Después de varios años de idas y venidas entre Deutsche Telekom, la compañía alemana que controla T-Mobile y SoftBank Group, el propietario japonés de Sprint; y apenas cinco meses desde su anterior intento, los operadores han conseguido llegar a un acuerdo.
La fusión entre el No. 3 y No. 4 supondría la consolidación de una mayor compañía con la que reforzar la competencia contra Verizon y AT&T.
Pese a estar sujeto a aprobación de los organismos reguladores de competencia de los Estados Unidos (lo cual dados los antecedentes como en el caso de la OPA Broadcom-Qualcomm, no será sencillo), la fusión entre el No. 3 y No. 4 supondría la consolidación de una mayor compañía con la que reforzar la competencia contra los líderes del mercado, Verizon y AT&T, sobre todo en el despliegue de la nueva generación de redes 5G.
Asimismo, la industria de la telefonía se concentraría en tres competidores principales, lo que implica que estén bajo el escrutinio de los reguladores. Por ello, para que el acuerdo salga a flote, T-Mobile y Sprint deberán convencerlos de que esta combinación llevará realmente a una mayor inversión y expansión de las redes 5G y que ejercerá presión sobre los competidores en beneficio de los consumidores.
En este sentido, los operadores han expresado en su comunicado que "la nueva compañía podrá ofrecer una red 5G amplia y profunda más rápido de lo que cualquiera de las empresas podría hacerlo por separado". Además, afirman querer "proporcionar a los consumidores y empresas de los EE.UU precios más bajos, mejor calidad, valor sin igual y una mayor competencia".
El acuerdo ha otorgado a Sprint un valor empresarial de 59.000 millones de dólares, mientras que la compañía combinada se sitúa en un valor de 146.000 millones de dólares. Bajo los términos del acuerdo, Deutsche Telekom se quedará con un 42% de participación, mientras que SoftBank tendrá un 27%.