Este avance, sin embargo, no está exento de obstáculos. El coste elevado, la falta de comprensión y la incertidumbre sobre sus aplicaciones prácticas son las principales barreras señaladas por los líderes empresariales. A ello se suma la escasez de personal capacitado y la ausencia de normativas claras, lo que dificulta una adopción más amplia y estructurada.
En paralelo, el compromiso institucional también se hace notar. En abril, el Gobierno de España anunció una inversión de 800 millones de euros destinada a fortalecer el ecosistema cuántico nacional. Esta primera estrategia estatal de tecnologías cuánticas busca preparar a la sociedad y al tejido empresarial para el impacto de estas soluciones. Actualmente, España ya cuenta con más de 30 grupos de investigación en activo y una decena de startups especializadas que actúan como puente entre la ciencia y el mercado.
De acuerdo con Marcos Carrascosa, Pre-Sales Director de SAS para España y Portugal, el reto no está solo en la tecnología en sí, sino en simplificar su acceso. "Nuestro objetivo es ayudar a las empresas a aplicar la IA cuántica a sus negocios. Podemos analizar más datos que nunca y obtener respuestas sorprendentemente rápidas a problemas muy complejos. La clave está en convertir todo ese potencial en decisiones más inteligentes", explicó.
A nivel europeo, el panorama es igualmente prometedor. La Comisión Europea estima que una de cada cuatro pymes cuánticas del mundo está en Europa, en cifras similares a Estados Unidos. En este contexto, España se posiciona como uno de los países más relevantes, gracias a la calidad de su talento técnico y científico. Aun así, la formación sigue siendo un reto: se necesitan más profesionales especializados en ingeniería cuántica y desarrollo de software, lo que ha llevado al Gobierno a incorporar programas formativos dentro de su estrategia nacional.
El estudio de SAS también señala otras áreas donde la IA cuántica podría tener un impacto significativo: investigación y desarrollo, ciberseguridad, cadena de suministro y logística, finanzas y gestión de riesgos y marketing. Estas cifras reflejan una tendencia clara: las empresas no solo están interesadas en la IA cuántica, sino que ya comienzan a visualizar su utilidad en diferentes ámbitos.
Por su parte, SAS sigue reforzando su apuesta por esta tecnología. La compañía ha empezado a experimentar con componentes de IA cuántica dentro de SAS Viya Workbench, una plataforma bajo demanda para análisis y desarrollo de modelos. Además, colabora con líderes del sector como D-Wave, IBM y QuEra para impulsar soluciones híbridas que combinen capacidades cuánticas y tradicionales.
Finalmente, Jay Upchurch, vicepresidente ejecutivo y CIO de SAS, ha concluido que quieren que "la computación cuántica deje de ser algo abstracto y se integre de forma intuitiva en los flujos empresariales. Solo así será realmente transformadora". Por tanto, aunque el camino aún presenta desafíos, todo apunta a que la IA cuántica será un elemento clave en la próxima gran evolución digital.