“El sector financiero se enfrenta a enormes desafíos derivados de la revolución digital, un sector en el que han aparecido nuevos actores, perfectamente identificados, entre ellos, los clientes a los que no podemos categorizar de forma genérica como ‘digitales’, ya que muchos de ellos permanecen en el modo tradicional. No obstante, existen los que se mueven en el mundo digital y esos, son muy activos y tienen la capacidad de asumir rápidamente las nuevas tecnologías disruptivas que están apareciendo. De hecho, este tipo de clientes está provocando un cambio en la forma de relación entre cliente y proveedor–indica Javier Rey, director general corporativo Banca y Seguros de la consultora Tecnocom-“.
En paralelo, las Entidades Financieras y los Bancos se han estado moviendo en un entorno de crisis, caracterizado por bajos tipos de interés, el resurgimiento de las comisiones como una forma de recuperación del beneficio, una distribución de los activos y pasivos y un entorno regulador muy costoso y exigente.
Por otra parte, han surgido nuevos actores, las FinTech, muy cercanas a las tecnologías, que están captando con éxito a los consumidores con mayor presencia digital, en negocios como pueden ser los medios de pago, la financiación, los microcréditos, etc.
Cambiar la tecnología implica cambiar los procesos, la tecnología es necesaria, pero hay que cambiar la organización
Los nuevos actores han captado perfectamente la exigencia de la nueva cadena de valor, sin menoscabar el valor intrínseco que tiene la Banca en el sector financiero. Sin embargo, si la Banca no reacciona podría quedarse como una comodity o como un punto final de la cadena de suministro, es decir, como un soporte financiero. El nuevo contexto va a suponer un cambio irreversible de los servicios financieros.
Sin embargo, cambiar la tecnología implica cambiar los procesos, la tecnología es necesaria, pero hay que cambiar la organización. No se trata de imitar a las FinTech, porque las Entidades Financieras no tienen la flexibilidad, ni la cintura, ni la rapidez de cambio estos nuevos actores. “Tendrán que adaptarse a un entorno colaborativo, donde probablemente haya muchas alianzas. Las Entidades Financieras van a vivir una etapa de ‘coopetición’, es decir que aЬne la competición y la colaboración, como base para la transformación y continuidad del negocio financiero”.
En este horizonte, la Banca tiene que saber convivir con esta fase de transformación, pero manteniendo su negocio tradicional que, al fin y al cabo, garantiza su porcentaje de negocio. Debe saber transformarse en este mundo digital para al final converger en lo que van a ser el marco de servicios financieros que llegará en poco tiempo.
Conviene recordar que se trata de una competencia desigual, ya que los actores que irrumpen en el mercado no están regulados, están más bien en el borde, mientras que los grandes operadores tienen una regulación muy estricta. Una cuestión que hay que resolver, abogando para que los nuevos actores estén regulados. En todo caso, la Banca tiene que competir con sus ideas, con su forma de hacer negocio, con la confianza que ofrece. Hay cabida para todos en el mercado.