El Papa León XIV ha hecho un llamamiento directo a los líderes mundiales reunidos en la AI for Good Summit 2025, instándolos a establecer una gobernanza ética de la inteligencia artificial basada en la dignidad humana y los derechos fundamentales.
En un mensaje transmitido desde el Vaticano a los participantes de la cumbre organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el pontífice ha advetido que “la humanidad se encuentra en una encrucijada, frente al inmenso potencial generado por la revolución digital impulsada por la inteligencia artificial”.
El evento, celebrado en Ginebra y coorganizado por el Gobierno suizo junto a varias agencias de Naciones Unidas, coincidió con el 160º aniversario de la UIT. La organización, dedicada a promover la conectividad global desde la era del telégrafo hasta las telecomunicaciones digitales actuales, fue reconocida por el Papa por su labor constante para “fomentar la cooperación global a fin de llevar los beneficios de las tecnologías de la comunicación a las personas en todo el mundo”.
IA y responsabilidad ética
En un discurso de marcado tono humanista, el pontífice ha subrayado que el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial no puede reducirse a una cuestión de eficiencia técnica o lógica algorítmica. “Aunque la IA puede simular aspectos del razonamiento humano y realizar tareas específicas con increíble velocidad y eficacia, no puede replicar el discernimiento moral ni la capacidad de formar relaciones genuinas”, ha apuntado el Papa a través del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
El mensaje profundiza en la dimensión antropológica y ética de los avances tecnológicos, al afirmar que este proceso de innovación “requiere responsabilidad y discernimiento para garantizar que la IA se desarrolle y utilice para el bien común”. Asimismo, defiende que es necesario que los marcos regulatorios vayan más allá de los criterios de utilidad: “La IA requiere una gestión ética adecuada y marcos regulatorios centrados en la persona humana”.
Un modelo de desarrollo centrado en el ser humano
El Papa León XIV advierte también sobre los riesgos de desconexión entre el progreso tecnológico y la justicia social. Según sus palabras, “el desarrollo de estos avances tecnológicos debe ir acompañado del respeto por los valores humanos y sociales, de la capacidad de juzgar con conciencia clara y del crecimiento de la responsabilidad humana”. Frente a los desafíos actuales, subraya la necesidad de construir “puentes de diálogo” y “una fraternidad que asegure que la IA sirva a los intereses de toda la humanidad”.
La intervención se enmarca en un contexto de profunda transformación digital en el que las herramientas de IA están siendo adoptadas en sectores tan sensibles como la sanidad, la educación o la gobernanza pública. La advertencia del pontífice pretende situar en el centro del debate el alcance de estas tecnologías y su impacto en la concepción de lo humano. “Esta era de innovación ha llevado a muchos a reflexionar sobre lo que significa ser humano y sobre el papel de la humanidad en el mundo”, añade León XIV.
El mensaje del Sumo Pontífice ha concluido con una exhortación a la comunidad internacional a buscar “claridad ética” y trabajar hacia una regulación coordinada, tanto a nivel local como global. En palabras de la Cabeza de la Iglesia Católica, el objetivo último debe ser “fomentar un orden social más humano, y sociedades pacíficas y justas al servicio del desarrollo humano integral y del bien de la familia humana”.
La UIT respalda el llamamiento ético
Por su parte, la secretaria general de la UIT, Doreen Bogdan-Martin, ha recogido el mensaje del Papa con una respuesta alineada con los principios expuestos señalando que “comparto la creencia de que la humanidad está en una encrucijada, y que el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial debe ir de la mano con el respeto a los valores humanos y sociales”. Además, ha añadido que la UIT mantiene su compromiso de “asegurar que la tecnología llegue a todos para que pueda ser utilizada en beneficio de la humanidad”.
Bogdan-Martin ha recordado que todavía existen 2.600 millones de personas sin acceso a tecnologías de comunicación, especialmente en regiones rurales o de bajos ingresos. En este sentido, ha apuntado que el desarrollo ético de la IA también implica un compromiso con la inclusión digital.