acústica del recinto y crear una experiencia de audio envolvente.
Un show visual único
Sonido aparte, los visuales del Eras Tour son de los más llamativos. Cualquier persona que haya pasado un rato en internet habrá visto un vídeo o imagen del concierto que despliega un montaje de unos 100 metros en el que cada área tiene una utilidad concreta para ayudar a Taylor Swift a representar una era de su carrera musical.
El escenario cuenta con varias plataformas en diferentes alturas, algunas de las cuales superan los 10 metros de altura, y se divide en tres escenarios principales autónomos unidos por una larga pasarela que busca acercar los fans a la artista, diseñado por el productor canadiense Ethan Tobman que actúa como director creativo de la gira que cuenta con unos 90 camiones para transportar todo el decorado, vestuario y otros equipos.
En el escenario principal nos encontramos una gran pantalla panorámica curva de alta definición, seguido de un escenario con forma de rombo (o diamante) y un escenario rectangular que, junto con la pasarela conforman un escenario con forma de T en el centro de la pista, todo ello acompañado de pantallas LED en el suelo para incorpora diversos efectos visuales a lo largo del espectáculo.
A lo largo del show, la experiencia en varias dimensiones incluye pirotecnia, láser LED, máquinas de humo, cañones de fuego, fuegos artificiales de interior y tecnología de proyección de imágenes como el mapping de proyección para que no haya espacios dejados al libre albedrío.
Curiosidades
Como parte del espectáculo, Taylor Swift simula sumergirse en el agua de las pantallas LED a través de un salto al vacío. En el set acústico, entre las canciones sorpresa de cada show y ‘Lavender Haze’ de Midnights, su décimo disco, la artista termina la canción y aparenta saltar al vacío en una trampilla que se abre en el suelo del escenario.
Debajo le espera un cojín hinchable (la artista debe esperar a que se ponga en verde una luz LED que le avisa que el cojín se ha hincado por completo y es seguro saltar) que atrapa a la cantante que se cambia de ropa y se sube en un pequeño trineo motorizado que la desplaza de un lado al otro del escenario, tal y como explió en stories de Instagram la artista estadounidense durante el Reputation Tour, mismo sistema que utiliza en el Eras Tour, mientras tanto los LED del suelo de la pasarela reproducen una serie de gráficos que simulan a Taylor Swift nadando de un lado a otro.
En cualquier caso, todo este Eras Tour no sería posible sin un ejército de expertos técnicos detrás del escenario, especializados en ingeniería de audio, iluminación y vídeo, expertos en efectos especiales, ingenieros de ingenieros de rigging, ingenieros de projection mapping, responsables de las complejas pantallas de vídeo, diseñadores de decorados y escenarios e ingenieros medioambientales y de seguridad. Y sí, tampoco podría ser posible sin la propia Taylor Swift y su equipo de músicos, bailarines y coreógrafos.